David Manuel Carracedo
Cronista del Municipio de Comonfort
En estas semanas hemos hablado mucho de la Fiesta de Los Remedios de nuestra población. Por ese motivo hoy no le hablaré de la Fiesta de Los Remedios de este año. Le hablaré de la primera actividad de la Fiesta del año que viene.
Ocho días después de terminada la segunda Fiesta de los Remedios se realiza otra actividad que tiene todo el aspecto de ser la misma festividad pero en proporciones menores, esto puede parecer así pero cualquier amable asistente le informará que esta celebración es La Remuda de la fiesta de los Remedios.
Se puede creer que La Remuda es una especie de recalentado de la fiesta o un ritual para poder terminar con la fiesta gradualmente. La palabra remuda (acción y efecto del poco utilizado verbo “remudar”) significa remplazar una persona u objeto por otro. Ese es el motivo de esta celebración, cambiar a los responsables de la fiesta o reafirmarlos en sus responsabilidades.
Por lo tanto, como ya dijimos, es el inicio de la fiesta del próximo año, aunque algunas actividades no dejan de darle ese sabor a despedida de la fiesta del presente año. Los días de celebración son el sábado y el domingo posteriores a la fiesta, siendo este último el de mayor relevancia.
Es evidente que todas las celebraciones populares, como ésta, generan una serie de gastos que deben ser solventados de alguna manera, claro que la mayor parte de las actividades, que tanto lucimiento dan al festejo, provienen de la actividad no remunerada de los participantes, caso concreto de los integrantes de cada danza.
Pero ¿quién paga a los músicos de las danzas, las bandas de viento, los castillos, los "cuetes", la comida de los danzantes, de los que arman los cruceros, de los que pelan cucharilla? Toda la organización de la festividad se estructura en base a una veintena de responsables a los que, por tener el cargo de realizar cierta actividad, se les conoce como
Cargueros.
El Carguero es una persona que, por tradición, por devoción, por gusto, por compromiso, asume la responsabilidad de organizar y dirigir una danza, de proveer los fuegos pirotécnicos de cierto día, de llevar una banda de música al Alba, etc.
Aunque debo aclarar que este responsable es el Carguero Mayor, porque para cumplir con su Cargo tiene el auxilio de sus cargueros, los cuales, en el menor de los casos aportan una cantidad en efectivo.
Digamos que usted acepta ser el Carguero Mayor de La Música del Alba. Usted debe averiguar la calidad y disponibilidad de las bandas de viento de la región y entablar negociaciones con alguna de ellas (además de precisar un buen número de detalles que ya hemos mencionado). El desarrollo del Recorrido de
El Alba implica un gasto de varios miles de pesos.
Aquí entran en función sus cargueros, al margen de que alguno le acompañe en las negociaciones o investigaciones, o lo asesore, los demás pondrán su cooperación en el debido momento. La festividad de La Remuda tiene como principal objetivo concretar dichos compromisos. Cuando el compromiso de ayudar al carguero mayor se pacte, sus colaboradores pueden jactarse de ser “Cargueros de la Fiesta de los Remedios”.
Siguiendo con nuestro ejemplo: el día domingo de la Remuda, en su casa, o afuerita, usted o un grupo de gente muy diestra en estos menesteres, confeccionarán una armazón de carrizo, madera o perfiles tubulares que mide seis o siete metros de largo por un metro veinte o un metro cincuenta de ancho. En esta armazón se colocan unos panes hermosos y unas botellas de vino, principalmente.
Los panes (unas “conchas” de treinta centímetros de diámetro) van en bolsas de polietileno para preservarlos del polvo y que sigan siendo comestibles, las botellas de vino a veces se cambian por paquetes de cerveza o por botellas de refresco.
Pero no se imagine usted un amontonadero de panes y botellas sin ningún orden, se procura que el acomodo tenga, además de todo una innegable belleza, por lo que es común recurrir a listones, flores de papel, papel picado, globos y hasta a luces de colores. Como muchos saben, estas armazones son conocidas como Parandes, espero encontrar algún día la etimología correspondiente.
Cuando su parande tenga todos los panes, las botellas, los globos, las flores, y, si su creatividad le dio para tanto, las series de luces fuertemente sujetos, coloque un letrero muy legible que en su caso dirá
“Parande de La Música de El Alba”, entonces un grupo de robustos caballeros lo levantaran en vilo (al parande) y, con todo el jolgorio y la alegría concebibles, lo llevaran al atrio del templo. El hecho de que estos caballeros carguen el parande hasta el templo, no es razón suficiente para llamarlos cargueros, no confundirse, puede o no que también sean cargueros.
