La Divina Infantita: luz pura en la infancia de María
Eugenio Amézquita Velasco
-Su fiesta se celebra el 8 de septiembre, día de la Natividad de María, con procesiones, novenas y actos de veneración.
-La Divina Infantita representa a la Virgen María en su niñez, símbolo de pureza, ternura y consagración temprana a Dios.
-La devoción nació en 1840 tras una visión mística de Sor Magdalena en el convento de San José de Gracia, Ciudad de México.
-En la visión, María Niña prometió conceder gracias a quienes la honren en su infancia, una devoción olvidada por muchos.
-La primera imagen fue esculpida según la revelación, mostrando a María como niña radiante, vestida de luces y rodeada de ángeles.
-La devoción se fortaleció con la fundación de congregaciones como las Esclavas de la Niña María y los Misioneros de la Natividad.
-La Divina Infantita inspira ternura, humildad y confianza, y es modelo espiritual para niños, jóvenes y familias creyentes. La advocación cumple 185 años de existencia
-Su imagen recuerda que la santidad comienza en lo pequeño, y que María, incluso niña, es luz maternal para el mundo.
La Divina Infantita es una advocación católica que representa a la Virgen María en su infancia, evocando su pureza original, su consagración temprana a Dios y su papel como modelo de inocencia, ternura y santidad. Aunque la devoción a la Virgen María en su niñez tiene raíces antiguas en la tradición cristiana, la forma específica de la Divina Infantita surgió en México en el siglo XIX, a partir de una experiencia mística vivida por una religiosa concepcionista.
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Imagen original de la Divina Infantita |
Origen de la devoción: la visión de Sor Magdalena
El relato fundacional de esta devoción se remonta al 6 de enero de 1840, durante la solemnidad de la Epifanía del Señor. En el entonces Convento de San José de Gracia, ubicado en la calle Mesones del Centro Histórico de la Ciudad de México, la religiosa Sor Magdalena de San José meditaba frente al pesebre del Niño Jesús. En su oración, se preguntó por qué no se celebraba también el nacimiento de la Virgen María, siendo ella la Madre de Dios.
En ese momento, Sor Magdalena tuvo una visión sobrenatural: vio a la Virgen María recién nacida, envuelta en un vestido de luces, recostada sobre nubes y sostenida por ángeles. En la visión, escuchó una voz que decía: “Concederé todas las gracias que me pidan las personas que me honren en mi infancia, pues es una devoción muy olvidada.”
Conmovida por esta revelación, Sor Magdalena compartió su experiencia con la comunidad religiosa. Aunque inicialmente encontró resistencia por parte de la superiora, quien dudaba de la autenticidad de la visión, la insistencia de Sor Magdalena y una serie de signos providenciales —como el hallazgo de una cabecita de ángel desprendida del sagrario— llevaron a la autorización para crear una imagen que representara a la Virgen Niña tal como había sido vista.
La primera imagen y su impacto
La imagen fue esculpida por un artista que siguió las indicaciones precisas de Sor Magdalena. El resultado fue una figura radiante, de rostro sereno y vestido luminoso, que rápidamente comenzó a ser venerada por la comunidad. Se le atribuyeron numerosos milagros, entre ellos la conversión de un gran pecador y la curación de una niña ciega.
La devoción se propagó con rapidez, y hacia 1865, una joven llamada Rosario Arrevillaga, profundamente conmovida por esta advocación, fundó la Congregación de las Esclavas de la Niña María. Años más tarde, el sacerdote Federico Salvador y del Rosario Arrevillaga fundó la Congregación de los Esclavos de la Inmaculada Concepción de María Niña, y posteriormente surgieron los Misioneros de la Natividad de María, todos ellos dedicados a promover el culto a la Divina Infantita.
La devoción recibió aprobación eclesiástica, y se consolidó como una expresión legítima de la piedad mariana en México y otros países.
Iconografía y representación
La imagen de la Divina Infantita suele mostrar a la Virgen María como una niña de entre tres y cinco años, con rostro dulce, mirada serena y vestimenta rica en simbolismo. Los elementos más comunes incluyen:
- Vestido de gala en tonos blancos, rosados o dorados, que simbolizan la pureza y la realeza espiritual.
- Corona o diadema, como signo de su dignidad como Reina del Cielo.
- Manos juntas en oración, o extendidas en gesto de bendición.
- Pequeñas sandalias o pies descalzos, según la tradición local.
- A veces se le representa sobre nubes, acompañada de ángeles o rodeada de rayos de luz.
Estas representaciones buscan transmitir la gracia original de María, concebida sin pecado, y su entrega temprana a Dios, como lo relata la tradición en la Presentación de la Virgen en el Templo, celebrada el 21 de noviembre.
Fiesta litúrgica y expansión
La festividad principal de la Divina Infantita se celebra el 8 de septiembre, coincidiendo con la Natividad de la Virgen María, una solemnidad reconocida por la Iglesia universal. En esta fecha, las congregaciones marianas, parroquias y devotos organizan procesiones, misas solemnes, novenas y actos de veneración.
La devoción se ha extendido a diversas regiones de México, como Puebla, Guanajuato, Jalisco y Ciudad de México, y también ha llegado a comunidades en España, Argentina, Colombia y Estados Unidos, donde se venera en capillas, parroquias y hogares.
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Santa Ana enseñando a leer a la Santísima Virgen niña. Pintura de Bartolomé Murillo |
Significado espiritual y pastoral
La Divina Infantita representa una espiritualidad de ternura, confianza y esperanza. Su figura invita a los fieles a:
- Reconectar con la inocencia espiritual, entendida como apertura a la gracia.
- Cultivar la humildad y la sencillez, virtudes que María vivió desde su infancia.
- Confiar en la intercesión maternal de la Virgen, especialmente en momentos de dificultad.
- Educar en la fe a los niños, presentando a María como modelo cercano y accesible.
En el contexto pastoral, esta devoción ha sido utilizada para formar comunidades marianas, promover la catequesis infantil y fortalecer la identidad espiritual en zonas rurales y urbanas.
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El nacimiento de la Virgen María, por Goya |
Legado y actualidad
A más de 180 años de su origen, la Divina Infantita sigue siendo fuente de consuelo, inspiración y fe para miles de personas. Su imagen, pequeña pero poderosa, ha sido testigo de conversiones, sanaciones y renovaciones espirituales.
En tiempos de incertidumbre, su figura recuerda que la santidad comienza en lo pequeño, que la gracia actúa desde el nacimiento, y que la Virgen María, incluso en su infancia, es luz para el mundo. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido