Los Guamares: valientes, belicosos, destructivos y astutos
Por Eugenio Amézquita Velasco
Patrocinado por Posada Chamacuero
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Los Guamares, en el siglo XVII Gonzalo de las Casas dejó escrito sobre el indio guamare: "El más valiente, más belicosos... y destructivo de todos los chichimecas, y el más astuto".
Una de las danzas más numerosas en Los Remedios, es precisamente la conocida como Los Guamares, que se convierten en todo un espectáculo cuando se presentan con sus vestimentas y maquillajes de guerra.
Los Guamares
La confederación guamare llamada Pechichitane Altepetlatskostli por los pueblos nahuas, fue una liga o alianza tribal que apareció en lo que ahora es el estado de Guanajuato en México a finales del período postclásico mesoamericano.
Su forma de gobierno era una especie de democracia representativa en la que los jefes de las tribus elegían por medio de un parlamento las acciones de sus respectivos gobiernos. Surgió como respuesta a la amenaza del Imperio azteca al este y el purépecha al sur hacia el año 1400 aproximadamente.
Sucumbió ante los españoles cuando estos fundaban los distintos pueblos de indios y ciudades mineras de la región. No todos los miembros de la confederación eran de la misma filiación étnica, los Guaxabanes eran guachichiles, los Xiconaques eran zacatecos; solo algunos como los copuces, eran Guamares puros.
Los españoles, al llegar a la región, no hicieron distinción entre las etnias, nombrándolos Ixtlachichimecas o guamares a todos estos, a pesar de que solo tres de las tribus integrantes eran guamares verdaderos, lo que hizo que sus culturas se entremezclaran y homogeneizaran.
Hacia 1563 apareció una movimiento bélico indígena denominado rebelión guamare, siendo su auge en 1563; año en el que destruyen Pénjamo y atacan la Comanja de Jaso, quedando solo dos supervivientes españoles. En 1569 atacan el Robledal cerca de Guanajuato y llegan a Jilotepec donde fueron vencidos por Pedro de Ahumada Sámano.
Organización
Los pueblos guamares tenían una confederación compleja y diferente a la de todos los pueblos de su alrededor establecida en una especie de aldeas-estado cooperativas entre sí, las actividades bélicas eran planeadas a través de un parlamento o Coatlakán Yaoyotl, donde los respectivos líderes se reunían a elegir de una forma diplomática sus tácticas, este parlamento podía ser en el cuartel general dentro de la aldea principal o bien, si había una invasión, en un lugar predefinido por los nobles.
Al igual que la mayor parte de los chichimecas, los integrantes de pechichitane se comunicaban a distancia a través de su sistema de hogueras, avisándose si había peligro o no.
Había cuatro grupos principales: Los guaxabanes, los sauzas, los guamares puros, (los cuales se subdividían en tres: los de alrededor de Pénjamo, los de la Comanja de Jaso y los de San Miguel) y los chichimecas blancos que merodeaban entre Jalostotitlán y Aguascalientes.
Geografía
Los Guamares estaban centrados en las sierras de Guanajuato, se extendían hacia el norte hasta San Felipe y Portezuelo, hacia el este colindaban con el Reino de Jilotepec en el actual estado de Querétaro, hacia el oeste hasta Ayo y Lagos y hacia el noroeste hasta el actual estado de Aguascalientes.
Los indígenas que azolaron a la Nueva España
-El epíteto genérico chichimeca, impuesto en ignominia por los mexicanos a todos los indios vagos sin sementera, significa "perro que trae la soga arrastrando" o "perro de traílla".
-Los guachichiles ocupaban el territorio más extenso, desde el río Balsas hasta Saltillo, y se distinguían por sus tocados de plumas rojas o porque se pintaban la cabeza y el cabello de rojo.
-Los guamares eran la nación más valiente y peligrosa de los chichimecas, con cuatro o cinco parcialidades, concentrados en las sierras de Guanajuato y confederados con copuces, guajabanes y sanzas.
-Los pames, los más cercanos a la Ciudad de México (a 20 grados de latitud), eran culturalmente superiores a guamares y guachichiles por su contacto con otomíes y tarascos.
-Su subsistencia dependía de la caza (venados, culebras, ratones) y la recolección de tunas y mezquite (usado para hacer pan), sin practicar la agricultura ni tener domicilio fijo o vasijas de barro.
