Eugenio Amézquita Velasco

-El Papa define como dogma la Asunción corporal de María.
-La declaración se basa en tradición, liturgia y teología.
-María es elevada al cielo en cuerpo y alma, según la fe.
-La consulta mundial a obispos mostró apoyo unánime.
-Padres de la Iglesia y doctores medievales respaldan la creencia.
-La liturgia celebra la Asunción desde los primeros siglos.
-La definición fortalece la esperanza cristiana en la resurrección.
-La Asunción es consecuencia de la Inmaculada Concepción.
-El dogma fue proclamado el 1 de noviembre de 1950.
-La Iglesia exhorta a venerar a María como Reina celestial.

En un acto de profunda significación teológica y pastoral, el Papa Pío XII proclamó solemnemente el dogma de la Asunción de la Virgen María, el 1 de noviembre de 1950, en la fiesta de Todos los Santos, definiendo que “la Inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo”. La declaración, contenida en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, marca un hito en la historia doctrinal de la Iglesia católica.



La definición dogmática, que obliga a todos los fieles a su aceptación como verdad revelada, se fundamenta en una tradición multisecular que incluye testimonios litúrgicos, patrísticos, teológicos y devocionales. Aunque la Sagrada Escritura no menciona explícitamente la Asunción, el documento pontificio señala que diversos pasajes bíblicos, como la figura de la “mujer vestida de sol” en el Apocalipsis, ofrecen una base simbólica para su interpretación.

La proclamación fue precedida por una consulta global realizada en 1946, en la que el Papa pidió a los obispos del mundo su parecer sobre la oportunidad y conveniencia de definir el dogma. La respuesta fue casi unánime: la creencia en la Asunción era universal y su definición fortalecería la fe del pueblo cristiano. Esta consulta, junto con el consenso teológico y la tradición litúrgica, dio al Papa la certeza necesaria para proceder con la declaración.


El documento cita ampliamente a los Padres de la Iglesia, como San Juan Damasceno, San Germán de Constantinopla y San Andrés de Creta, quienes exaltaron la glorificación corporal de María como expresión de su santidad única. También se mencionan teólogos medievales como Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura, quienes consideraron la Asunción como una consecuencia lógica de la maternidad divina y de la plenitud de gracia de María.

La liturgia, considerada por el Papa como “expresión viva de la fe”, ha celebrado la Asunción desde los primeros siglos. En Oriente, la fiesta de la Dormición incluye la glorificación corporal de María, mientras que en Occidente, el Misal Romano y el Oficio Divino exaltan su entrada triunfal en el cielo. Esta unanimidad litúrgica refuerza la convicción de que la Asunción pertenece al depósito de la fe.


Pío XII subraya que la Asunción es consecuencia directa de la Inmaculada Concepción. Al haber sido preservada del pecado original, María no debía sufrir la corrupción del sepulcro. Su glorificación corporal es vista como anticipo de la resurrección prometida a todos los fieles, y como signo de esperanza para los cristianos que peregrinan en la tierra.

La definición dogmática no solo tiene implicaciones doctrinales, sino también espirituales y pastorales. El Papa exhorta a los fieles a venerar a María como Reina celestial, intercesora poderosa y modelo de santidad. La Asunción, afirma, fortalece la fe, estimula la esperanza y enciende la caridad, invitando a vivir con mayor fidelidad la vocación cristiana.




La Constitución concluye con una advertencia doctrinal: quien niegue voluntariamente o ponga en duda esta verdad definida, “ha abandonado la fe divina y católica”. Con esta declaración, el Papa Pío XII inscribe la Asunción de María en el corazón del magisterio eclesial, como dogma que debe ser creído firmemente por todos los hijos de la Iglesia.

La proclamación tuvo lugar en Roma, junto a la Basílica de San Pedro, bajo el anillo del Pescador, en el duodécimo año del pontificado de Pío XII. El documento, firmado personalmente por el Papa, fue recibido con júbilo por millones de fieles en todo el mundo, que desde entonces celebran cada 15 de agosto la solemnidad de la Asunción como una de las principales fiestas marianas del calendario litúrgico.



¿Qué diferencia hay entre asunción y ascención?

La diferencia entre asunción y ascensión radica en quién realiza la acción y cómo se llega al cielo.

-Ascensión: Jesús ascendió al cielo por su propio poder divino. Es una acción activa. Él sube por sí mismo.
-Asunción: María fue asunta al cielo por el poder de Dios. Es una acción pasiva. Ella fue llevada, no subió por sí sola.

-Ambas implican entrada al cielo en cuerpo y alma, pero la ascensión es por voluntad propia (Jesús), y la asunción es por gracia divina (María).

La iconografía de la Asunción de María

Una lista cronológica de obras célebres sobre la Asunción de la Virgen María, con una breve descripción de cada una, en donde sin tenerse aún como dogma, ya era celebrada por importantes píntores de todos los tiempos, desde el siglo XV.


-Andrea Mantegna – Asunción de la Virgen (1453)  
Obra temprana del Renacimiento italiano, ubicada en la Iglesia de los Ermitaños en Padua. Muestra a la Virgen ascendiendo rodeada de ángeles, con un estilo escultórico y solemne. La composición es simétrica, con fuerte influencia clásica.  
Destaca por su perspectiva arquitectónica y dramatismo contenido.

-Francesco Botticini – Asunción de la Virgen (1475–1476)  
Se encuentra en la National Gallery de Londres.  
Representa a la Virgen elevada al cielo por una multitud de ángeles.  
La parte inferior muestra a los apóstoles junto al sepulcro vacío.  
Es notable por su detallismo y estructura en tres niveles celestiales.

-Tiziano Vecellio – La Asunción de la Virgen (1516–1518)  
Ubicada en la Basílica de Santa María Gloriosa dei Frari, Venecia.  
Obra monumental de casi 7 metros de altura, dividida en tres planos.  
La Virgen asciende con los brazos abiertos, rodeada de luz dorada.  
Los apóstoles abajo reaccionan con asombro y devoción.  
Es una de las obras maestras del Alto Renacimiento veneciano.

-Andrea del Sarto – Assunta Passerini (1526)  
Se encuentra en la Galería Palatina de Florencia.  
La Virgen es elevada por ángeles en una escena serena y equilibrada.  
Los colores suaves y la composición triangular reflejan armonía clásica.  
Los apóstoles observan desde abajo con gestos contenidos.  
Ejemplo refinado del estilo florentino del siglo XVI.

-Correggio – La Asunción de la Virgen (siglo XVI)  
Ubicada en la cúpula de la Catedral de Parma.  
La Virgen asciende en espiral entre nubes y ángeles, creando un efecto dinámico.  
La perspectiva ilusionista da la sensación de movimiento celestial.  
Es una obra clave del manierismo italiano.  
Transforma el espacio arquitectónico en una visión mística.

-El Greco – La Asunción de la Virgen María (siglo XVI)  
Expuesta en el Museo de Santa Cruz, Toledo.  
La figura alargada de la Virgen refleja el estilo expresivo del artista.  
Los colores intensos y el dramatismo espiritual dominan la escena.  
La obra fusiona influencias bizantinas y renacentistas.  
Evoca una ascensión mística más que literal.

-Annibale Carracci – Asunción de la Virgen (siglo XVII)  
Se encuentra en el Museo del Prado, Madrid.  
La Virgen es elevada por ángeles mientras los apóstoles descubren el sepulcro vacío.  
La composición es teatral, con gestos expresivos y luz cálida.  
Carracci combina naturalismo con idealización clásica.  
Es una obra representativa del barroco temprano.

-Juan Correa de Vivar – El Tránsito de la Virgen (siglo XVI)  
Ubicada en el Museo del Prado.  
Muestra a María en su lecho rodeada por los apóstoles.  
San Pedro le entrega una vela encendida como símbolo litúrgico.  
A través de la ventana se insinúa la Asunción.  
Obra devocional con fuerte carga emocional.

-Peter Paul Rubens – La Asunción de la Virgen María (1626)  
Retablo del altar mayor de la Catedral de Amberes.  
La escena está llena de movimiento, con figuras musculosas y dramáticas.  
San Juan conecta el plano terrenal con el celestial.  
La Virgen asciende entre nubes y querubines.  
Ejemplo vibrante del barroco flamenco.

-Nicolas Poussin – La Asunción de la Virgen María (1630–1632)  
Expuesta en la National Gallery, Washington D.C.  
Composición clásica y equilibrada, con influencia grecorromana.  
La Virgen es elevada con solemnidad, rodeada de ángeles.  
Los apóstoles reaccionan con gestos contenidos.  
Refleja el racionalismo barroco francés.

-Bartolomé Esteban Murillo – Asunción de la Virgen María (1670)  
Ubicada en el Museo del Hermitage, San Petersburgo.  
La Virgen aparece rodeada de querubines en una atmósfera luminosa.  
El rostro refleja dulzura y recogimiento.  
Murillo emplea tonos suaves y composición aérea.  
Es una obra icónica del barroco sevillano.

-Juan Correa – La Asunción de María (siglo XVII)  
Se encuentra en la Catedral Metropolitana de Ciudad de México.  
Representa la tradición virreinal novohispana con influencia barroca.  
La Virgen asciende entre nubes, con ángeles mestizos.  
La obra mezcla elementos europeos con simbología local.  
Ejemplo destacado del arte religioso en América.
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