*Por Eugenio Amézquita Velasco*
Se narra en la obra del General Vicente Riva Palacio, "México a través de los siglos" la llegada de las tropas insurgentes a Celaya y la entrada de los mismos a la ciudad, deteniéndose a la altura del actual templo parroquial de San Antonio, así como lo sucedido momentos después y la creación del Ayuntamiento Insurgente y su salida hacia Guanajuato capital.
El Maestro y Pintor guanajuatense Luis Valentín, plasma con el colorido que le es representativo, dos de los momentos de la presencia del Sr. Cura Don Miguel Hidalgo y Costilla en su presencia en CELAYA, a través de dos pinturas recientemente inauguradas y puestas en comodato -junto con otra obra de tema de las Batallas de CELAYA- en el Museo de CELAYA, Historia Regional que tan atinadamente dirige el Lic. e Historiador Rafael Soldara Luna.
El momento de la llegada al templo de San Antonio, en la hoy calle de Insurgentes y que hace unos 60 años tuvo a las afueras de este sitio la cabeza de águila de la Ruta de Hidalgo -esquina de 20 de Noviembre e Insurgentes- y la presencia del Padre de la Patria en el Jardín Principal celayense, a las afueras de la antigua Casa Real, hoy edificio de la Presidencia Municipal de CELAYA.
Dice textualmente la obra que "rodeando la sierra de Guanajuato con dirección aparente hacia Querétaro, los independientes al llegar a Chamacuero cambiaron bruscamente de rumbo enderezándolo a Celaya y pernoctando en la hacienda de Santa Rita. Durante este nuevo trayecto se les fueron agregando voluntarios en número tan considerable, que en la mañana del día 20, al llegar ante Celaya, el ejército insurgente constaba de veinte mil hombres".
"Hidalgo intimó rendición á la ciudad, pues por un oficio interceptado en el pueblo de San Juan de la Vega pudo presumir que el subdelegado don José Duro intentaría quizás la defensa. La intimación estaba concebida en estos términos:
«Nos hemos acercado á esta ciudad con el objeto de asegurar las personas de todos los españoles europeos. Si se entregan a discreción, serán tratadas sus personas con humanidad; pero si por el contrario, se hiciese resistencia por su parte y se mandaré dar fuego contra nosotros, se tratarán con todo el rigor que corresponde á su resistencia: esperamos pronto la respuesta para proceder. Dios guarde á ustedes muchos años. Campo de batalla, setiembre 19 de 1810". —Miguel Hidalgo. — Ignacio Allende.
P.I).— En el momento en que se mande dar fuego contra nuestra gente, serán degollados setenta y ocho europeos que traemos á nuestra disposición.—Hidalgo. — Allende. — Señores del Ayuntamiento de Celaya.»"
"Pero el subdelegado Duro y el jefe militar don Manuel Fernández Solano no estaban apercibidos á la defensa, y en consecuencia salieron violentamente para Querétaro, seguidos de pocos soldados y de todos los españoles residentes en aquella población".
*La entrada solemne a Celaya*
"El día 21 hizo Hidalgo su entrada solemne en Celaya, adonde se incorporaron á su ejército dos compañías del regimiento provincial. El cura de Dolores iba a la cabeza de sus tropas, rodeado de Allende, Aldama, Abasolo y los jefes de más graduación, precediéndole el cuadro de la Virgen de Guadalupe tomado en el santuario de Atotonilco; seguíale la música del regimiento de la Reina, escoltada por cien dragones del mismo cuerpo al mando de un oficial que alzaba un estandarte con el retrato de Fernando VII, y en seguida marchaban las masas compactas de la infantería y caballería".
"En este orden desfilaba el ejército, cuando un tiro disparado, quizás casualmente, fue la señal para el saqueo: las masas insubordinadas de que estaba formada la gran mayoría de aquel improvisado ejército, unidas a la clase baja del pueblo de Celaya, se desparramaron por las calles, forzando las puertas de las tiendas y apoderándose de los efectos almacenados en ellas. Algunas horas duró este lamentable desorden, que no eran parte a evitar los esfuerzos de los principales jefes de la revolución".