La frontera bárbara y el significado del nombre
El término chichimeca fue un vocablo común entre españoles e indios cristianos para designar a un conjunto de indios infieles y bárbaros. No comprendía a una raza o lengua específica, sino a un conjunto de pobladores del desierto y la zona árida que, sin distinción de raza o lengua, poseían una unidad homogénea en modo de vida y caracteres antropológicos.
Este nombre genérico fue aplicado en oprobio por los mexicanos a todos los indígenas que andaban vagos, sin sementera y que discurrían de una parte a otra, sin conocer "riquezas, ni deleites, ni contrato de policía humana". El vocablo proviene de las voces nahuas chichi (perro) y mecatl (cuerda o soga), dando lugar a la expresión "perro que trae la soga arrastrando" o "perro de traílla".
Los cronistas e historiadores antiguos aplicaban este nombre a cualquier grupo indígena belicoso o salvaje. El pueblo chichimeca se dividía en dos grandes grupos: los habitantes de la mesa del Norte y los de la mesa Central, cuyas diferencias culturales se atribuían a la influencia de los grupos mesoamericanos del sur (tarascos, nahoas y otomíes). La tendencia actual restringe el uso del nombre a los habitantes de la zona árida del norte con caracteres antropológicos semejantes.
El vasto territorio que ocupaban, llamado "La Gran Chichimeca", se extendía desde el río Lerma hasta Texas. Hacia el norte de la Ciudad de México, y a gran distancia, se ubicaban estas provincias. La línea que separaba a los cazadores-recolectores chichimecas de los pueblos sedentarios del centro y sur de México era el cauce de los ríos Lerma y Pánuco.
La cordillera de los indios de paz con los de guerra tomaba más de 200 leguas. Se movían en el centro de México dentro de una circunferencia con un radio de unos 170 kilómetros, con centro en el norte de Guanajuato.
Las naciones Chichimecas: Pames, Guamares y Guachichiles
Los Pames eran la nación chichimeca más cercana a la Ciudad de México, hallándose mezclados entre otomíes y tarascos. Los españoles les asignaron este nombre debido a que su negativa, o la palabra "no", era muy utilizada en su lengua.
Su hábitat comenzaba aproximadamente en los 20 grados de latitud, abarcando la parte del río de San Juan abajo. Sus límites iniciaban en Michoacán, en pueblos sujetos a Acámbaro (como San Martín y Santa María) y Yuririapúndaro, e incluso llegaban hasta Ucareo, al otro lado del Río Grande. Desde allí, se extendían por la provincia septentrional de Jilotepec (al norte del río de San Juan), pasando por Querétaro, Tulimán, San Pedro, Parrón, Sinquía y Sichú al norte, hasta Izmiquilpan y Meztitlán, y en parte dentro de la Huasteca. Los Pames ocupaban Querétaro, el oriente de Guanajuato y San Luis Potosí. Su territorio colindaba con los otomíes de Jilotepec, los tarascos de Michoacán, los guachichiles y los guamares en el oeste.
A pesar de ser nómadas, se les consideraba más avanzados que los guamares, guachichiles y zacatecos, pues habían absorbido refinamientos culturales de los otomíes, particularmente en prácticas religiosas e ideas abstractas.
Los guamares: La nación más belicosa
Los Guamares eran considerados por Gonzalo de las Casas como "la nación más valiente y belicosa, traidora y dañosa de todos los chichimecas" y la más dispuesta, aunque compuesta por cuatro o cinco parcialidades de una misma lengua, con ligeras diferencias.
Su hábitat se situaba entre los 21 y 22 grados de latitud, con su principal habitación en la Villa de San Miguel. Su dominio alcanzaba San Felipe y las minas de Guanajuato, y se extendía hasta la provincia de Michoacán y el Río Grande.
Estaban poblados en Pénjamo y Cuerámaro, su primera población, y se movían por las sierras de Guanajuato y Comanja hasta los Órganos y Portezuelo. Su centro estaba en las sierras de Guanajuato, extendiéndose al norte hasta San Felipe y Portezuelo, casi hasta Querétaro al este, y al menos hasta Aguascalientes al oeste, a veces más allá del río Lerma al sur. Estaban confederados en amistad con los copuces, guajabanes y sanzas, los cuales se contaban por unos; San Luis de la Paz fue asiento de los guajabanes.
Los guachichiles: Las "cabezas pintadas de rojo"
Los guachichiles ocupaban el territorio más extenso de todos los chichimecas y se contaban como la mayor gente.
