La llegada del Evangelio a Acámbaro: 499 años
Eugenio Amézquita Velasco
-Los franciscanos realizaron la conquista espiritual de Guanajuato, superando un entorno hostil para establecer el cristianismo.
-La mayoría de las poblaciones de Guanajuato deben grandes servicios a los franciscanos por su labor evangelizadora.
-Los frailes de San Francisco anunciaron el evangelio en varias localidades de Guanajuato, hace más de 450 años.
-Los franciscanos actuaron como padres para los neófitos, defendiéndolos de vejaciones e introduciendo artes e industrias.
-Los frailes introdujeron plantas, frutas y animales de Europa y fueron los fundadores de la literatura e historia indiana.
-La labor franciscana les ganó respeto, amor y confianza, lo que impulsó la construcción de la parroquia y convento de Celaya.
-El Colegio Pontificio de Celaya fue fundado en 1729 por bula del papa Urbano VIII, gracias a don Pedro Núñez de la Roja.
-El fraile Fernando Alonso González, exestudiante de Celaya, embelleció la iglesia y el colegio en 1715.
-El fraile Fernando Alonso González levantó la iglesia grande y construyó el colegio, dejando una selecta librería y cátedras.
-Acámbaro fue el segundo pueblo fundado en Guanajuato tras la conquista, situado cerca del río Grande -hoy Río Lerma- y cerros.
-Acámbaro, cuyo nombre significa "lugar donde abunda el maguey", fue fundado en 1526 por Nicolás Montañez de San Luis.
-La fundación de Acámbaro se hizo el 19 de septiembre de 1526, con la colocación de una cruz y la misa de Espíritu Santo.
-Nicolás Montañez lideró la expedición y dejó un diario detallado sobre el orden de las fundaciones de Querétaro, Apaseo y Acámbaro.
-La primera capilla de Acámbaro fue muy pequeña, y los frailes Antonio Bermul y Juan Lazo fueron sus primeros apóstoles.
-El hospital de Acámbaro, fundado en 1532, sirvió a los indios desde su inicio, aunque hoy es una iglesia casi abandonada.
El estado de Guanajuato, desde siglos inmemoriales, manifiesta su cariño, amor y respeto a los padres franciscanos, porque ellos hicieron la conquista espiritual, superando los obstáculos que les oponía un país casi salvaje al establecimiento del cristianismo y de la civilización.
La mayor parte de las poblaciones del Estado de Guanajuato deben grandes servicios a los hijos de San Francisco; ellos dejaron en todo él los vestigios indelebles de las más heroicas virtudes cristianas y políticas; ellos anunciaron el evangelio en Celaya hace 454 años, Apaseo el Grande hace 500 años, Acámbaro hace 499 años, San Miguel el Grande -hoy San Miguel de Allende- hace 483 años, Chamacuero -hoy Comonfort- hace 463 años; San Juan de la Vega hace 467 años, San Felipe, hace 463 años y León hace 449 años, es decir, desde hace más de 450 a 500 años de antigüedad de presencia del Evangelio en estos sitios.
"Ellos hicieron con sus neófitos los oficios de padres, los defendieron valerosamente de las vejaciones de los conquistadores, introdujeron las artes y la industria, les enseñaron la agricultura y connaturalizaron multitud de plantas, frutas y animales que hicieron venir de Europa; ellos fueron los fundadores de la literatura del país y casi los únicos escritores que en sus crónicas han conservado la memoria de lo acaecido en aquellos tiempos; ellos en fin, enseñaron en México cuanto se sabía en la Península, y nos han conservado hasta hoy los diccionarios, gramáticas y demás monumentos de los idiomas, historia y literatura indiana".
"No son míos estos elogios, son del Dr. Don José María Luis Mora", señala el autor de la obra base de este reportaje..
Tales virtudes y servicios les conciliaron el respeto, el amor y la confianza de indios y españoles, quienes se prestaron gustosos a cooperar con gruesas limosnas para la construcción de la parroquia, convento y colegio en Celaya
Siendo provincial el Reverendo Padre Fray Juan López, costeó la fábrica y dotación del Colegio Pontificio de Celaya el Sr. Don Pedro Núñez de la Roja, a quien la Provincia reconoce por patrono. La fundación del establecimiento se hizo el año de 1729 por bula del Sr. Urbano VIII de 5 de octubre de 1724.
La casa primitiva no tema la magnificencia y grandeza que hoy admiramos; ésta se debió a los esfuerzos del Reverendo Padre Fray Femando Alonso González, ilustrado religioso que había hecho sus estudios en el colegio de Celaya; siendo guardián del convento el año de 1715 levantó la iglesia grande, fabricó el colegio, le dejó una copiosa y selecta librería, erigió las principales cátedras y alcanzó cédula real para que la Universidad de México pasara por los cursos ganados en él.
Este infatigable sacerdote, que llenó de grandiosos monumentos a los conventos de la provincia de franciscanos de Michoacán, fué nombrado Comisario General de Indias.
El momento histórico del nacimiento de Acámbaro al cristianismo
El pueblo de Acámbaro en el siglo XVI
Este pueblo es el segundo que se fundó en el Estado de Guanajuato después de la conquista. Está situado a los 20° 3' de latitud boreal y 10° 20' de longitud según el meridiano de México, cerca del río Grande que nace en Lerma, y en medio de dos pequeños cerros.
Su nombre es tarasco, quiere decir lugar donde abunda el maguey. Era frontera del reino de Michoacán con los indios chichimecas, quienes defendieron el terreno palmo a palmo. Fueron vencidos el año de 1526 por Don Nicolás Montañez de San Luis, pariente inmediato de Moctezuma y cacique de Jilotepec, a quien el gobierno había comisionado para hacer la conquista de varios pueblos chichimecas; él mismo escribió una relación de sus expediciones que no copio al pie de la letra por ser muy difusa y llena de repeticiones.
Aunque el padre Fray Alonso de La Rea, cronista de la provincia franciscana de Michoacán, asegura que Querétaro y Apaseo se fundaron el año de 1531, Montañez que acompañó a Fernando de Tapia a la conquista de aquellos pueblos, afirma que luego que estos se fundaron, se vino el ejército a conquistar a Acámbaro el citado año de 1526.
Debemos dar más crédito a este cacique por la circunstancia de haber sido contemporáneo, haber tomado parte en los sucesos, y haber llevado un diario de la expedición. En este diario expresa con claridad el orden con que se fueron haciendo estas fundaciones. Dice así: "con este van tres pueblos que se han fundado, lo primero fué el pueblo de Santiago de Querétaro y el pueblo de San Juan Apaseo, y este pueblo que se intitula el pueblo de San Francisco de Acámbaro, provincia de Michoacán".
La llegada del Evangelio a Acámbaro
La fundación de Acámbaro se refiere de la manera siguiente: el 19 de septiembre de 1526, mandó fijar una cruz de sabino de cinco varas de alto en el lugar donde hoy está construida la parroquia del pueblo; inmediatamente trazó diez calles en el mismo lugar donde se hizo la guerra, al pie del Cerro Grande; cinco calles desde donde está el río Grande hasta la parte del sur, donde están unos cerritos, y las otras cinco al pie del Cerro Grande por la parte del poniente.
El día 20 que fué domingo, hizo construir una ermita en el lugar donde estaba la cruz; se colocaron las campanas sobre un palo atravesado en dos palos altos, y dijo la misa de Espíritu Santo al ejército conquistador y a más de cinco mil indios chichimecas que se hallaban presentes, el padre Don Juan Bautista, cura y vicario de Tula, que era el capellán de la expedición.
