Redacción
- El Juicio Final es la manifestación plena de la justicia divina y el cumplimiento escatológico de la promesa de Cristo.
- No será alegoría ni símbolo, sino evento real donde cada alma será juzgada según sus obras, fe y caridad.
- Cristo, como juez glorioso, revelará la verdad de cada corazón ante toda la creación, sin máscaras ni excusas.
- Los santos Padres enseñan que será momento de revelación, restauración del orden y glorificación de los justos.
- El alma que vivió en gracia será elevada; la que rechazó el amor será condenada por su propia elección libre.
El Juicio Final, según la doctrina cristiana católica, es el acto definitivo de justicia divina que tendrá lugar al final de los tiempos, cuando Cristo vuelva en gloria para juzgar a vivos y muertos. No es una metáfora ni una experiencia interior, sino un acontecimiento real, universal y público, donde cada ser humano será confrontado con la verdad de su vida, sus obras, su fe y su amor.
Este juicio será presidido por Jesucristo, el Hijo del Hombre, tal como Él mismo lo anunció en el Evangelio: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso” (Mt 25,31). No será un juicio parcial ni oculto, sino una revelación total ante toda la creación.
Fundamento bíblico
El Nuevo Testamento está impregnado de referencias al Juicio Final. San Pablo lo afirma en su carta a los Romanos: “Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios” (Rom 14,10). El Apocalipsis lo describe con imágenes poderosas: “Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él... y fueron juzgados los muertos según sus obras” (Ap 20,11-13).
Cristo mismo advierte: “Estén preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora menos pensada” (Mt 24,44). Esta advertencia no es para infundir miedo, sino para despertar la vigilancia, la conversión y la esperanza.
Enseñanza de los Santos Padres y Doctores de la Iglesia
San Agustín, en *La Ciudad de Dios*, enseña que el Juicio Final será el momento en que Dios pondrá fin a la historia humana, revelando la justicia que muchas veces quedó oculta en este mundo. “Entonces se verá quién fue verdaderamente justo, y quién solo lo parecía”, escribe el Doctor de Hipona.
Santo Tomás de Aquino, en la *Suma Teológica*, explica que este juicio será necesario para que se manifieste la justicia divina ante todos, y para que el cuerpo participe de la recompensa o del castigo que el alma ya recibió en el juicio particular. El Juicio Final, por tanto, no repite el juicio individual, sino que lo confirma públicamente y lo extiende al cuerpo resucitado.
San Juan Crisóstomo añade que será un juicio de misericordia para los que vivieron en gracia, y de condena para los que endurecieron su corazón. “No será el Señor quien condene, sino la propia conciencia que se verá desnuda ante la luz de la verdad”, afirma.
¿Cómo será?
El Juicio Final se desarrollará en tres momentos esenciales:
1. La resurrección de los muertos: Todos los cuerpos resucitarán, los justos para la vida eterna, los impíos para la condenación (Jn 5,29). Será una resurrección gloriosa para los santos, y dolorosa para los que rechazaron la gracia.
2. La manifestación de las obras: Cada acto, pensamiento, omisión y deseo será revelado. “Nada hay oculto que no llegue a saberse” (Lc 12,2). No habrá defensa ni justificación, solo la verdad desnuda ante el Amor.
3. La sentencia eterna: Cristo separará a los suyos como el pastor separa las ovejas de los cabritos (Mt 25,32). Los que vivieron en caridad, humildad y fidelidad serán acogidos en el Reino. Los que vivieron en egoísmo, violencia y pecado sin arrepentimiento serán apartados.
El infierno y el cielo: destinos eternos
El Juicio Final no es una amenaza, sino una revelación. El infierno no es una imposición, sino la consecuencia libre de haber rechazado a Dios. El cielo no es un premio, sino la plenitud del amor acogido.
San Gregorio Magno enseña que “el fuego eterno no es tanto castigo como separación del Amor”. Y San Basilio afirma que “el alma que no desea a Dios ya vive su condena”.
El cielo será la comunión perfecta con Dios, la visión beatífica, la alegría sin fin. El infierno será la soledad absoluta, el llanto del que eligió no amar.
¿Qué exige de nosotros?
El Juicio Final exige vigilancia, conversión y esperanza. No se trata de vivir con miedo, sino con conciencia. Cada día es una oportunidad para amar, servir, perdonar, orar, construir el Reino.
San Agustín lo resume con fuerza: “Ama y haz lo que quieras”. Porque quien ama verdaderamente, vive en la luz, y no teme el juicio.
Cristo no vendrá a destruir, sino a revelar. No vendrá a castigar, sino a coronar. Pero también a separar, porque la libertad humana tiene consecuencias eternas.
Conclusión al Juicio Final
El Juicio Final es el momento en que la historia se detiene y la eternidad comienza. Es el día en que la verdad se sienta en el trono, y cada alma se encuentra con su destino. Es el día de la justicia, pero también de la misericordia. Es el día en que el Amor juzga, y solo el amor salva.
Prepárate, no por temor, sino por amor. Porque cuando Él venga, no preguntará cuánto sabías, sino cuánto amaste. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido
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