El nombre "guachichil" fue puesto por los mexicanos. Proviene del vocablo Quachichil, que significa gorrión (quaitli - cabeza, y chichiltia - cosa colorada o bermeja), debiendo el nombre a su cabeza colorada. Se lo pusieron porque se embijaban y teñían los cabellos con colorado comúnmente, o porque usaban bonetillos agudos de cuero colorado.
Su extenso territorio comenzaba en parte de Michoacán del Río Grande (Lerma), y se extendía por Ayo el Chico, Valle de Señora de los Arandas, sierras de Comanja y la villa de Lagos. Tomaban las sierras del Xale, Bemal y Tunal Grande, por el límite de los guamares. Continuaban hasta las Bocas de Maticoya, las Salinas, Peñol Blanco y Mazapil, y por las Macolias confinaban con la provincia de Pánuco. Ocupaban un extenso territorio desde el río Balsas hasta Saltillo, atravesando Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, parte de Zacatecas, Nuevo León y Coahuila. Merodeaban desde Saltillo hasta San Felipe en el sur, y desde la Sierra Madre Occidental hasta Zacatecas.
Eran considerados de los más brutales y vivían vagantes por los bosques y montes. No vivían juntos, ni tenían partes señaladas a donde vivir, ni tierra conocida, "andando por los campos" como gente sin conocimiento de la santa fe católica ni otra sujeción. Había muchas parcialidades entre los guachichiles.
Modo de Vida, Cultura y Habilidades Bélicas
La vida chichimeca se caracterizaba por su nomadismo extremo. No tenían habitación, asiento, casa, pueblo o sementera cierta. No les daba pena dejar su casa o sementera, pues no la tenían, viviendo "solos de por si, como animales o aves de rapiña". Andaban discurriendo de una parte a otra, haciendo noche donde les daba el sol, llevando a sus mujeres e hijos.
-Vivienda: Dormían en los montes, cuevas, entre las matas o abrigados a la par de algunos árboles. Sus rancherías y casillas de paja se situaban en lugares ásperos y fragosos, en sierras o junto a ellas, nunca en llanos, para estar más seguros.
-Alimentación: Su subsistencia se basaba en la caza y la recolección. No sembraban ni cultivaban la tierra, aunque la tenían muy fértil. Se mantenían de la caza de liebres (que enclavaban corriendo con sus arcos), venados, aves, comadrejas, topos, gatos monteses, pájaros, y aún inmundicias como culebras, víboras, lagartos, ratones, langostas y gusanos. Comían todo asado, nada cocido. La caza muerta era dejada en el lugar y las mujeres estaban obligadas a ir por ella por muy lejos que fuera, pues el hombre no debía cargarla a cuestas. Se penalizaba al cazador que dejaba escapar una pieza con una vestidura de mujer, para dar a entender que no era hombre sino mujer el que no era gran flechero y certero.
-Frutos y Raíces: Las frutas más usadas eran las tunas, de muchas maneras y colores (las blancas eran las mejores y las rojas, que teñían la orina, las menos apreciadas). También comían la fruta del mezquite (árbol silvestre con vainas como algarrobas), con la cual hacían unos panes muy grandes que comían entre año, descrito como "pan riquísimo y sin virtud ninguna, él es tal cual ellos son". El maguey les era de gran ayuda, comiendo las hojas y raíces cocidas en hornillo, que llamaban mixcalli. También comían yerbas y raíces que encontraban donde llegaban, como lechuguillas. Podían beber una bebida fermentada llamada colonche.
-Cultura Material y Corporal: Andaban desnudos (in puris naturalibus), aunque las mujeres llevaban fajados unos cueros de venado. No admitían ropa y, ante los españoles, buscaban cubrir sus vergüenzas con trapos o hierbas. No tenían vasijas de barro ni palo, solo unas que tejían tan apretadamente con hilo que bastaban para detener el agua.
-Adorno y Marcaje: Usaban mucho el envijarse o pintarse de colores con almagre colorado y otros minerales negros y amarillos. Se rayaban los rostros por galanura y contento. Se mencionan descripciones de guachichiles con rayas desde el pelo de la frente hasta la nariz, arpones en las sienes, lunares y orejas agujereadas.
-Organización Política y Religiosa: No tenían reyes, gobierno ni leyes, sino que elegían capitanes o caudillos (grandes salteadores) con quienes andaban en manadas. Algunos reconocían a uno por mayor, al cual obedecían como pater familias. No tenían ídolos, sacrificios de sangre, ritos ni religión alguna, aunque otros dicen que solo llamaban al Sol Dios y le ofrecían aves, culebras y mariposas.