Concluida la misa, se rezó el rosario, se cantó el alabado y se comenzó la explicación de la doctrina cristiana, enseñando a los indios a persignar en la frente con la mano derecha. Se repartieron los solares, colocando desde luego en los más grandes a los caciques y en los más pequeños a los otros indios fundadores; a las dos de la tarde comenzó el paseo dentro de esta fundación del pueblo nuevo.
Con el mayor candor refiere Don Nicolás Montañez el vestido que llevó y todas las circunstancias del paseo. "Subí, dice, en mi caballo blanco que se llamaba la Balona; yo siempre tengo mi cuerpo armado con las armas que me dejó Cortés cuando vino a esta tierra; puse el murrión con tres plumajes de tres colores, de blanco, colorado y verde, y el peto en la mano siniestra y la conduta en la mano derecha, etc.". Terminado el paseo se repicaron las campanas, se tocaron los pífanos, clarines y tambores, se quemaron seis arrobas de pólvora y se concluyó la fundación dando gracias a Dios.
El domingo 28 se formó una junta de caciques para nombrar gobernador, y resultó electo Don Pedro de Granados y Mendoza, señor cacique y principal de los principales del pueblo de Tula; se nombró el ayuntamiento y se vitoreó solemnemente al emperador Carlos V.
Alonso de Estrada, mandó a nombre del Rey construir el convento e iglesia de San Francisco. La primera capilla fue muy pequeña, de veinte brazadas y cuatro celdas, fuera del refectorio y la cocina. Los padres franciscanos Fray Antonio Bermul y Fray Juan Lazo, que acompañaban a los conquistadores, fueron los primeros apóstoles de este pueblo.
Ñuño de Guzmán el año de 1529, mandó hacer el convento e iglesia de piedra; los cimientos de la bella parroquia que hoy existe, se acabaron en 1532. El mismo año dió licencia para fundar el hospital el limo. Sr. Don Sebastián Ramírez de Fuenleal.
El curato lo erigió en favor de los padres franciscanos el limo. Sr. Don Vasco de Quiroga. La parroquia, que es la misma iglesia del convento, fue sucesivamente mejorada por los religiosos que servían el curato. En estos últimos años la renovó el Reverendo Padre Fray Macedonio Romero que falleció el año próximo pasado de 1861. Acámbaro debió mucho a este párroco respetable; cuidó con empeño de la educación de la juventud, estableciendo escuelas en todas las vicarías y un colegio en la cabecera; favoreció las artes, ya poniendo una escuela de música, ya otra de dibujo, ya derramando cuantiosas limosnas entre los artesanos pobres. Esta iglesia fue saqueada, en los días de la revolución, por los constitucionalistas.
El hospital sirvió a los indios desde su fundación, y hoy es una iglesia pobre casi abandonada.
La iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe que está en la plazuela de su nombre es un templo regular, aunque algo desaseado.
El Sr. cura Romero comenzó a construir el año de 1850 una capilla a Nuestra Señora del Refugio, en acción de gracias por no haber desarrollado el cólera morbus con fuerza en la población. Es muy bella, y si llega a concluirse será la más hermosa de la población.
En la calle llamada de la Amargura hay catorce capillas devotas que sirven para las estaciones. Terminan estas en la de la Soledad que está en la cumbre de una loma baja; la iglesita es bella y tiene mucho culto. Cerca de este templo está la capilla de San Antonio que fundó Don Pascual Paniagua.
Acámbaro tiene cinco vicarías fijas servidas por otros tantos religiosos franciscanos; estas vicarías son Jerécuaro, Coroneo, Tarandacuao, Contepec e Irámuco. El cura administra en la cabecera con tres vicarios.
En la parroquia hay cofradías del Cordón, Vela Perpetua, una Santa Escuela y confraternidades del Santísimo Sacramento, de la Purísima y de las Animas.
El camposanto tiene también una capilla, y es de los más decentes del obispado.
El curato linda con los de Ucareo, Tzirizicuaro, Tzinapécuaro, Salvatierra y Apaseo.
Jerécuaro es un pueblo grande con ayuntamiento; tiene 7,000 habitantes. Su iglesia es muy decente, y está habilitada de buenos paramentos y vasos sagrados. Mantiene tres religiosos; hay en él otro templo pequeño llamado el Hospital. El pueblo fué fundado por el Venerable Fray Jacobo Daciano.
Coroneo y Tarandacuao son más pequeños y sus capillas son aseadas y cómodas.
Contepec está casi enclavado en terrenos del arzobispado; es un pueblo corto con decente capilla, escuela y 2,000 habitantes.
En todos estos pueblos hay cementerios y en algunos hermandad de Vela Perpetua.
Hay además en este curato tres capillas rurales en las haciendas de San Cristóbal, la Encarnación y Santa Inés. Los pueblos de Chupícuaro y Tócuaro, aunque no tienen vicario de pie fijo, sí tienen buenas capillas y un religioso que pasa a confesar durante el tiempo cuaresmal. Este segundo pueblo lo fundó el Padre Bermul al conducir el agua que surte a Acámbaro.
En el orden político Acámbaro es cabecera de partido, en donde reside también un juez de letras. Tiene alumbrado, regulares edificios, algunos portales, buenos empedrados y un puente construido con gusto y solidez sobre el río de Lerma.
El ayuntamiento, con solo el fondo que se formó de los pilones que voluntariamente dejaban los compradores en las tiendas, levantó este grandioso puente.
El pueblo es sumamente ameno y bello; los vecinos disfrutan el beneficio del agua potable que toman de las fuentes públicas, el de unos lavaderos cómodos para las personas pobres y el de algunas tomas de agua para el riego de las huertas.
La población del curato asciende a treinta y un mil habitantes, pero la del municipio no excede de trece mil; el resto pertenece a la municipalidad de Jerécuaro.
El agua potable que disfruta la población se debió al celo del Padre Fray Antonio Bermul. Este fué personalmente a pedirla a los indios de Tócuaro, trazó las cañerías y costeó la conducción, ayudado de algunos caciques de los que fundaron el pueblo. Entró el agua a éste el año de 1527.
La mayor parte de los habitantes son indios tarascos y otomites, dos quintas partes son de raza europea y mixta; la industria principal del lugar son los tejidos de paños de lana. El comercio es regular, la agricultura nada próspera porque la propiedad rústica está estancada en pocas manos. El Sr. Pedreguera, dueño de la hacienda de San Cristóbal, posee casi la mitad de los terrenos de cultivo.
Acámbaro dista de Salvatierra ocho leguas, diez y seis de Celaya, doce de Maravatío y diez y siete y media de Morelia.
El clima es sumamente benigno y muy sano; el termómetro de Réaumur nunca sube más de 25° ni baja de 10°.
Los fondos municipales, sin incluir el peaje del puente, son de dos mil quinientos pesos anuales.
El área de este curato tiene 118 leguas cuadradas en la que están comprendidos los pueblos mencionados de Jerécuaro, Coroneo, Contepec, Tarandacuao, Irámuco y Tócuaro; treinta y nueve haciendas de labor, ochenta y un ranchos anexos, y diez y siete independientes.
FUENTES:
Romero, José Guadalupe. "Noticias para formar la historia y la estadística del Obispado de Michoacán". Morelia: Imprenta de Ignacio Arango, 1860. 304 p.
Detalles complementarios:
-Autor: Dr. José Guadalupe Romero, canónigo doctoral de la Catedral de Michoacán
-Lugar de edición: Morelia, Michoacán
-Editorial original: Imprenta de Ignacio Arango
-Año de publicación: 1860
-Temas: Historia eclesiástica, geografía religiosa, estadística parroquial, organización territorial del obispado
-Clasificación temática: Historia regional, Iglesia en México, siglo XIX