*Por Carlos Francisco Rojas Gómez*

Casi todas las imágenes religiosas que logran reunir en torno suyo un gran número de expresiones de devoción cuentan con una o varias leyendas o acontecimientos milagrosos sobre su origen o establecimiento en el lugar donde se les rinde culto. La Virgen de los Remedios de Chamacuero no es la excepción y en torno a ella se han construido algunas leyendas, o una leyenda con diferentes versiones que nos permiten observar el fervor religioso de las personas, además de que evidencian rasgos sociales, culturales, económicos y políticos que dan identidad al chamacuerense.  Una de estas versiones dice lo siguiente: 

[…] pasaba por ahí un arriero con sus remudas [mulas]. Una se le perdió en el magueyal donde actualmente se levanta el templo. Esta remuda que cargaba una caja con la imagen de la Virgen fue encontrada [tiempo después] por un ‘tlachiquero’. El [sic] llevó esta imagen de la Virgen de los Remedios al convento franciscano de Chamacuero, pero la Virgen se regresó al lugar donde había sido encontrada. Este suceso se repitió tres veces, al ver el prodigio se levantó ahí el templo.[1]

Otra leyenda narra que dos viajeros llevaban consigo la pequeña imagen, en su paso por Chamacuero decidieron descansar, cuando emprenden el viaje, al poco tiempo se dan cuenta que la Virgen ya no está, regresan al lugar del descanso y allí la ven, reanudan su marcha y nuevamente sucede lo mismo, hasta la tercera vez, por lo que interpretan que la Virgen deseaba quedarse en este lugar. Incluso hay versiones donde los  viajeros llegan en ferrocarril, lo cual nos permite observar que las leyendas se van conformando a partir de acontecimientos de relevancia para la población. 

Por mucho tiempo estos relatos han dado respuesta a las preguntas sobre el origen de la Virgen de los Remedios en nuestro pueblo, y seguramente también seguirán dando vida a la tradición oral y al folklor de los comonforenses, sin embargo debemos tener muy claro que estos son relatos fantásticos y milagrosos que no requieren ser comprobados, pues su riqueza radica precisamente en lo maravilloso del relato. Por otro lado, la historia apoya sus resultados sobre una fuente documental que permite sustentar cómo sucedieron las cosas en el pasado; lo que a continuación se presenta son los primeros resultados de investigación sobre la imagen que mayores muestras de devoción recibe y en torno a la cual se desarrollan las celebraciones más concurridas e importantes del año. 

La historia de la Virgen de los Remedios es el origen de muchas de las formas y expresiones culturales de la vida cotidiana de los comonforenses y en particular de los habitantes del barrio de los Remedios, pues se trata también del origen de esa población. Esta histórica relación de la Virgen con el pueblo de Chamacuero comienza el 13 de septiembre de 1690 cuando Agustín Castillo, español residente en este pueblo, hizo donación de la pequeña imagen que había sido un obsequio de su hermano el franciscano Fray Antonio Castillo, y quien la había traído de España [2].  El acontecimiento quedó plasmado en un acta de donación que Agustín Castillo realizó para otorgar y ceder todos los derechos de la imagen a los naturales y principales indígenas del pueblo:

[…] los naturales y principales de este Pueblo la han recibido y me la han pedido con obligación de ha[c]erle capilla y santuario como lo tienen puesto en efecto [s]eñalado sitio y comensado [sic] a disponer para su efecto y con [dicha] mira y del devoto afecto con que lo hacen en aquella via [sic] y forma que mejor haya lugar, les hago gracia  y donación de dicha  hechura pura mera perfecta e irrevocable con todos los requisitos vínculos y firmeza que a su validación sean necesarios con renunciación que hago de todas las leyes que me puedan favoreser [sic] para desaser [sic] dicha donación [3]. 

A partir de este momento la Virgen de los Remedios era del pueblo de Chamacuero, de los indígenas, que fueron quienes la solicitaron como obsequio a Miguel Castillo y quien al observar el devoto afecto que le tenían tuvo a bien hacer la donación. Es muy importante considerar esta particularidad, pues explica en parte las grandes muestras de devoción que persisten hasta nuestros días y que muy pocas imágenes religiosas tienen en nuestro municipio. 

La Virgen es entregada a los naturales para que éstos le hagan una capilla y allí le muestren su fervor y reconocimiento, es decir la imagen no fue entregada a ninguna congregación religiosa, o sacerdote secular, ni tampoco a ninguna persona en particular, la imagen fue donada a la República de indios [4] del Pueblo de Chamacuero, a sus habitantes indígenas para que aquí la veneraran. Esto influyó en la rápida expansión de su culto en la región porque fueron precisamente los indios quienes se comprometieron a expandir el culto por medio de una hermandad, realizando colectas en el pueblo y la región, rentando algunos bienes donados por la feligresía a la Virgen y organizando la fiesta, es decir  administrando todos los bienes materiales con la única finalidad de rendir culto a la Virgen de los Remedios. 

La Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios de Chamacuero surge a principios del siglo XVIII, muy probablemente en 1725 pues es la primer mención que se hace a un mayordomo de esta hermandad en su libro de cuentas, Don Francisco Xavier de León, quien mandó dorar el sagrario de la Virgen. Se menciona también que en 1726 se colocaron “los lienzos del corateral [sic] [retablo], y otros dos pequeños”,  y en 1727 se mandó dorar el frontal. Ahora bien, aquí no se menciona cuando se comenzó a elaborar el retablo, pero sabemos que para 1726 ya se encontraba bien avanzado pues se colocaron los lienzos. A partir de este dato se puede inferir que para esta fecha ya estaba construida la capilla de los Remedios, aunque por otro lado, en este mismo documento, se dice que en 1728 se compró un solar para que “sea finca de Nuestra Señora de los Remedios”, y que en 1729 “se empezó a fabricar dos casas, sala y tienda que [se] ha hecho poco en poquito hasta el de treinta y uno [1731]” [5], lo que hace pensar que se trata de la compra del terreno donde se construyó la capilla de la Virgen, y que además ésta, o por lo menos una etapa, se construyó entre 1729 y 1731. 

     Surgen entonces algunas dudas respecto a la construcción de la capilla pues por una parte el retablo ya estaba terminado y por otro lado la información hace pensar que es hasta 1728 cuando se compra el terreno para fabricar la “finca de Nuestra Señora”. Si esto es cierto, ¿dónde se encontraba el retablo?, o acaso esta mención a una compra de un solar se refiere a un bien adquirido por la hermandad para rentarlo o usarlo para obtener algún beneficio económico para los gastos de las festividades y del cuidado de la imagen, o es que efectivamente se trata de la compra del terreno para la capilla y el retablo estaba colocado en otra capilla o en la casa de algún mayordomo. Interrogantes que probablemente en otro momento se puedan aclarar, así como la misma elección del sitio para construir la capilla, pues en ese tiempo quedaba fuera del pueblo. 

     Aunque se menciona que el retablo estaba terminado, todavía no estaba dorado, pues fue hasta 1741 cuando esta obra quedó concluida siendo mayordomo Don Paulino Téllez. En noviembre de 1740, cuando aún era mayordomo Don Pedro de la Cruz Hernández, antes de entregar el cargo tuvo que verificar la calidad del trabajo del dorado, por lo que con el ministro de doctrina, el notario y otros testigos acudieron a la casa de “Don Santiago de Silva yndio [sic] principal [sic] de este pueblo maestro de dorador en casa de quien se esta [sic] dorando el coratheral [sic] de mi Señora de los Remedios” [6]. El hecho resulta de importancia porque nos permite observar que en el pueblo había personas capacitadas para este tipo de trabajos, además de que, según asentaron otros testigos “Don Santiago de Silva quien tiene la obra a su cargo, ser maestro en la facultad por haver [sic] hecho en distintos lugares obras muy pulidas y de mayor quantia [sic]” [7]. Queda la duda de quién fue el autor de las pinturas del retablo, pero sigue siendo interesante que haya sido un indio del pueblo quien realizó el dorado de la obra y que además se mencione que realizó trabajos en otros lugares. 