Al llegar al templo el parande debe ser colocado casi vertical (se acuerda que le dije que todo debía estar bien sujeto). Y aquí entra en función esta armazón, usted, como carguero mayor se sienta junto a su parande, bien armado de una libreta y una pluma.
Al poco rato se acercarán sus conocidos o algunos que su parande o el motivo del mismo les haya despertado interés y le preguntarán “de a cómo es” usted, como ya habrá calculado, dirá que de mil y tantos pesos, probablemente le pidan que los anote.
En teoría, usted debería tomar un pan y una botella de su parande, o dos panes y una botella, o dos botellas y un pan, o la combinación que considere, y entregarlo a su nuevo carguero. Esa acción, la de recibir y entregar las ofrendas del parande, es la que sella el compromiso. Su carguero tiene más o menos un año para recabar la suma pactada.
En la realidad los Cargueros Mayores ya conocen, de antemano y desde muchos años atrás, a las personas que aceptan gustosas este compromiso, aunque no es extraño que en la fiesta misma de la remuda alguien decida convertirse en carguero.
Para muchas personas es un orgullo ser partícipes de la fiesta. Tampoco es inusual que del Norte lleguen los envíos, aunque quienes los enviaron no lleguen a la Fiesta y sólo celebren la nostalgia y el gusto por participar en la que, pese a la distancia, sigue siendo Su Fiesta.
A muchos les mueve la devoción hacia la Virgen, otros son cargueros para cumplir una manda. Puede ser que, hacia el final de la fiesta, el parande sea desarmado y sus ofrendas repartidas entre los cargueros presentes, con lo que se sellará el compromiso.
Más comúnmente, en los días subsecuentes el Carguero Mayor visita a sus colaboradores en sus domicilios y les hace entrega de sus panes y sus botellas. Debo decir que el tamaño de los parandes me pareció espectacular, muy superiores a los que he podido ver en otras celebraciones de la región, pero no se trata de competir, todos los parandes son bellos, sobre todo por el alto valor simbólico que conllevan y el motivo que los origina.
También debo decir que la palabra
Parande, hasta donde pude averiguar, es de uso muy localizando en esta región, digamos del centro del país. Todas las fiestas realizadas en nuestro municipio se organizan y financian de manera similar con cargueros y cargos, aunque ninguna Remuda tiene la magnificencia de ésta.
En tanto el Carguero Mayor espera por sus cargueros, las danzas continúan con sus celebraciones, Cuando una danza está cercana a terminar su participación, sus danzantes portarán un ramito de flores, llegado el momento arrojarán dulces a la concurrencia; durante mucho rato una voladero de dulces cruzará la explanada en que la danza se desarrolle. Antiguamente se arrojaba también fruta, pero como podía llegar a lastimarse quien recibiera un cañazo o un mandarinazo, se acordó arrojar nada más dulces al público asistente.
Terminados los dulces los danzantes salen del atrio, y se dirigen a un lugar entre el Templo de los Remedios y el Templo Parroquial, desde ahí algunos de los integrantes de la danza que así lo hayan ofrecido, y por convicciones muy propias de cada quien, recorrerán de rodillas el trayecto hasta el templo de Los Remedios.
Sus compañeros los acompañan a pie y, a veces, con música muy leve. Puede suceder que alguna danza inicie este trayecto a unos cien metros del templo, pero alguno de sus integrantes, por decisión propia, se remontará más atrás o hasta el templo parroquial (un total de casi setecientos metros).
Otras personas, sin ser necesariamente danzantes, hacen recorridos similares, incluso ayudados por acompañantes que van colocando piezas de cartón a su paso para que el trayecto se más tolerable.
Cuando los danzantes salen del templo, sea que entraran caminando o de rodillas, terminan su participación por este ciclo, a la espera de la nueva fiesta para la que, paralelamente a sus danzas se pactaron los acuerdos y compromisos necesarios.
Es como haber sembrado la semilla de una nueva planta mientras la anterior aún está presente, un eslabón bien afianzado con el siguiente, un ritual de renovación que asegura la pervivencia de esta hermosa, compleja y rica festividad.
Ubicación Geosatelital del
Santuario de Los Remedios