"Alamán dice en su Historia que Aldama, indignado por lo que estaba pasando en Celaya, manifestó su disgusto al cura de Dolores, quien le contestó que él no sabía otro modo de hacerse de partidarios, y que si Aldama lo tenía, se lo propusiese".
"Lejos de nuestro ánimo la intención de disculpar lo que es esencialmente inexcusable; deploramos que en los orígenes de la independencia de México aparezcan esas manchas que amortiguan el brillo de las causas más nobles; pero examinando estos tristes sucesos con la serena imparcialidad de la historia, y juzgándolos con la calma que aseguran los ochenta años que de aquella época nos separan ya, nuestro criterio no puede ser el ardiente y apasionado del escritor que acabamos de mencionar".
"Testigo de los sucesos que refiere, educado con principios diametralmente opuestos á los que sirvieron de base á la revolución de independencia, actor prominente en la política nacional, á poco de consumada la emancipación y cuando los odios estaban recientes y las heridas vivas; hombre de ardientes pasiones e historiador de sucesos contemporáneos, Alamán escribió una obra de partido, y su historia es una inmensa diatriba contra la independencia de México y sus autores".
"En la especie que acabamos de citar se ve su empeño en arrojar sobre el Padre de la independencia toda la culpa de los horrores que presenció aquella época angustiosa. Esto no es digno del que al empuñar la pluma del historiador debiera tener siempre en el corazón y en la conciencia la máxima que inspiró al inmortal autor de los Anales, cuando juzgó á los hombres y á las cosas de su tiempo sin odio y sin favor".
"Aceptando como cierta la contestación que Hidalgo dio á Aldama con motivo de los desórdenes en Celaya, ella no expresa más que la fatal exigencia de la guerra, y de una guerra como la iniciada en Dolores, eminentemente insurreccional: del pueblo contra la autoridad, de las muchedumbres contra el gobierno, de los que carecían de toda suerte de elementos contra los que todo lo poseían en abundancia; de una guerra que debían sostener en los primeros momentos turbas indisciplinadas á las que no podía exigirse ni templanza en la victoria, ni conciencia exacta de su grandiosa misión, ni instintos mejores que los que su ignorancia y abyección les inspiraban".
"Si hubiéramos de condenar todos los horrores de la guerra de independencia, si pretendiésemos que ella se hubiese llevado á cabo sin que la humanidad ni la historia deplorasen más calamidades que las inherentes á la guerra misma, aparte de mostrar una ignorancia indisculpable acerca de la situación de México a principios del siglo XIX, tendríamos que convenir con los correligionarios de Alamán en que es preferible la quietud de la servidumbre á las fecundas tempestades de la libertad".
En tanto que las masas del improvisado ejército cedían ante los esfuerzos de sus jefes para contener el saqueo, la tropa disciplinada de los regimientos que habían abrazado la causa de la independencia se ocupaba en trasladar á la tesorería de los insurgentes las considerables sumas de dinero que los españoles, antes de retirarse á Querétaro, habían depositado en los sepulcros del convento del Carmen, adonde también se hallaba guardada con anterioridad una cantidad no despreciable que las autoridades realistas recogieron pocos días antes del pueblo de Chamacuero", hoy Comonfort, Pueblo Mágico..
