
Eugenio Amézquita Velasco
Antonio María Claret y Clará nació el 23 de diciembre de 1807 en Sallent de Llobregat, un pueblo textil cercano a Barcelona, España. Fue el quinto de once hijos en una familia profundamente cristiana. Desde temprana edad mostró una devoción especial a la Virgen María y una sensibilidad marcada hacia los más necesitados. Trabajó como tejedor junto a su padre, pero su vocación religiosa lo llevó a abandonar el oficio para ingresar al seminario de Vic en 1829.
Durante su formación en el seminario de Vic, Claret se destacó por su austeridad, inteligencia y fervor espiritual. Fue ordenado sacerdote el 13 de junio de 1835. Con el deseo de convertirse en misionero en tierras lejanas, viajó a Roma en 1839 para ofrecerse a la Congregación de Propaganda Fide. Sin embargo, una enfermedad lo obligó a regresar a España, donde inició una intensa labor misionera en Cataluña.
Por más de una década, Claret recorrió pueblos y ciudades catalanas predicando con pasión. Su estilo directo, vida austera y celo apostólico lo convirtieron en una figura muy querida. En 1848 fue enviado a las Islas Canarias, donde predicó durante 15 meses con gran éxito. A su regreso, fundó el 16 de julio de 1849 la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, conocidos hoy como los Claretianos.
El 6 de octubre de 1850 fue consagrado arzobispo de Santiago de Cuba, una diócesis marcada por la pobreza, la esclavitud y la corrupción. Allí desplegó una labor pastoral heroica:
- Fundó seminarios, escuelas, hospitales y cooperativas agrícolas.
- Combatió el concubinato, el racismo y el alcoholismo.
- Promovió la formación del clero y la educación de los pobres.
- Fundó la Congregación de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas junto a la madre Antonia París.
- Sobrevivió a 15 atentados, uno de los cuales le dejó una herida en la mejilla.
Su impacto fue tan profundo que incluso sus detractores reconocieron su obra. En 1857, la reina Isabel II lo llamó de regreso a España para ser su confesor.
Como confesor de la reina Isabel II, Claret no se limitó a la corte. Aprovechó su posición para impulsar reformas y proyectos:
- Fundó la Academia de San Miguel, dedicada a promover el arte y la literatura cristiana.
- Reformó el Monasterio de El Escorial, estableciendo allí un seminario y un colegio.
- Publicó más de 150 obras religiosas y pastorales, muchas de ellas de amplia difusión.
- Impulsó la prensa católica, fundando editoriales y distribuyendo miles de libros y folletos.
Su compromiso con la justicia social y la educación lo convirtió en una figura incómoda para ciertos sectores del poder. Tras la revolución que derrocó a Isabel II en 1868, Claret fue exiliado.
Durante su exilio, se refugió en Francia. En 1869 participó activamente en el Concilio Vaticano I, donde defendió con firmeza la doctrina de la infalibilidad pontificia. Su salud se deterioró rápidamente y se retiró a la abadía cisterciense de Fontfroide, cerca de Narbona, donde falleció el 24 de octubre de 1870, a los 62 años.
Tras su muerte, se documentaron numerosos milagros atribuidos a su intercesión, especialmente curaciones inexplicables. Fue beatificado el 25 de febrero de 1934 por el papa Pío XI y canonizado el 7 de mayo de 1950 por el papa Pío XII. Su festividad se celebra el 24 de octubre en el calendario litúrgico actual (Novus Ordo Missae), aunque en el calendario tradicional se conmemora el 23.
San Antonio María Claret ha sido representado por diversos artistas en pintura, escultura y vitrales. Algunas de las representaciones más destacadas incluyen:
- Fotografía de 1860 tomada por Bernardo Pujadas, una de las pocas imágenes reales del santo.
- Esculturas de imaginería religiosa en España, Cuba y América Latina, presentes en altares y procesiones.
- Pinturas devocionales en templos claretianos, donde se le representa con el corazón en llamas, símbolo de su amor por Cristo y María.
- Vitrales y murales en iglesias claretianas, como los del Templo Expiatorio de León, Guanajuato, y la Basílica del Corazón de María en Santiago de Chile.
- En México, su imagen ha sido difundida por artistas populares y talleres de arte sacro, especialmente en comunidades rurales donde se le venera con fervor.
San Antonio María Claret dejó un legado inmenso:
- Fundó dos congregaciones religiosas que hoy tienen presencia en más de 60 países.
- Es patrono de los impresores católicos y modelo de misioneros.
- Su pensamiento social y educativo sigue inspirando a comunidades, escuelas y movimientos pastorales.
- Su lema, “Caritas Christi urget nos” (“El amor de Cristo nos apremia”), resume su vida de entrega total. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido
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