Eugenio Amézquita Velasco
-a 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado se celebra el 4 y 5 de octubre bajo el lema "Migrantes, misioneros de esperanza".
-La Rectoría de Nuestra Señora de Guadalupe, en Tierras Negras, conmemora la JMMR con misas y oración: sábado 4 (19:00 hrs) y domingo 5 (8:00, 10:00 y 19:00 hrs).
,La jornada en Tierras Negras es una invitación a la caridad y hospitalidad, pidiendo ofrendas para la casa del migrante "El Buen Samaritano".
,El lema evangélico "Era forastero, y me acogisteis" es el imperativo de fe que guía la acogida al migrante.
-Papa León XIV: Migrantes no son una amenaza, sino un "don y una bendición" que aportan vitalidad a la Iglesia y la sociedad.
-La migración es una búsqueda de esperanza y realización de la felicidad que Dios puso en el corazón humano, incluso ante las guerras.
-Los migrantes católicos son "misioneros de esperanza" que impulsan a la Iglesia a reafirmar su naturaleza de "pueblo de Dios peregrino".
-La JMMR fue establecida en 1914 por el Papa Benedicto XV para asistir a los emigrantes. Adquirió carácter universal en 1952.
-Jesús, María y José fueron refugiados en Egipto, haciendo de la migración una experiencia de la Encarnación.
-La acogida al forastero es el criterio del Juicio Final según el Evangelio, elevando la hospitalidad a un encuentro con Cristo.
-Todo ser humano tiene el derecho a emigrar si no encuentra sustento digno, pero también el derecho a permanecer.
-El deber de acogida obliga a proteger a quienes buscan refugio y asilo, garantizando siempre su dignidad humana.
-La tierra tiene un "destino universal", limitando la soberanía estatal cuando peligra la vida.
-Los Estados deben garantizar la reunificación familiar e integración social, evitando toda discriminación laboral al migrante.
-La JMMR llama a construir una "cultura del encuentro" y ver al migrante como un hermano, superando la tentación de la sedentarización.
La comunidad de la Rectoría de Nuestra Señora de Guadalupe en el Barrio de Tierras Negras se une a la celebración de la 111ª Jornada Mundial de las Personas Migrantes y Refugiados este fin de semana, 4 y 5 de octubre, bajo el lema evangélico "Era forastero, y me acogisteis". Se invita además a llevar una ofrenda para la Casa del Migrante "El Buen Samaritano", informó el padre rector de este lugar, Pbro. Agustín García Pérez.
La celebración, impulsada por la Pastoral de Movilidad Humana, busca sensibilizar a los fieles sobre la realidad de quienes se ven forzados a dejar sus hogares.
La Jornada Mundial, cuya celebración se remonta a 1914 por iniciativa del Papa Benedicto XV, se convierte en una oportunidad concreta para vivir la caridad y la hospitalidad, valores centrales del mensaje de la Iglesia.
El programa de actividades se centra en la oración y la acción solidaria, haciendo un llamado a la feligresía para manifestar el amor de Cristo hacia los más vulnerables:
Para el sábado 4 de octubre, la jornada inicia con una profunda reflexión y súplica por la dignidad de los migrantes y refugiados.
-17:00 hrs: Se realizará la Hora Santa.
-18:00 hrs: Continúa con el Rezo del Santo Rosario.
-19:00 hrs: La jornada de oración culmina con una Celebración Eucarística por los migrantes y refugiados.
El domingo 5 de octubre: Día central de la conmemoración. Se ofrecerán varias misas para que toda la comunidad pueda unirse a la intención.
-08:00 hrs: Celebración Eucarística.
-10:00 hrs: Celebración Eucarística.
-19:00 hrs: Celebración Eucarística.
Un elemento central de la celebración es la invitación a la caridad activa. La parroquia ha recordado a los asistentes la importancia de llevar una ofrenda para la casa del migrante "El Buen Samaritano". Este gesto solidario busca apoyar de manera práctica la labor de acogida, protección y promoción humana que se realiza en favor de aquellos que transitan o residen en la zona.
La Movilidad Humana, como dimensión pastoral, subraya que la acogida al migrante no es una opción, sino un imperativo evangélico en el que se reconoce a Cristo en el rostro del forastero. La Iglesia reitera que, tal como ha enseñado la Doctrina Social, todo ser humano tiene derecho a encontrar el sustento necesario para la vida y a ser tratado con dignidad, independientemente de su condición migratoria.
Mensajeros de Esperanza: La 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado
La Iglesia Católica celebra la 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR) el domingo 5 de octubre de 2025, uniéndose este año de manera especial al Jubileo de los Migrantes que se extiende durante ese fin de semana (4 y 5 de octubre). Bajo el lema "Migrantes, misioneros de esperanza", la Iglesia busca reavivar la conciencia sobre la dignidad de las personas en movimiento y el valioso don que representan para las comunidades de acogida.