"Restablecida en lo posible la tranquilidad pública en Celaya, Hidalgo, al día siguiente, 22, nombró subdelegado de aquella localidad al abogado don Carlos Camargo; hizo que se reuniesen los regidores que habían quedado en la población para que proveyesen á cubrir las vacantes del cuerpo municipal, y convocó á junta á los principales jefes del ejército con el objeto de fijar la posición militar de cada uno de ellos, medida que exigían imperiosamente las circunstancias, que hacía indispensable el portentoso aumento que hora tras hora iban teniendo las filas de los independientes, y que no debía aplazarse ya, en víspera de las grandes empresas que los principales caudillos estaban dispuestos á intentar. La junta de militares, reunida en las orillas de la ciudad y en presencia del cuerpo de ejército, nombró á Hidalgo capitán general, á Allende teniente general y confirió otros empleos de menos categoría á los demás jefes. Concluida esta importante tarea, el jefe de la insurrección se trasladó á las Casas del Ayuntamiento y arengó á los munícipes que acababan de instalarse, recomendándoles el mayor celo en pro de la causa de la independencia, y salió luego con dirección á su alojamiento seguido de inmensa multitud que le aclamaba entusiasmada; al llegar, dispuso que se colocase en el balcón el cuadro de la Virgen de Guadalupe, y presentándose con Allende, Aldama, Abasolo y los demás jefes dirigió al pueblo un discurso que fue aplaudido con verdadero frenesí".
Engrosado más y más el ejército, y engreídos sus jefes con la buena suerte que hasta entonces les había acompañado, salieron uno y otros de Celaya el 23 de setiembre con el intento de atacar á Guanajuato. Detuviéronse algún tiempo en Salamanca e Irapuato, adonde nombraron nuevos funcionarios municipales y agregaron á sus filas las compañías sueltas del regimiento del Príncipe que guarnecían ambas poblaciones. El 28 de setiembre llegaban á la hacienda de Burras, distante seis leguas de Guanajuato, desde cuyo punto intimó Hidalgo la rendición á la plaza".
*Bibliografía*:
México a través de los siglos
Historia general y completa del desenvolvimiento social, político, religioso, militar, artístico, científico y literario desde la antigüedad más remota hasta la época actual
Publicada bajo la dirección del General D. Vicente Riva Palacio
Tomo Tercero
La Guerra de Independencia
Escrita por D. Julio Zárate
México
Ballescá y Compañía, Editores
2, Avenida del 5 de Mayo, 2
Barcelona
Espasa y Compañía, Editores
221, Calle de Cortés, 223
Páginas 110-112
Artillería decomisada a tropas villistas tras Batalla de Celaya. El botín de guerra fue: 31 cañones, 5000 armas, 100 caballos, 6000 prisioneros / FOTO: Cortesía Fototeca INAH |
El documento denominado Parte Oficial de la Batalla en CELAYA, por los días 6 y 7 de abril de 1915, es una copia emitida por el General Brigadier del Ejército Nacional, subjefe del Departamento de Estado Mayor de la Secretaría de Guerra y Marina para la Secretaría de Gobierno del estado de Guanajuato y que es el parte de guerra enviado por el General del Ejército de Operaciones de las Batallas de CELAYA, Álvaro Obregón Salido, a su superioridad. El citado parte consta de 4 páginas y el total, de 13 páginas contiene también las siguientes operaciones de estas batallas en la zona. Nuestro agradecimiento al Historiador Lic. Rafael Soldara Luna, director del Museo de CELAYA, Historia Regional por los valiosísimos aportes documentales y gráficos proporcionados.
Se citan escenas interesantes y personajes que en su momento podrían pasar desapercibidos pero que posteriormente figuran em la historia de la Revolución Mexicana. Entre estos, el "Niño corneta", Jesús Martínez, de 10 años de edad, y el entonces Mayor Abelardo Rodríguez, quien resultó herido en la Batalla de CELAYA del día 7 de abril de 1915 y que en los años 30´s del siglo XX sería Presidente de la República, al igual que lo fue el mismo Gral. Álvaro Obregón.