     Por otra parte también es importante señalar que la compra que se hace del terreno, que pudo o no ser para la capilla,  se hace a nombre de la Virgen como si tuviese personalidad legal para realizar este tipo de contratos, lo cual era totalmente común y muy normal en la época colonial; es por esto que hasta hoy en día los habitantes del barrio de los Remedios viven en los terrenos de la Virgen, sin poseer ellos algún documento legal que los haga dueños del terreno. Lo que no se ha podido localizar es el documento de la compra, donde se puedan encontrar datos como la extensión del predio y el nombre del vendedor. 

     Hablando sobre el terreno es importante mencionar que algunos vecinos del barrio de los Remedios comentan, que antes en ese lugar estaba el antiguo pueblo de San Lucas, una de las tres poblaciones que se asentaron en el valle de Chamacuero a finales del siglo XVI, es más, cuentan que allí había casas y hasta un fuerte, y que luego se hizo el templo a la Virgen y gradualmente fue cambiando el nombre de San Lucas a Los Remedios. Aunque esta versión resulta muy interesante los documentos no hacen alusión a esta antigua población, es más mencionan que no había ninguna casa o población alrededor del templo. 

     En enero de 1732, la capilla fue robada, “amanesio [sic] la Virgen Santisima [sic] sin corona, sin media luna, sin setro [sic] ni sin todo el adorno de perlas y joyas”; [8]. En ese tiempo el mayordomo era Don Lorenzo Juárez, quien con el cargo que ocupaba dentro de la hermandad tenía en su poder el cuidado de la capilla y por lo tanto las llaves para abrir dicho santuario. Los feligreses se dieron cuenta del robo un día sábado pues era costumbre que la misa se celebraba ese día. Algunos vecinos, indios caciques del pueblo, describieron el hecho: 

[…]bajaron dicha Ymagen [sic]del propisatorio [sic] y colateral en que la hemos tenido y en una de las gradas de su altar tubieron [sic] el espaci[o] de a punta de tijera cortar las sedas y puntadas que aseguraban la tal vorda [sic] de perlas y preseas de oro, sin lastimar nada el cuerpo de la Señora ni de su bestuario [sic], cuyas motas o puntadas de seda cortada estaban tiradas sobre dicha grada, y efectuando tan osada irreberensia [sic] bolvieron [sic] a colocar y poner a la Señora en su propisiatorio [sic] [9]. 
     El robo causó polémica entre la población porque según los declarantes ni las puertas ni las ventanas de la capilla tenían señas de haber sido forzadas, por lo que el primer sospechoso fue el mayordomo, Lorenzo Juárez. Como las autoridades locales realizaron una investigación en la que el mayordomo negó haber cometido el robo, resultó también que en una visita que realizaron a su casa lo encontraron en su cuarto con una mujer que no era su esposa y que además era viuda, por lo que la acusación ya no sólo fue de robo sino que ahora también se le acusaba de vivir en pecado. En las declaraciones también salió a la luz que esa semana Lorenzo Juárez no tenía en su poder las llaves sino que las tenía un diputado de la hermandad (los diputados ayudaban con las actividades para conseguir dinero y prestar sus servicios en la capilla), Cristóbal de Mendoza quien declaró no saber “nada del robo que a María Santísima de los Remedios le an [sic] echo [sic] […], pues la capilla se halla fuera del pueblo, sin vezindario [sic] ni ninguno que l[o] cuide”. [10]

     Tanto Lorenzo Juárez como el diputado Cristóbal de Mendoza fueron encarcelados por esta situación, más allá de si fueron ellos los ladrones o no, lo relevante aquí es que se menciona que no había ninguna población alrededor de la capilla, como pudiera pensarse tomando la idea de que Los Remedios era San Lucas. Otro de los declarantes en este asunto fue un comerciante español Juan Ortiz de Celis, quien dijo ser “vezino [sic] del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios que se alla [sic] fuera de este lugar” [11].  Esta declaración no debe confundir y hacer pensar que entonces si había personas viviendo alrededor del santuario, cuando se presenta como vecino hace alusión a la cercanía pero no necesariamente a que su casa está a un lado de la capilla; probablemente este comerciante español tenía su casa en lo que ahora es la calle de Ocampo o por el lado de la actual plazuela Álvaro Obregón. 

     Otro de los indicios de que para la primera mitad del siglo XVIII el barrio de los Remedios aún no existía es que no aparece ningún lugar con este nombre en los padrones levantados por el obispado de Michoacán durante este tiempo, pero tampoco se menciona un San Lucas. Es hasta 1782 que se alude al barrio de los Remedios en una lista de lugares en que se colectó limosna para la Santa Cruz del camposanto [12]. Seguramente se trataba tan sólo de algunas pequeñas casas de piedra, adobe y paja construidas por los indígenas para estar al cuidado y protección de la capilla y por supuesto al servicio de la Virgen de los Remedios. 

     Pero la prueba más concluyente en relación a que antes de la capilla no había población alguna, del periodo novohispano por supuesto, es que en 1821 algunos vecinos del pueblo se quejaron por:

los perjuicios que sufrian [sic],  con motivo de haberseles [sic] repartido solares para poblar y custodiar la Iglesia en que está colocada la Santísima Virgen de los Remedios, sin mas [sic] titulos [sic] de propiedad que un papel simple, dado por los mayordomos de la Hermandad de la Santisima [sic] Señora con lo que cometian [sic] varios abusos quitando a unos y poniendo a otros de que resultaba el poco amor que estos [sic] debian [sic] tener a sus sitios, repugnancia para fabricar sus casas y cultivar sus terrenos. [13].

     A partir de esta queja el alcalde primero constitucional Don Manuel Díaz de la Madrid tomó la determinación, basándose en la Constitución de Cádiz, que eran las leyes que regían en la todavía Nueva España, de establecer que los mayordomos no podían entregar solares y quitarlos sino que a quienes se les entregaran solares se les daría posesión de la tierra para “hacer guarda al templo, fabricar casa de terrado en términos que sirva de ornato, asistir a las obligaciones precisas de la Hermandad y tener buena conducta” [14] y así poder asegurar sus terrenos, con la única condición de servir en lo necesario a la imagen y a la hermandad. Y aunque ya desde las dos últimas décadas del siglo XVIII se menciona al barrio de los Remedios se puede decir que es hasta este momento, 1821, en que existe un establecimiento formal de esta población, amparados por la Constitución de Cádiz. 

 Este sistema prácticamente sigue funcionando hasta nuestros días, aunque las leyes con las que comenzó ya no tienen vigencia, los vecinos de los Remedios viven en terrenos de la Virgen y sólo pagan una contribución cada año el día Domingo de Ramos, esto lo hacen ante una junta o mesa directiva del barrio, que se encarga de llevar las cuentas; además también tienen como obligación servir en el cuidado del templo y colaborar en las actividades relacionadas con las fiestas de la Virgen, lo cual, según algunos mismos vecinos del barrio ha venido en disminución. 

 A pesar de esta situación, es innegable que la imagen de Nuestra Señora de los Remedios sigue generando innumerables muestras de aprecio y amor de muchos comonforenses y de personas de otros lugares que cada año modifican sus actividades cotidianas para servir, visitar y festejar a esta pequeña imagen que desde hace más de 332 años habita entre los chamacuerenses.      
     

NOTAS:
[1] Flores Solís, Miguel, La Virgen de los Remedios en España, México y Centroamérica, s/e, México, 2001, p. 64. 
[2] “Acta de donación de Nuestra Señora de los Remedios”, Libro de la Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios de Chamacuero [versión digital], Centro de Estudios de Historia de México, Fundación Carlos Slim, consultado en: http://www.archivo.cehmcarso.com.mx 
[3] Ibídem.
[4] La República de indios era, 
[5] Libro de la Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios de Chamacuero [versión digital], Centro de Estudios de Historia de México, Fundación Carlos Slim, consultado en: http://www.archivo.cehmcarso.com.mx  
[6] Ibídem.
[7] Ibídem. 
[8] Archivo Histórico Casa Morelos, Fondo Diocesano, Procesos criminales, sacrilegios, siglo XVIII, Clasificación 0282, C.837, Exp. 2, f. 1r. 
[9] Ibídem, f. 1. 
[10] Ibídem, f. 14v.
[11] Ibídem, f. 7r.
[12] Fondo Chamacuero, Cofradías, Cofradía de la Santa Cruz, bienes, C 2, L 2, Doc. 43, f. 131r.
[13] Fondo Chamacuero, Cofradías, Cofradía Virgen de los Remedios, bienes, C 1, Doc. 8, f. 31. 
[14] Ibídem.