Origen Histórico de la Celebración
La celebración de una jornada dedicada a los emigrantes tiene sus raíces a principios del siglo XX. La Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado fue establecida por la Iglesia Católica en 1914, por iniciativa del Papa Benedicto XV. A través de la carta circular Il dolore e le preoccupazioni de diciembre de 1914, el pontífice invitó a los obispos italianos a instituir una colecta anual para asistir a los emigrantes. Con el tiempo, esta jornada, que comenzó limitada al territorio italiano, adquirió un carácter universal, convirtiéndose en una celebración mundial a partir de 1952.
El Mensaje Pontificio: Migrantes, Misioneros de Esperanza
El mensaje del Papa León XIV para la 111ª JMMR se centra en la esperanza como virtud teologal que debe guiar tanto la experiencia del migrante como la respuesta de la comunidad de acogida.
El Santo Padre enfatiza que los migrantes y refugiados, a menudo vistos solo por sus problemas o como una amenaza, son en realidad un don y una bendición para la Iglesia y la sociedad.
-Migrantes, Semillas de un Futuro Mejor: El Papa subraya que la aspiración a la felicidad, la paz y la justicia es un deseo puesto por Dios en el corazón de todo hombre, y la migración es, en esencia, una búsqueda de la realización de esa esperanza. En un mundo "oscurecido por guerras e injusticias", la tenacidad y valentía de los migrantes son un testimonio de que un futuro mejor es posible.
-Misión y Vitalidad Eclesial: Se destaca que los migrantes católicos pueden ser "misioneros de esperanza" en los países de acogida, aportando "entusiasmo espiritual y vitalidad" a comunidades eclesiales que a veces se encuentran "endurecidas y sobrecargadas". Su presencia es una oportunidad para que la Iglesia no ceda a la tentación de la "sedentarización" y reafirme su naturaleza de "pueblo de Dios peregrino".
-Acogida como Dignidad: Las comunidades que acogen deben ser un "testimonio vivo de una sociedad en la que se reconoce a todos la dignidad de hijos de Dios," donde "todos son hermanos y hermanas, parte de una única familia."
Fundamentos Teológicos de la Acogida en la Iglesia Católica
La solicitud de la Iglesia a favor de los migrantes no es una mera acción humanitaria, sino un imperativo de fe profundamente arraigado en la Escritura, la Tradición y la Doctrina.
La enseñanza más clara proviene de la identificación de Cristo con el forastero en el Evangelio de Mateo: "Fui forastero, y me acogisteis". Jesús convierte la acogida del necesitado en el criterio del Juicio Final, elevando el acto de hospitalidad a un encuentro directo con Él.
Además, toda la historia bíblica está marcada por la migración. Pueblo de Israel: Nace y se forja como un pueblo de migrantes, desde el exilio de Abraham y el paso por Egipto hasta la liberación y la diáspora. La ley mosaica, por ello, contiene mandatos explícitos: "No oprimirás al forastero; ya sabéis lo que es ser forastero, pues vosotros lo fuisteis en Egipto".
Sagrada Familia: El mismo Jesús, María y José fueron refugiados forzados a huir a Egipto para escapar de Herodes, haciendo de la migración una experiencia intrínseca a la Encarnación.
Los Santos Padres, como San Agustín o San Ambrosio, defendieron la universalidad de la creación y la obligación de la hospitalidad. San Juan Crisóstomo, por ejemplo, veía el trato al forastero como una medida de la verdadera piedad cristiana. La Tradición ha mantenido viva la enseñanza de que la tierra y sus bienes tienen un "destino universal", es decir, que están destinados a beneficiar a toda la humanidad, lo cual limita el derecho absoluto de propiedad y la soberanía estatal cuando entran en conflicto con la supervivencia y dignidad de la persona.
Los planteamientos de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI)
La DSI sistematiza el magisterio eclesial sobre la migración en tres pilares interconectados:
-Derecho a Emigrar -y a No Emigrar-: El ser humano tiene el derecho natural a emigrar para buscar mejores condiciones de vida y sustento para su familia, especialmente si no las encuentra en su tierra natal. Este derecho, sin embargo, está precedido por el derecho a permanecer en el propio país con dignidad, lo que obliga a las naciones a crear condiciones de desarrollo justo que eviten la migración forzada.
-Deber de Acogida y Protección: Los Estados soberanos tienen derecho a regular sus fronteras, pero este derecho debe ejercerse con prudencia y justicia, y nunca hasta el punto de negar la entrada a personas necesitadas y honestas, o de violar los derechos humanos. Existe un deber de solidaridad y caridad que obliga a acoger y proteger a quienes buscan refugio y asilo, garantizando siempre la dignidad humana del migrante.
-Integración y Familia: La DSI insiste en que los migrantes no deben ser vistos solo como "instrumentos de producción", sino como personas con derechos. Esto incluye el derecho a la reunificación familiar, a una vivienda digna y a la integración en la vida social, evitando toda forma de discriminación laboral y social.
En resumen, a través de la 111ª JMMR, la Iglesia renueva su llamado a ver a los migrantes como "misioneros de esperanza", portadores de una promesa de fraternidad universal que desafía a la humanidad a construir una "cultura del encuentro" que acoja a Cristo en el rostro de cada forastero. #Metro NewsMx #GuanajuatoDesconocido
Publicar un comentario