Eugenio Amézquita Velasco

-San Felipe Benicio nació en Florencia en 1233 y murió en Todi en 1285; fue médico, sacerdote y líder espiritual de los Siervos de María.
-Ingresó a la Orden de los Servitas tras una experiencia mística; fue elegido prior general en 1267 y expandió la orden por Europa.
-En el Concilio de Lyon defendió la existencia de su orden; logró su aprobación y fundó la rama femenina con Santa Juliana Falconieri.
-Fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X; su fiesta se celebra el 22 de agosto, día de su fallecimiento, como símbolo de su entrega.
-Su iconografía lo muestra con hábito negro servita, lirio blanco y libro; fue pintado por artistas como Andrea del Sarto y Fra Bartolomeo.

San Felipe Benicio, también conocido como Felipe Benizi, nació el 15 de agosto de 1233 en Florencia, en el barrio de Oltrarno, en el seno de una familia noble. Sus padres fueron Giacomo Benizi y Albaverde Frescobaldi, quienes le brindaron una formación sólida en valores cristianos y en estudios humanistas. Desde joven mostró una inclinación profunda hacia la vida espiritual, aunque inicialmente se dedicó a la medicina.

A los 13 años fue enviado a París, donde estudió medicina y filosofía en la Universidad de la Sorbona. Posteriormente se trasladó a Padua, donde obtuvo el grado de doctor en medicina y filosofía a los 19 años. Regresó a Florencia y ejerció brevemente como médico, pero su corazón buscaba algo más profundo. En ese tiempo, comenzó a estudiar las Sagradas Escrituras y a frecuentar las iglesias, especialmente La Anunciata, administrada por la Orden de los Siervos de María, conocidos por su devoción a la Virgen.

El 16 de abril de 1254, durante la misa del jueves de Pascua en Fiésole, escuchó el pasaje de los Hechos de los Apóstoles: “Felipe, acércate y sube a este carro”. Interpretó estas palabras como un llamado divino. Esa misma noche, tuvo una visión en la que la Virgen María le mostró el hábito negro de los Servitas y le dijo: “Felipe, acércate y sube a este carro”. Convencido de su vocación, pidió ser admitido en el convento de Monte Senario, donde recibió el hábito de hermano lego de manos de San Bonfilio.

Durante sus primeros años en la orden, ocultó su condición de noble y su formación académica. Se dedicó a labores humildes como trabajar en el huerto, pedir limosna y realizar tareas duras. Su vida de oración y penitencia lo transformó en un referente espiritual. En 1258, fue enviado al convento de Siena, donde intervino en una discusión teológica con gran sabiduría. Esto llevó a que fuera ordenado sacerdote y nombrado maestro de novicios en 1262.

El 5 de junio de 1267, fue elegido prior general de la Orden de los Servitas por voto unánime. Reformó los estatutos y consolidó la orden como mendicante, en línea con las directrices de la Iglesia. Bajo su liderazgo, la orden se expandió por Italia, Francia y Alemania, y se fortaleció espiritualmente. Fundó junto a Santa Juliana Falconieri el Tercer Orden Femenino de los Siervos de María, conocido como las Mantellate, que dio origen a la rama femenina de la orden.

En 1269, durante el cónclave de Viterbo, su nombre fue considerado como posible sucesor de Clemente IV. Felipe, sintiéndose indigno, huyó y se refugió en una cueva en Bagni San Filippo, en el Monte Amiata. En 1274, participó en el Segundo Concilio de Lyon, donde defendió la existencia de su orden frente a las disposiciones que prohibían nuevas fundaciones religiosas. Aunque el Papa Inocencio V intentó suprimir la orden, Felipe logró que el Papa Juan XXI la restableciera.

Durante su vida, Felipe fue un hombre de reconciliación y paz, mediando en conflictos entre güelfos y gibelinos. En Forlì, convirtió al líder de una facción, Pellegrino Laziosi, quien se convirtió en fraile servita y fue posteriormente canonizado. Felipe también envió misioneros al Oriente, algunos de los cuales fueron mártires por su fe.

San Felipe Benicio falleció el 22 de agosto de 1285 en el convento servita de San Marco de Todi, durante el rezo del Ángelus vespertino. Sus restos fueron exhumados en 1317 y trasladados a la iglesia de Santa Maria delle Grazie en Todi, donde aún se veneran. Su culto fue aprobado como beato por León X en 1516, y fue canonizado el 12 de abril de 1671 por el Papa Clemente X, siendo el primer servita canonizado. Su fiesta litúrgica se celebra el 22 de agosto, coincidiendo con la solemnidad de Santa María Reina, con quien compartió una profunda devoción.

La Orden de los Siervos de María, fundada en el siglo XIII, se consolidó gracias a su liderazgo. Esta orden mendicante se dedica a la predicación, la vida comunitaria y la devoción mariana. Felipe es considerado el “otro padre de la orden”, por su papel en la transición entre el momento carismático de los fundadores y la institucionalización que permitió su permanencia.

Su iconografía lo representa con el hábito negro servita, un lirio blanco como símbolo de pureza, y un libro, que alude a su sabiduría y enseñanza. En algunas imágenes aparece con la Virgen María o en actitud de oración. Fue retratado por artistas como Andrea del Sarto, Fra Bartolomeo y en ciclos murales en iglesias servitas de Italia.

San Felipe Benicio es recordado como un modelo de humildad, caridad y fidelidad mariana. Su vida fue una luz encendida en la casa de la Virgen, como lo describe la Orden de los Servitas. Fue siervo de la vida, hombre de paz, defensor de su comunidad y testigo del Evangelio. Su legado sigue vivo en cada hermano y hermana que, siguiendo su ejemplo, sirve a María y a la Iglesia con amor y entrega. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido