Eugenio Amézquita Velasco
-La Secundaria Fuego Nuevo montó una sepultura superficial dedicada al emperador Cuauhtémoc, evocando el rito mexica.
-Los mexicas enterraban en patios, con ofrendas y objetos personales que guiaban el alma hacia el Mictlán.
-Guerreros y nobles eran incinerados; sus cenizas se guardaban en urnas con jade y símbolos divinos.
-El xoloitzcuintle era guía esencial del alma en el inframundo, presente en entierros reales y simbólicos.
-La bioarqueología confirma que los rituales funerarios mexicas variaban según edad, estatus y causa de muerte.
SAN MIGUEL DE ALLENDE.- La civilización mexica, conocida como azteca, desarrolló una de las cosmovisiones más sofisticadas de Mesoamérica en torno a la muerte. Para ellos, el fallecimiento no era un final, sino un tránsito hacia otros planos del universo. Esta concepción se reflejaba en sus rituales funerarios, que variaban según el tipo de muerte, el estatus social y el destino espiritual del difunto. La muerte era parte de un ciclo cósmico, y los vivos tenían la responsabilidad de acompañar al alma en su viaje mediante ceremonias precisas y cargadas de simbolismo. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/la-muerte-en-la-cosmovision-mexica )
La Escuela Secundaria General "Fuego Nuevo" de esta cabecera municipal, presentará una sepultura al estilo mexica, que para las clases populares, se realizaban de manera superficial, es decir, sobre la tierra.
El destino del alma dependía de cómo había muerto la persona. Quienes fallecían por causas naturales emprendían un viaje de cuatro años hacia el Mictlán, el reino de los muertos gobernado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl. Este recorrido atravesaba nueve niveles, cada uno con obstáculos que el alma debía superar. En cambio, los guerreros muertos en combate y las mujeres que morían en el parto eran considerados elegidos por los dioses: sus almas iban al Tonatiuhichan y al Cihuatlampa, respectivamente. Los ahogados y fulminados por rayos eran recibidos en el Tlalocan, el paraíso acuático de Tláloc. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/los-destinos-de-los-muertos-en-la-cosmovision-mexica )
Los entierros superficiales eran comunes entre las clases populares. Los cuerpos eran sepultados en patios domésticos, en tumbas poco profundas, acompañados por ofrendas que incluían alimentos, herramientas, objetos personales y figuras de papel amate. Esta práctica no implicaba precariedad, sino una profunda conexión espiritual entre el hogar y el difunto. El enterramiento en casa reforzaba la continuidad entre generaciones y la presencia de los ancestros en la vida cotidiana. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/entierros-domesticos-en-la-epoca-prehispanica )
Los nobles, sacerdotes y guerreros destacados eran incinerados. El fuego tenía un papel purificador, y las cenizas se depositaban en urnas decoradas con jade, turquesa y símbolos religiosos. Estas urnas eran enterradas en templos o espacios ceremoniales, reafirmando el vínculo entre el poder terrenal y el divino. En algunos casos, se incluían artefactos cremados junto con el cuerpo, como huesos de fauna, cuchillos de obsidiana y figuras de deidades.
El xoloitzcuintle, perro sin pelo originario de Mesoamérica, tenía un papel crucial en los rituales funerarios. Se creía que este animal acompañaba al alma en su tránsito por el inframundo, ayudándola a cruzar el río Apanohuacalhuia. Por ello, era común que se enterraran figuras de xoloitzcuintles o incluso ejemplares reales junto al difunto. Su presencia garantizaba que el alma no se perdiera en el camino. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/el-xoloitzcuintle-en-la-muerte-y-los-rituales-funerarios )
Las ofrendas eran esenciales en todos los niveles sociales. Incluían maíz, frijol, agua, mantas, herramientas, juguetes (en el caso de niños), y figuras de papel que representaban guías espirituales. Estas ofrendas no solo ayudaban al alma en su viaje, sino que reafirmaban la relación entre los vivos y los muertos. En algunos entierros, se colocaban máscaras-cráneo que representaban a Mictlantecuhtli, el dios del inframundo. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/ofrendas-funerarias-en-la-epoca-prehispanica )
Los sacerdotes dirigían las ceremonias funerarias con cantos, oraciones, copal, tambores y flores. El calendario Tonalpohualli determinaba los días propicios para cada tipo de ritual. Las ceremonias podían durar varios días y requerían la participación activa de la familia, que ayunaba, cantaba y realizaba peregrinaciones. El cuerpo era preparado con ungüentos, envuelto en mantas de algodón y acompañado por objetos rituales. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/rituales-funerarios-en-el-mexico-prehispanico )
La bioarqueología ha permitido confirmar estas prácticas mediante el análisis de restos óseos, urnas y ofrendas encontradas en sitios como el Templo Mayor. Los estudios revelan diferencias en el tratamiento funerario según edad, sexo y causa de muerte. Por ejemplo, los cráneos perforados del Huei Tzompantli pertenecían mayoritariamente a adultos jóvenes sacrificados en rituales religiosos. Estas estructuras no eran meros exhibidores, sino parte del orden cósmico que los mexicas buscaban mantener. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/bioarqueologia-de-los-rituales-funerarios-y-de-sacrificio )
La muerte infantil también tenía rituales específicos. Los niños eran considerados seres puros, y su muerte era vista como un retorno directo al Tlalocan. Sus cuerpos eran enterrados con juguetes, flores y agua, elementos que simbolizaban la inocencia y el renacimiento. Las madres realizaban cantos especiales, y se encendían velas durante varios días para guiar el alma del niño. Estos rituales reflejaban la ternura y el respeto con que los mexicas trataban la muerte desde la infancia. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/la-muerte-infantil-en-el-mexico-prehispanico )
En conclusión, los rituales funerarios mexicas eran una expresión profunda de su cosmovisión. Los entierros superficiales, lejos de ser rudimentarios, estaban cargados de simbolismo y espiritualidad. La muerte era entendida como parte de un ciclo eterno, donde cada fallecimiento reafirmaba el orden cósmico y la presencia de lo sagrado en lo cotidiano. Gracias a la arqueología y la antropología física, hoy podemos reconstruir con objetividad y detalle estas prácticas que revelan la riqueza espiritual de una de las culturas más complejas de Mesoamérica. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/la-muerte-en-la-cosmovision-mexica ) #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido











Publicar un comentario