General Fortunato Maycotte, quien combatió en las Batallas de Celaya. Llegó a ser Gobernador de Durango. Murió fusilado en Pochutla, Oax. |
"Tengo el honor de informar a usted que, en cumplimiento de sus superiores órdenes la noche del día 10 de marzo del año actual, el Ejército de Operaciones, que me honro en comandar, hizo su salida de la ciudad de México para emprender la campaña contra los reaccionarios en el Centro y Norte de la República, habiendo llegado a la Ciudad de Tula, estado de Hidalgo, la noche del día siguiente, lugar donde quedó establecido el Cuartel General, para hacer allí la reconcentración de todas las fuerzas e impedimentas, teniendo a la vanguardia los batallones 1/o., y 21/o., de Sonora, comandados, respectivamente, por los CC. Coronel Eugenio Martínez y Teniente Coronel J. Manuel Sobarzo, y la Brigada de Caballería del C. General Fortunato Maycotte cuyas fuerzas, con anterioridad habían consolidado la posesión del territorio hasta San Juan del Río Qro., tras de reñidos combates con el enemigo, en Huichapan y en el kilómetro 169, que libraron los dos batallones citados, con la cooperación de las fuerzas del C. General Gonzalo Novoa, que guarnecían la ciudad de Tula".
"La reconcentración terminó de hacerse el día 22 del mismo mes, en cuya fecha el Cuartel general se transladó a estación Cazadero, 82 kilómetros al Norte de Tula, adonde ya habían sido movilizadas las infanterías y la artillería. De ese punto se emprendió la marcha el día 25, a San Juan del Río, llegando a esta última población el mismo día y allí se hizo la concentración final de las fuerzas, emprendiendo el avance sobre Querétaro el día 30".
Estación Guaje, hoy estación de Villagrán. No opera ya como espacio ferroviario sino como un Museo atendido por el municipio. / FOTO: Eugenio Amézquita Velasco |
"Tras de algunos tiroteos con el enemigo, que fue obligado a retroceder, la ciudad de Querétaro fue ocupada por nuestras fuerzas el día 31, permaneciendo allí hasta el día 3 de abril, fecha en que continuamos la marcha al norte, llegando a CELAYA el día 4, después de derrotar al enemigo en un ligero combate sostenido en APASEO. De CELAYA avanzó nuestra vanguardia, al mando del C. General Fortunato Maycotte, hasta estación GUAJE, a 18 kilómetros al norte, sobre la vía del Central. Al siguiente día -5 de abril- tuve conocimiento de que una columna enemiga, mandada por Francisco Villa, emprendía un avance al Sur de IRAPUATO, aproximándose a nuestra vanguardia inmediatamente procedí a hacer un reconocimiento topográfico de los contornos de CELAYA y ordené al C. General Cesáreo Castro, Jefe de la División de Caballería, para que, a su vez, lo hiciera con el General Maycotte, que si la columna enemiga era poderosa, no presentara combate y retrocediera hasta incorporarse a CELAYA, donde yo me encontraba con el grueso del Ejército, recomendándole, a la vez, que cada cuatro horas rindiera parte de novedades al Cuartel general".
Gral. Benjamín Guillermo Hill Pozos, quien combatió en las Batallas de Celaya. Llegó a ser Secretario de Guerra y Marina y Gobernador de Sonora |
"El día 6, a las 10:00 horas de la mañana, recibí un parte del General Castro, reproduciendo el que a el habíale rendido el General Maycotte, relativo a que tres poderosas columnas lo atacaban, y que su situación era muy comprometida. En seguida, ordené al C. General Benjamín G. Hill, Jefe de la 1/a. División del Noroeste, alistara un tren para embarcar 1,500 infantes, y al General Martín Triana, salir con sus fuerzas y los Regimientos de los Coroneles Juan Torres, Cirilo Elizalde y Vidal Silva, sobre la vía del ferrocarril, al GUAJE. Con el tren de infantería salí personalmente a las 12 m. para dar auxilio al General Maycotte, y darme cuenta aproximada del efectivo del enemigo. Habíamos caminado 10 kilómetros, cuando empezados a encontrar nuestras fuerzas de caballería de la vanguardia, batiéndose en retirada, casi envuelta por dos columnas enemigas, que cargaban por los flancos, informándome que el General Maycotte estaba sitiado en GUAJE; hice entonces avanzar más el tren, ordenando al maquinista que diera algunos pitazos, para denunciar nuestra presencia al enemigo que sitiaba al General Maycotte. El enemigo al darse cuenta de la llegada de nuestro tren, abandonó las posiciones que tenía, y se abalanzó sobre nosotros, permitiendo, así que las fuerzas sitiadas salieran por el flanco derecho y empezaran a batirse en retirada también, rumbo al campamento en CELAYA".
En la antigua Estación Guaje, hoy estación de Villagrán, se vivió el paso de los trenes con tropas villistas. / FOTO: Eugenio Amézquita Velasco |
"Ordené que nuestro tren retrocediera con igual velocidad que la que el enemigo traía, con el fin de que este continuara teniendo la esperanza de apoderarse de él, y de este modo, hacer más fácil la reconcentración de nuestras tropas a CELAYA, cosa que sólo logró a las 4 p.m. Entretanto, el General Hill, a quien habíale ordenado preparar toda la columna de infantería y artillería para protejernos, en caso necesario, al darse cuenta que de nos reconcentrábamos al campamento, ordenó a las infanterías el dispositivo de combate. Inmediatamente comuniqué órdenes al General Hill para que dispusiera la colocación de las infanterías en la forma siguiente: por el frente, desde la vía del ferrocarril hacia la izquierda, los batallones 8/o. 10/o. 4/o. 2/o. y 1/o. de Sonora; por la derecha, los batallones 9/o. 21/o. 17/o. 22/o. 20/o. y 15/o. de Sonora, lo que se efectuó desde luego, tomando posiciones en los bordes de las labores de cultivo que existen en ese rumbo. Al Coronel Kloss, jefe de la artillería, ordené que emplazara sus piezas, también al frente, un poco a la retaguardia de las posiciones de la infantería. Igualmente comuniqué órdenes al General Triana, para que con las fuerzas de su mando y los Regimientos de Caballería que comandan los C.C. Coroneles Torres, Silva y Elizalde, tomara también posición, lo que efectuó, colocando el 1/o. y 2/o., Regimientos de su Brigada y el 4/o. de la Brigada "Antunez", en las posiciones que ocupaba nuestra artillería; el 5/o., Regimiento a las órdenes del Coronel Elizalde, un poco a la izquierda de la fábrica "La Internacional", y el 1/o., de la Brigada "Antunez", comandado por el Coronel Torres a la derecha de las posiciones de la Infantería".
"Entretanto, el combate se había generalizado por todo el frente, haciéndose cada vez más reñido, especialmente en el arma de Artillería, pues la nuestra y la del enemigo, entablaban un duelo reñidísimo. El General Castro, ordené que reconcentraran las Caballerías de que podía disponer, dentro de la ciudad, y poner la caballada en descanso, en lugares convenientes, mientras que con los soldados, cubrir en nuestro flanco izquierdo de nuestra retaguardia, la parte del círculo de defensa que quedaba descubierta. También le ordené que enviara dos correos a comunicar órdenes a los Generales Alejo G. González y Alfredo Elizondo, para que se incorporaran inmediatamente con sus columnas de Caballería, con que ese mismo día habían ocupado ACÁMBARO; y otro correo, sobre la vía del ferrocarril que va a San Luis, para comunicar iguales órdenes al General Porfirio G. González, que marchaba en aquella dirección con una columna de 1,500 dragones. La infantería enemiga se posesionaba de los bordes que quedan al frente de los que ocuparon nuestros infantes, y la caballería villista cargaba impetuosamente sobre nuestras posiciones, estrellándose en cada uno de sus intentos. Así se prolongó la lucha, durante toda la tarde, siendo cada vez más desesperada; continuando también durante la noche el nutrido fuego de fusilería, ametralladoras y cañones, sin que lograra el enemigo desalojar de su puesto a uno solo de nuestros soldados. Cuando amaneció, podía verse el campo por donde el enemigo daba sus cargas, literalmente sembrado de cadáveres, y los caballos muertos constituían ya un obstáculo para continuar sus cargas; sin embargo, desde las 8 a.m., el enemigo, con nuevos bríos, emprendió una serie de cargas de caballería, sin dar tregua a nuestros soldados, que sin haber sido relevados continuaban inquebrantables en sus posiciones".
El General Porfirio González quien también participó en las Batallas de Celaya. Llegó a ser 2 veces gobernador de Nuevo León /FOTO: Cortesía INAH |
"La artillería enemiga, que se componía de doce cañones, seguía batiendo las posiciones de los nuestros con la misma energía del día anterior. La nuestra había tenido que reconcentrarse a la ciudad, para reparar algunos desperfectos sufridos por su continuo disparar. A las nueve de la mañana de ese mismo día (7), seguido de mi estado mayor, me transladé a la línea del fuego del frente, cuando el combate se hacía más desesperado, para darme cuenta exacta de la situación. Había llegado al lugar donde tenía su cuartel el General Manzo, en momentos en que este recibía parte de que los batallones 8/o., 9/o., 17/o., y 22/o., y parte del 21/o., empezaban a abandonar sus posiciones por habérseles agotado por completo el parque. El espectáculo era doloroso y desesperante; nuestros heroicos soldados exponían la suerte de la batalla y su propia vida, abandonando sus posiciones para ir en busca de cartuchos, agotados por el incesante fuego que habían tenido que contrarrestar durante toda la noche y esa mañana. Inmediatamente di órdenes a los miembros de mi estado mayor, para que, con toda actividad, se hiciera llegar parque del depósito de reserva, a la línea de fuego y se movilizaran el 15/o., batallón de Sonora que ocupaba nuestra derecha, bajo las órdenes de su comandante, C. Coronel Severiano Talamante y las fuerzas que comandaba el C. Coronel Cirilo Elizalde, para cubrir la línea abandonada".
Jesús Martínez, a los 10 años, "El Niño corneta" quien tocó diana en batalla. |
*Jesús Martínez, "El Niño corneta"*
"Pedí en seguida un trompeta, habiéndoseme proporcionado uno del 9/o., Batallón, Jesús Martínez, que sólo cuenta con 10 años de edad, único que pudo conseguirse en aquellos momentos, y, con él, me trasladé a las posiciones de defensa que, para aquellos momentos, habían quedado casi por completo abandonadas, y ordené al trompeta que tocara diana; este obedeció inmediatamente, desorientando con ello al enemigo que contuvo su avance y empezó a tomar precauciones, creyendo que aquella retirada obedecía a un plan estratégico, para hacerlos acercar a nuestra línea, la que conceptuaban quizá más fuerte. Mientras el niño continuaba tocando diana, recorría yo la línea distribuyendo los pocos soldados que quedaban quienes repelían con sus fuegos los del enemigo".
(Toque 3 de Diana: "Se usará para anunciar el buen éxito de una acción. Para manifestar regocijo al dar a conocer a un general, jefe u oficial, o en la imposición de condecoraciones o insignias a los miembros del Ejército o Fuerza Aérea mexicanos". Si buscamos el significado del término Tres de Diana, encontraremos que es: "Un toque Militar del Ejercito Mexicano que se utiliza tradicionalmente desde el periodo del Porfiriato para anunciar el buen éxito de una acción y manifestar regocijo por cualquier hecho meritorio". Por lo que es fácil deducir que 3 de Diana significa "Éxito")
"Hice avanzar una fracción del 17/o. batallón al mando del Teniente Coronel Fernando F. Félix y al Coronel Talamante, que en estos momentos se presentaba con el 15/o., batallón, y en media hora, nuestra línea quedó tan fuerte como lo había estado antes. Al mismo tiempo, llegaba el parque pedido, y los soldados llenaron de nuevo sus cananas y volvieron a ocupar sus posiciones llenos de entusiasmo y con el mismo inquebrantable ánimo que les caracteriza. Dispuse que el General Castro alistara todas sus caballerías, inclusive las de los Generales Alejo G. González y Alfredo Elizondo, que acababan de incorporarse, para efectuar un movimiento envolvente por ambos flancos; y cuando el General Castro recibió esta orden, ya él había determinado hacer avanzar sobre el flanco derecho del enemigo, las Brigadas de los Generales Fortunato Maycotte, Jesús S. Novoa y Alfredo Elizondo. Entonces ordené que la Caballería del General González hiciera el movimiento sobre el flanco izquierdo".
Abelardo L. Rodríguez, herido en las Batallas de Celaya el 7 de abril de 1915. Luego sería Presidente de México de 1932 a 1934. Fue el último presidente sujeto al Maximato de Plutarco Elías Calles. |
*Logra Obregón retirada de los villistas*
"Esos movimientos, efectuados con toda rapidez y energía, eran el comienzo de nuestra ofensiva contra las posiciones del enemigo, y desde la 1 p.m., en que empezaron a desarrollarse, nuestra caballería, con sus respectivos jefes al frente, cargaban sobre los villistas, con los bríos que siempre los han distinguido, lo cual hizo que el enemigo empezara a batirse desesperadamente en retirada; y si en esta vez logró salvar su artillería, fue debido al desconocimiento, por parte de nuestros jefes, del terreno en que hicieron la persecución, pues el valle que nuestras caballerías recorrieron, está cruzado, en distintas direcciones, por un sinúmero de canales y acequias de irrigación, que favorecieron a los traidores en su precipitada fuga. La persecución se prolongo hasta las 6 p.m., en una distancia de 16 kilómetros, de donde nuestras caballerías regresaron, por lo que la noche que cerraba ya, los impedía continuar sus movimientos. Las pérdidas sufridas por el enemigo, son de gran consideración, pues en el campo que ocupó, fueron contados más de 1,800, muertos; se les capturaron poco más de 500 prisioneros, gran número de armas, caballos y municiones, tanto de fusil como para cañones, y estimó que el número de heridos que sufrió, debe ser mayor de 3,000., pues en su retirada hacia el Norte, ocuparon con ellos cinco trenes".
"Entre los muertos del enemigo, se encuentra el llamado General Agustín Estrada. Por nuestra parte tenemos que lamentar la muerte de los Coroneles Alfredo Murillo, Jefe del 17/o., Batallón de Sonora, y Tomás Estrada, Jefe del 8/o., Batallón de Sonora y Mayores Arturo Gutiérrez y José Ángel Guerra, de la Brigada Regional de Coahuila, que comandaba el C. General Alejo G. González, y 27 oficiales y 526 de tropa; y heridos, los Coroneles Eugenio Martínez, Jefe del 1/er. batallón de Sonora y Paz V. Faz, de la Brigada Maycotte; mayores Roque Chávez, del 10/o. batallón; Dolores Cuarizapa, del 18/o., y Abelardo Rodríguez, del 4/o., y 20 oficiales y 340 de tropa, conforme al pormenor adjunto".
"Paréceme como inútil hacer especial mención de los Generales, jefes y oficiales que se distinguieron en esta batalla, pues todos, por igual, estuvieron a la altura de su deber, desplegando actividad, energía y valor, como han sabido hacerlo siempre. Permítome reiterarle, en mi nombre, y en el del valiente Ejército de Operaciones, que me honro en comandar, nuestras felicitaciones muy sinceras por el triunfo obtenido, protestándole las seguridades de mi respetuosa consideración y subordinación.- Constitución y Reformas.-CELAYA, GTO., a 10 de abril de 1915.- El General en Jefe, Álvaro Obregón".--------
Redacción
ACÁMBARO, GTO.- El investigador acambarense, Leonardo Amezcua Ornelas dio a conocer su más reciente descubrimiento urbano-arquitectónico dentro del contexto del centro histórico de Acámbaro, donde reveló lo que en algún tiempo fue una Casa Real, inmueble histórico del siglo 16 donde sesionaron los ayuntamientos de ese entonces, la cual hoy la gente desconoce.
Acámbaro fue fundado el 19 de septiembre de 1526 por misioneros franciscanos en medio de dos montañas, el Cerro del Toro y el Cerro del Chivo donde se trazaron 5 calles rectas de norte a sur y 5 calles rectas de oriente a poniente, dentro de estos trazos se construyó el Templo del Hospital con su convento anexo, un acueducto, entre otros monumentos; en el acta de fundación también se menciona que a partir del año de 1526 fue nombrado un primer gobernador de estas tierras llamado Pedro de Granada y Mendoza.
Además de este nombramiento también quedó integrado un Ayuntamiento que encabezó Pablo de León, alcalde ordinario y regidores fiscales, un gobierno del año de 1526, en el acta consta que cada día primero de enero después de escuchar la misa era obligación de los naturales de este pueblo reunirse en la casa real para elegir nuevas autoridades que gobernaría durante un año.
La plaza de la fuente taurina del siglo 16, nunca fue parte del atrio parroquial, esta plaza era del ayuntamiento donde se representan los tres poderes tal y como era en una fundación novohispana del siglo 16; en este punto se ubica el poder espiritual representado por la Iglesia que nunca mira hacia la plaza del ayuntamiento, sino que simplemente esta aun costado de la plaza, así mismo aun costado se encuentra el poder económico donde se encontraba el mercado y en el centro de la plaza el edificio del antiguo ayuntamiento de Acámbaro, casa real de los siglos XVI, XVII y XVIII, así lo dio a conocer el investigador acambarense, Leonardo Amezcua Ornelas.
Agregó que en la segunda mitad del siglo 19 mediante las leyes de reforma todos los bienes que estaban en manos muertas fueron subastadas y pasaron a manos de particulares, de tal manera que en la mitad del siglo 19, a esta construcción se le hicieron algunas modificaciones porque se dividió entre varios propietarios, recalcó que “las casas reales están íntegras, es un hallazgo trascendente para la historia no solo para Acámbaro incluso del País porque nos define la tipología de una fundación novohispana”.
El edificio que se ubica entre las calles de Pipila, Pino Suárez y Jardín Nigromante tiene una proporción de 30 metros de frente por 60 metros de fondo, es un edificio que se conserva totalmente con sus características virreinales aunque con algunas modificaciones en sus fachadas porque a partir de la mitad del siglo 19 se subdividió en tres propiedades donde cada dueño le dio su propio estilo, sin embargo, su patio central, muros y habitaciones siguen siendo las del siglo 16,17 y 18.
Por último, el investigador dijo que “es un edificio que se puede rescatar con ayuda de los gobiernos tanto municipal, estatal incluso federal para hacerse un concepto cultural que enriquezca Acámbaro donde se pueda colocar un museo del pan, un tipo casa de los 11 patios como en Pátzcuaro, donde la cultura florezca donde todos los acambarenses nos sintamos orgullosos de haber recuperado este inmueble que ni siquiera sabíamos que existía y que forma parte de la plaza de la fuente del águila”.
Iglesia de la Tercera Orden, vista exterior, año anterior a 1910. FOTO:/ Colección Guillermo Kalho – Fototeca Nacional INAH / Secretaría de Cultura – CONACULTA / MID 77_20140827-134500:826767 |
La inscripción que data de 1620. El lugar del Pretorio, en el Viacrucis./ FOTO: Eugenio Amézquita |
Fray Bernardo del Espíritu Santo y Ocejo OCD, obispo de Sonora./ FOTO: Internet |