Eugenio Amézquita Velasco

-Nació en Francia en 1873; desde niña mostró deseo de consagrarse a Dios y vivir una vida de entrega total.  
-A los 15 años pidió al Papa León XIII ingresar al Carmelo; fue admitida en Lisieux en 1888.  
-Vivió la “infancia espiritual”: amar a Dios en lo pequeño, con humildad, confianza y abandono.  
-Murió de tuberculosis en 1897 a los 24 años, dejando escritos que revelan una fe ardiente y profunda.  
-Fue beatificada en 1923 y canonizada en 1925 por Pío XI; proclamada Doctora de la Iglesia en 1997 por Juan Pablo II.  
-Su obra “Historia de un alma” es un clásico espiritual que ha transformado millones de vidas.  
-Fue declarada patrona universal de las misiones en 1927, por su oración constante por los misioneros.  
-Su espiritualidad del abandono enseña que la santidad está en confiar y amar en lo cotidiano.  
-Su intercesión ha sido fuente de milagros, curaciones y conversiones en todo el mundo.  
-Su legado sigue vigente: amar sin medida, confiar sin reservas y vivir cada día como ofrenda a Dios.

Santa Teresita del Niño Jesús, también conocida como Santa Teresa de Lisieux, nació el 2 de enero de 1873 en Alençon, Francia, como Marie-Françoise-Thérèse Martin. Fue la menor de nueve hijos de Louis Martin y Zélie Guérin, ambos canonizados en 2015. Desde pequeña mostró una sensibilidad espiritual extraordinaria, marcada por ternura familiar y una inclinación natural hacia la oración.

La muerte de su madre cuando tenía cuatro años dejó una profunda herida. Su familia se trasladó a Lisieux, donde fue educada por sus hermanas y por su padre, quien le transmitió una fe viva. A los nueve años, su hermana Paulina ingresó al Carmelo, lo que despertó en Teresita el deseo de seguir el mismo camino.

En 1886, vivió una experiencia que llamó su “conversión de Navidad”, donde sintió que Dios la fortalecía para superar su excesiva sensibilidad. A los quince años, convencida de su vocación, peregrinó a Roma y pidió personalmente al Papa León XIII permiso para ingresar al Carmelo. Fue admitida en el Carmelo de Lisieux el 9 de abril de 1888.

Allí tomó el nombre de Sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. Vivió una vida oculta, marcada por la oración, el sacrificio y una profunda caridad. Desarrolló una espiritualidad conocida como “el caminito” o “infancia espiritual”, que consiste en confiar plenamente en el amor de Dios, vivir con humildad y hacer con amor las cosas pequeñas.

En 1896, mostró los primeros síntomas de tuberculosis. Durante su enfermedad vivió una noche oscura de la fe, sin consuelo espiritual, pero sin perder la confianza en Dios. Murió el 30 de septiembre de 1897, a los 24 años, rodeada por sus hermanas del Carmelo.

Antes de morir, escribió sus memorias por obediencia a sus superioras. Estas fueron recopiladas en el libro “Historia de un alma”, publicado poco después de su muerte. El texto se convirtió en un clásico de la espiritualidad cristiana, traducido a decenas de idiomas.

Mantuvo correspondencia con dos misioneros: el padre Maurice Bellière, destinado a África, y el padre Adolphe Roulland, enviado a China. Les ofreció sus oraciones y sacrificios, convirtiéndose en misionera desde el claustro. Por esta razón, el Papa Pío XI la declaró patrona universal de las misiones en 1927.

Fue beatificada el 29 de abril de 1923 y canonizada el 17 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI. En 1997, el Papa San Juan Pablo II la proclamó Doctora de la Iglesia, reconociendo la profundidad teológica de su espiritualidad y su influencia universal.

Santa Teresita es también patrona secundaria de Francia, protectora de Rusia, de los enfermos (especialmente de tuberculosis y sida), de los aviadores y de los jardineros. Su imagen suele representarse como carmelita descalza, abrazando un crucifijo envuelto en rosas, símbolo de su promesa: “Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas”.

Entre los milagros atribuidos a su intercesión se cuentan curaciones inexplicables, conversiones repentinas y favores concedidos a quienes rezan con confianza. Su tumba en Lisieux es lugar de peregrinación constante.

Santa Teresita enseñó que la santidad no consiste en grandes obras, sino en amar mucho. Su vida fue una ofrenda de amor, vivida en lo cotidiano, con una fe ardiente y una confianza absoluta en la misericordia de Dios. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido