Ángel Espinoza de los Monteros
-El padre Ángel Espinosa exhorta a enfrentar la violencia con oración diaria y no con armas, gritos ni represalias.
-Cita a Santo Domingo: “Ármate con oración en lugar de espada. Vístete con humildad en lugar de ropa fina”.
-Advierte sobre la normalización de la violencia en la música, el cine y la cultura que incita al odio y la agresión.
-Llama a combatir la violencia familiar y social con actos cotidianos de fe: misa, bendiciones y oración constante.
-La humildad, dice, es la prenda más valiosa que una persona puede vestir; más que cualquier marca o exclusividad.
-Recuerda que Jesús rechazó la soberbia, no la pobreza ni la impureza; la humildad es el camino hacia Dios.
-Relata su encuentro con Santa Teresa de Calcuta como ejemplo vivo de sencillez, fe y grandeza espiritual.
Queridos amigos, soy el padre Ángel Espinosa de los Monteros.
Decía Santo Domingo de Guzmán: “Ármate con oración en lugar de espada. Vístete con humildad en lugar de ropa fina”. Estas palabras, inspiradas por el Espíritu Santo, nos recuerdan que la verdadera fuerza del cristiano no está en la violencia, sino en la oración. Ya Cristo mismo le dijo a Pedro en Getsemaní: “Guarda la espada. El que a espada hiere, a espada muere”.
Vivimos tiempos marcados por la violencia. En el mundo hay guerras activas en varios países, pero también sufrimos violencia en el hogar, en el matrimonio, en las escuelas. El bullying, los conflictos familiares, las agresiones verbales y físicas son síntomas de una sociedad herida. Muchas veces, sin darnos cuenta, hemos alimentado esta cultura violenta a través de la música, el cine o expresiones artísticas que exaltan el sexo o la agresión.
En algunos países, como Estados Unidos, el debate sobre la posesión de armas es intenso. Tener un arma en casa o en el coche se ha vuelto común, pero eso también es una forma de violencia. Frente a este panorama, el llamado es claro: no respondamos a la violencia con más violencia. No devolvamos gritos con gritos, ni traiciones con traiciones. Ármate, sí, pero con oración.
La oración lo puede todo. No se trata de pasar horas de rodillas, sino de tener momentos diarios de encuentro con Dios: cinco minutos al despertar, tres antes de dormir, bendecir los alimentos, asistir a misa cuando sea posible, visitar al Santísimo. Estos actos sencillos fortalecen el alma y nos preparan para enfrentar el mundo con paz.
También debemos vestirnos con humildad. Hoy, la moda y las marcas han invadido todos los rincones. Cuando era niño, había unas cuantas marcas importantes; hoy son incontables. Vestirse con ropa exclusiva se ha vuelto símbolo de estatus. Pero la prenda más valiosa que un hombre o una mujer puede llevar es la humildad.
Jesús nos pidió que lo imitáramos en la mansedumbre y la humildad. No dijo “sean puros” o “sean obedientes”, aunque también lo espera. Dijo: “Sed mansos y humildes de corazón”. La soberbia fue el pecado que perdió a Satanás y el que más nos aleja de Dios. La Escritura es clara: “Dios rechaza a los soberbios”. No rechazó a María Magdalena, ni a Zaqueo, ni a Mateo, ni a los pescadores sin formación. Rechazó la soberbia.
Por eso, vístete con humildad. Puedes usar ropa elegante si lo deseas, según la ocasión, pero no olvides que la humildad es lo que verdaderamente embellece. Es una alegría encontrarse con una persona humilde.
Tuve la gracia de conocer personalmente a Santa Teresa de Calcuta en Roma, en 1994. Le faltaban tres años para partir con el Señor. Vestía su sari blanco con líneas azules, el de toda la vida. No recuerdo sus sandalias, ni su ropa en detalle. Lo que me impactó fue su mirada, la suavidad de sus manos, sus palabras. Yo era un joven estudiante de teología de 26 años, y ella me atendió con una humildad que nunca olvidaré.
Pasa la voz. A los matrimonios, a las familias: necesitamos humildad para convivir, para perdonar, para amar. Hagamos todo el bien que podamos. Que Dios los bendiga siempre. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido
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