San Charbel Makhlouf: El ermitaño que iluminó al mundo desde las montañas del Líbano
Eugenio Amézquita Velasco
- San Charbel nació en Beqakafra, Líbano, en 1828, y fue el quinto hijo de una familia campesina profundamente cristiana.
- Desde joven mostró vocación religiosa, influenciado por sus tíos ermitaños y su padrastro sacerdote maronita.
- Estudió filosofía y teología en Kfifan y fue ordenado sacerdote en 1859; vivió 23 años como ermitaño en Annaya.
- Tras su muerte en 1898, su cuerpo permaneció incorrupto y comenzó a exudar un líquido milagroso por más de 65 años.
- Fue beatificado en 1965 y canonizado en 1977 por el Papa Pablo VI; hoy se le atribuyen más de 29,000 milagros documentados.
En lo alto de las montañas del norte libanés, a 1,600 metros sobre el nivel del mar, nació el 8 de mayo de 1828 un niño llamado Youssef Antoun Makhlouf, quien más tarde sería conocido como San Charbel. Su vida, marcada por la oración, el silencio y una entrega radical a Dios, lo convirtió en uno de los santos más venerados del mundo, especialmente por quienes sufren en cuerpo y alma.
Infancia y raíces espirituales
Youssef nació en Beqakafra, el pueblo habitado más alto del Líbano, en el seno de una familia maronita campesina. Fue el quinto hijo de Antoun Zaarour Makhlouf y Brigitte Chidiac. A los tres años quedó huérfano de padre, quien murió tras ser reclutado por el ejército turco. Su madre se casó nuevamente con Lahoud Ibrahim, un hombre devoto que más tarde sería ordenado sacerdote, algo permitido en el rito maronita. Esta figura paterna fue clave en la formación espiritual de Youssef.
Desde niño, Youssef mostraba una inclinación profunda hacia la oración. Mientras pastoreaba ovejas, se retiraba a una gruta para rezar ante una imagen de la Virgen María. Los aldeanos lo llamaban “el santo” por su conducta piadosa. Dos de sus tíos maternos eran ermitaños en el monasterio de San Antonio de Kozhaya, y él los visitaba con frecuencia, fascinado por la vida monástica.
Vocación y formación religiosa
A los 23 años, Youssef dejó su hogar en secreto y se dirigió al monasterio de Nuestra Señora de Mayfouq. Allí comenzó su noviciado y adoptó el nombre de Charbel, en honor a un mártir sirio del siglo II. En 1853 profesó sus votos perpetuos en el monasterio de Annaya y fue enviado al monasterio de San Cipriano y Justina en Kfifan, donde estudió filosofía y teología bajo la guía de San Nematala Al-Hardini, quien también sería canonizado.
El 23 de julio de 1859, Charbel fue ordenado sacerdote por Mons. José al Marid. Regresó al monasterio de Annaya, donde vivió durante 16 años como monje ejemplar, dedicado a la oración, el trabajo manual y el cuidado de los enfermos. Su vida era austera, marcada por el silencio y la penitencia.
Vida ermitaña y muerte
En 1875, a los 47 años, recibió permiso para retirarse a la ermita de San Pedro y San Pablo, cerca de Annaya. Allí vivió durante 23 años en completa soledad, rezando siete veces al día la Liturgia de las Horas, comiendo una vez al día y durmiendo sobre hojas cubiertas con piel de cabra. Su vida era una ofrenda constante a Dios.
El 16 de diciembre de 1898, mientras celebraba la misa, sufrió una hemiplejía. Murió ocho días después, en la víspera de Navidad, repitiendo la oración que no pudo concluir en el altar: “Padre de la verdad, he aquí Tu Hijo, el sacrificio en el que Tú Te complaces…”
Milagros y legado
Tras su muerte, comenzaron a manifestarse fenómenos extraordinarios. Su tumba irradiaba luz por las noches, y cuando fue abierta, su cuerpo estaba incorrupto, flexible y cálido. Durante más de seis décadas, exudó un líquido rojizo con propiedades curativas. En 1950, médicos y autoridades eclesiásticas certificaron su estado milagroso.
Entre los milagros atribuidos a San Charbel destacan curaciones de cáncer, parálisis, ceguera y enfermedades incurables. Uno de los casos más documentados fue el de Sor Marie-Abel Kamari, quien sanó de una úlcera pilórica grave tras rezar en su tumba. Otro fue el de Myriam Aouad, curada de cáncer de garganta en 1967.
Reconocimiento oficial
El proceso de beatificación comenzó en 1925. Fue beatificado el 5 de diciembre de 1965 por el Papa Pablo VI, durante la clausura del Concilio Vaticano II. El mismo pontífice lo canonizó el 9 de octubre de 1977, convirtiéndolo en el primer santo oriental canonizado desde el siglo XIII.
Hoy, San Charbel es venerado en todo el mundo, especialmente en México, América Latina y Medio Oriente. Su tumba en Annaya recibe millones de peregrinos cada año, y su intercesión sigue siendo fuente de esperanza para quienes enfrentan enfermedades, sufrimientos y desafíos espirituales. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido