Flanqueado por los cuerpos sin vida de los Hermanos Sierra, el Beato Fray Elías del Socorro Nieves, O.S.A.,
martirizado por odio a la fe en la época de la Persecución Cristera en México.

Eugenio Amézquita Velasco

En su obra, "Semblanza Biográfica del Siervo de Dios R.P. Fr. Elías del Socorro Nieves, O.S.A., Fray Nicolás P. Navarrete, O.S.A, narra de manera precisa el martirio del ahora Beato Padre Nieves, acaecido en las afueras de Cortazar, Gto., en el camino que conduce a la comunidad de Cañada de Caracheo.

"Eran las diez de la mañana del 10 de marzo de 1928, cuando empezó a moverse la tropa, llevando en medio al Padre Elías del Socorro Nieves OSA; montado en el caballo güero de los Sierra y a éstos, a pie. A las once, llegaron a la Hacienda de Las Fuentes y allí hicieron alto, entrando a la casa que hoy está en ruinas".

"Allí dejó a los reos, bajo la custodia de los soldados, y con su asistente se fue el Capitán Márquez a Cortazar en un automóvil. Allá localizó, en casa de Don José Aguilar, a Don Toribio Martínez, llevándolo consigo a Las Fuentes. El objeto era pedirle, delante del Padre, los dos mil pesos que había ofrecido por su rescate. Al entrar, el Padre le hizo a Toribio na seña de negación. Por eso, cuando el capitán le dijo:"

"-Amigo, usted me prometió dos mil pesos para libertar a su Cura..."

"Don Toribio le respondió:"

"-No los tengo. Si usted me hubiera tomado la palabra cuando se los ofrecí en La Cañada, los hubiese conseguido entre los parientes, pero ahora ya no es tiempo, porque todos se han separado de allí".

"-Pues ahora me los da, por voluntad o por la fuerza -rugió el capitán-."

"-No, hijo -terció el Padre que ya tuteaba a su próximo verdugo-, ya te he dicho que Toribio no está en posibilidad de dar ese dinero y yo no necesito ni quiero rescate".

"Tanto el Padre como Toribio habían comprendido que el capitán quería coger el dinero sin ninguna intención de dar la libertad que falsamente prometía."

Ante su negativa, el capitán mandó a su asistente que en el mismo coche regresara Toribio a Cortazar. cerca de la entrada de la ciudad, el asistente detuvo el coche y dijo a Toribio:"

"-Váyase ya de aquí y escápese antes de que otra cosa suceda."

Beato Fray Elías del Socorro Nieves, o.s.a.
"Como él rehusara bajarse, porque comprendió que trataban de aplicarle la ley fuga, el soldado quiso forzarlo y entonces Toribio lo cogió fuertemente del cuello, apretándole hasta hacerle gritar. Así fue como convino en llevarlo y dejarlo pacíficamente en su casa de Cortazar."

"Mientras tanto, en Las Fuentes, el capitán, furibundo, injuriaba al Padre y a los Sierra, ordenando al fin su fusilamiento. Antes de salir de la casa de la Hacienda, el Padre administró el sacramento de la Penitencia o confesión a sus fieles compañeros. Sacáronlos a los tres hacia el camino y antes de llegar al lugar de la ejecución, José Dolores empezó a temblar presa de gran pánico."

"Dos soldados lo cogieron del brazo llevándolo casi en peso. Ya colocados de espaldas al muro, cuando apenas se formaba el cuadro de ejecución, Dolores se desplomó, víctima seguramente de un ataque cardiaco. Jesús, en cambio, estaba sereno y firme, delante de sus verdugos; rehusó que lo vendasen y al decirle que se hincara, exclamó:"

"-Yo me arrodillo delante de Dios y de sus ministros, no ante uno... como ustedes."

"Entonces, un soldado le disparó al epigastro para doblegarlo, lloviendo enseguida el fuego de los demás fusiles, cuyas detonaciones ahogaron el grito de la víctima, que selló su vida:"

"-¡Viva Cristo Rey!"

"Al darle el tiro de gracia, lanzaron una descarga sobre Dolores, que ya había muerto de muerte natural".

"Al caer sus buenos feligreses, el Padre les impartió una absolución más y su bendición, al mismo tiempo que les decía:"

"-¡Animo, hijos míos! Pronto nos veremos en el cielo..."

"-Ahora vas tú, Cura hipócrita, -dijo el Capitán a Fray Elías- a ver si morir es decir Misa."