-Guerra y Armas: Eran muy belicosos. Sus armas eran arcos y flechas. Eran tan diestros y certeros que antes de que llegara una flecha al lugar, salía otra del arco. Si apuntaban al ojo y daban en la ceja, lo tenían por mal tiro. Las flechas, con puntas de pedernales, eran frágiles de menospreciar, pero en sus manos no hallaban reparo. Se criaban y ensayaban en el tiro desde niños.
-Rituales: Cuando mataban a un cautivo, bailaban alrededor del fuego, encadenados por los brazos, con saltos y voces desordenadas. El cautivo era obligado a bailar y, a medida que los chichimecas entraban al baile, le daban una flecha, hasta que el que quería la tomaba y le tiraba con ella. Las mujeres hacían vino poniendo la fruta al fuego o al sol.
Chichimecas: físicos de acero, flechas mortales
Los chichimecas poseían una robustez corporal, agilidad, ligereza y fuerza notables, siendo descritos como nerviosos y fornidos, viviendo sanos, recios y valientes a pesar de las adversidades.
La estatura promedio de los varones se estimaba entre 1.60 y 1.68 metros, lo que influía en el diseño de sus arcos de guerra, los cuales eran medidos y ajustados precisamente a su estatura.
Sus armas eran el arco y la flecha, en cuyo uso eran sumamente diestros y certeros; sin embargo, no utilizaban ni usaban hierba ponzoñosa o veneno en las puntas de sus proyectiles.
Los varones eran descritos como muy dados al ocio, sin trabajar o sembrar, dejando la caza muerta en el lugar para que las mujeres fueran obligadas a cargarla por muy lejos que se hallara.
Eran tan resistentes que soportaban fríos, nieves, calores, hambre y sed durmiendo desnudos sobre la tierra, y podían recorrer de 50 a 100 leguas tan fácilmente como otros 10 o 20.
Las armas y la ausencia de veneno
Las armas primarias de los chichimecas eran las flechas y arcos, en cuyo manejo eran muy diestros. A pesar de su destreza en el combate, una característica notable es que no usaban ni usaban hierba ponzoñosa o veneno en sus proyectiles.
Los arcos eran medidos a la estatura de quien los portaba para pelear.
La contextura física de los chichimecas era objeto de admiración y temor entre los españoles. Eran una gente bien dispuesta, morena, robusta, ligera y apta para mucho trabajo. Se diferenciaban de los indios de paz y cristianos por su fuerza, ferocidad y disposición de cuerpo. Eran descritos como dispuestos, nerviosos, fornidos y desbarbados.
-Salud y aguante: Vivían sanos, recios y valientes. Las enfermedades crónicas eran extraordinarias entre ellos o de muy poca duración.
-Resistencia extrema: Mostraban una capacidad de resistencia que asombraba a los cronistas. Dormían sobre la tierra desnuda, aunque estuviera empantanada, sufriendo fríos mortales, nieves, calores, hambre y sed con perpetua soledad, sin que estas adversidades les causaran tristeza.
-Agilidad: Su robustez y agilidad les permitía recorrer 50 o 100 leguas con la misma facilidad que a otros les tomaba 10 o 20 leguas, sin encontrar mucha diferencia entre un piso llano y los desfiladeros más fragosos.
El rol de la mujer y el ocio del varón
En contraste con su vigor físico, los varones chichimecas eran notablemente dados al ocio. No tenían el hábito de cultivar la tierra y se les dificultaba realizar trabajos.
Las mujeres, por su parte, se ejercitaban asiduamente, ya fuera cultivando el campo o cargando las haces y montones de leña. La caza que el hombre mataba la dejaba en el lugar y obligaba a su mujer a ir por ella, por muy lejos que se encontrara.
Subsistencia sin logística de guerra
Su modo de vida nómada y su dependencia de la recolección les daban una ventaja estratégica en la guerra. Para pelear, no tenían necesidad de llevar vituallas ni aparatos de guerra. Solo requerían su arco y flechas, ya que dondequiera que llegaban hallaban qué comer.
Su sustento en el camino se componía de raíces, yerbas, tunas y lechuguillas (maguey silvestre), además del mezquite, cuya fruta utilizaban para hacer pan. Con esta dieta simple, se sustentaban y mantenían su salud y vigor.
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