"El Padre le rogó que no lo fusilara allí, sino más adelante, en el lugar que él mismo señalaría. Encargó a dos vecinos de Las Fuentes, que estaban allí, recoger y dar cristiana sepultura a los cadáveres de los Sierra, y de pie, con paso seguro, siguió adelante en medio de los soldados".

"Márquez ordenó que se quedaran únicamente cinco soldados y los demás siguieron hasta Cortazar, donde los alcanzaría. Como entre ellos se fueron el comandante Carmona y el comisario Ruiz, al rendir su testimonio, no pudieron informarnos nada acerca de los últimos momentos ni de la muerte del Padre."

"Fuera de los soldados, no hubo más testigos que una señora Raymunda García que tenía un pequeño comercio en Las Fuentes y que ya murió hace algunos años. Su testimonio lo he obtenido tanto de ella como de Román Ramírez Rojas, vecino actual de Cortazar (Zaragoza 71) y que en aquel entonces trabajaba como labrador en una propiedad rústica de dicha señora. Ella pasaba por el camino en los momentos en que llegaban los soldados con el Padre junto al poste del teléfono, que ya nos e conserva y que estaba entonces frente al mezquite donde está la cruz que señala la tragedia. Lo que Doña Raymunda vio y oyó, escondida en un matorral cercano, coincide y concuerda sustancialmente con lo que me escribieron a mí en carta anónima que recibí en Roma, a fines de marzo de 1928, y que fue la que me sirvió de base documental para el folleto que escribí y publique en España al año siguiente."

"Por lo mismo, mientras no se demuestre lo contrario o se tenga una versión distinta más documentada sobre el sacrificio el Padre Nieves, queda en pie aquello de lo primer folleto, que no inventé con fantasía de poeta -como alguien ha insinuado-, sino juzgue en conciencia qe era un hecho histórico".

"A tiro de piedra de un puente que está sobre el camino real, y a tres kilómetros bien medidos del centro de Cortazar, el Padre Nieves dijo con sencillez a Márquez:"

"-Aquí, mi capitán. Permítame nada más unos momentos para encomendar mi alma a Dios."

"Se retiró junto al mezquite y oró como un cuarto de hora, seguramente delante del crucifijo que llevaba colgado al pecho. Era su preparación próxima para celebrar su última misa, aquella misma a que el capitán había hecho alusión, cuando le dijo: A ver si morir es decir Misa."

"Claro que sí. Un sacerdote que muere por la causa de Cristo, ofrenda un verdadero sacrificio, en el cual -a semejanza de su Divino Maestro- se confunde y se unimisman, en una persona, el oferente y la hostia, que es carne y sangre separadas por la muerte".

"Y cuando la oblación es generosa, con ánimo pronto y alegre, la donación de la vida por el Amaso es el más puro testimonio de amor. Además, por la incorporación del sacerdote al Cuerpo Místico de Cristo, es otro Cristo y por la participación de su eterno sacerdocio, es en cierto modo el mismo Cristo, según la frase lapidaria de San Agustín: Si christianus, Alter Christus, sacerdos, ipse Christus".

"Al inmolarse pues, un sacerdote como sacerdote, en cierto modo se inmola Cristo con él. Y esa es la mística sublime del sacrificio de amor en la Cruz".

"La Cruz del Padre Nieves iba a ser el mezquite, árbol espinoso de fruto dulce y de madera resistente y refractario a la polilla del tiempo. En efecto, se colocó de despaldas al mezquite, junto al poste, abrió sus brazos en cruz y exclamó:"

"-Capitán, estoy listo para morir por mi religión."

"Formáronle entonces el cuadro y, cuando ya los soldados apuntaban al blanco, aplazó todavía unos minutos la orden de fuego, como si el capitán vacilara en consumar aquel crimen. Visiblemente nervioso, preguntó al Padre la hora. Este sacó su reloj y le dijo que faltaban cinco minutos para las tres y, alargando su mano ungida y dadivosa, dijo a Márquez:"

-Como un recuerdo de un servidor, acepte este reloj y esta cobija, que algún día podrán salvarle".

"El Capitán tomó los regalos con cierta indiferencia, y el Padre repartió otras cosas pequeñas que traía entre los soldados, sin olvidar a ninguno".

"-Ahora, -suplicó Fray Elías con sencillez-. arrodíllense todos para darles mi bendición sacerdotal, en señal de perdón".

"Los soldados, como si les moviese un resorte, cayeron de rodillas, pero el capitán -reaccionando con soberbia satánica-, exclamó:"

"-Yo no necesito bendiciones de Curas, a mi me basta mi pistola."

"Y disparó sobre el fraile bendito, en los momentos en que éste trazaba sobre los soldados la señal de la Cruz."

"Sólo le faltó decirles: "Idos ya, la Misa ha terminado". ¿Quién sabe si lo dijo en secreto, allá en el fondo del alma?"

"Lo que sí proclamó al caer, con voz clara y ungida de piedad, fue la suprema victoria de los héroes de la Cruz:"

"-Dios te perdone, hijo mío, ¡Viva Cristo Rey!"

"Eran las tres de la tarde -hora sagrada- del sábado 10 de marzo de 1928."

"A la misma hora que el Divino Redentor, cayó el hombre sencillo, el religioso humilde el sacerdote apostólico, el siervo fiel, el buen pastor, que dio la vida por sus ovejas".

"Se llamaba Fray Elías del Socorro Nieves y su nombre ya no se borrará del recuerdo de los hombres. Esperamos que su alma, bautizada en la sangre que animó, haya volado en el acto al Cielo."

"Y que un día el Señor -que pidió a los suyos el testimonio de la sangre- corone su propia obra, inspirando a su Iglesia para que dictamine, con fallo inefable, que Fray Elías del Socorro Nieves merece el INRI de Mártir Agustino Mexicano de Cristo Rey."

"El capitán Márquez -en las tres entrevistas que celebré con él en su domicilio de Ocotito, Gro., afirma que es católico y niega haber sido el ejecutor del P. Nieves, aun cuando admite que ciertamente Leonardo Rodríguez lo dejó bajo su custodia."

"Está de acuerdo en todo el relativo anterior al fusilamiento. Pero al llegar al momento trágico, dice que nada sabe, porque no estuvo presente. En la última entrevista me pidió que no volviese a tratar ese asunto, porque se siente muy nervioso, al grado que no puede dormir en dos o tres noches".

Ante los reiterados ruegos de que nos dijera toda la verdad -principalmente sobre el motivo que le indujo al Sacrificio del Padre-, se limitó a exclamar varias veces:"

"-Lo que yo sé decirles es que el Padre Nieves murió cono un héroe y como un Santo. Y eso basta."

Es conveniente agregar el testimonio de doña Raymunda, quien se encontraba escondida en el lugar presenciando el martirio.

"Tan luego como Doña Raymunda -la testigo escondida en un matorral- vio que el capitán Márquez le disparo el tiro de gracia a un lado de la ceja izquierda e hizo que los soldados arrimaran el cadáver junto al tronco del mezquite y luego, montando en sus caballos, echaron a correr rumbo a Cortazar, como si huyesen de su víctima; la buena mujer salió de su escondite y se acercó al cuerpo ensangrentado que estaba tendido hacia el costado izquierdo y con los brazos abiertos, en leve forma de cruz."

"Con gran reverencia tomó la mano derecha para besarla y oyó aún la voz entrecortada del moribundo que decía: Hombres de poca fe..."

"Sobrecogida de temor, se retiró y siguió su camino a Las Fuentes, para dar aviso de la tragedia que acababa de presenciar."

Tomado de:
Semblanza Biográfica del Siervo de Dios
R.P. Fr. Elías del Socorro Nieves, o.s.a.
Fr. Nicolás P. Navarrete, o.s.a.
Año 1994


Busto en bronce del Beato Padre Nieves. Parroquia Nuestra Señora de los Dolores.
Cañada de Caracheo.

Actual casco de hacienda donde se dice pasó sus últimas horas el Padre Nieves.

Cueva o gruta del Padre Nieves.

Exvotos en la cueva o gruta del Padre Nieves.

Vista general de la cueva del Padre Nieves.

Cueva del Padre Nieves.

Monumento al Padre Nieves.
Placa alusiva a los Hermanos Sierra.

La romería a Cañada de Caracheo, tras el martirio del Padre Nieves.

Monumento al Padre Nieves, en Cañada de Caracheo.

La Cueva del Padre Nieves.

Acceso a la gruta o cueva del Padre Nieves.

Capilla al aire libre en la Gruta del Padre Nieves.

Placa alusiva.

Templo Parroquial de Nuestra Señora de los Dolores. Cañada de caracheo.

Restos mortales, reliquias de primer grado del Beato Fray Elías del Socorro Nieves, o.s.a.

Lápida de los Hermanos Sierra.
Ubicación Geosatelital del Templo Parroquial de
Nuestra Señora de los Dolores. Cañada de Caracheo, Gto.




Ubicación Geosatelital del sitio donde fue martirizado
el Beato Fray Elías del Socorro Nieves o.s.a.