Edición: Eugenio Amézquita Velasco
La Sinfonía n.º 3 en mi bemol mayor, Op. 55, conocida como Eroica o Heroica en español, interpretada esta noche del 23 de mayo de 2025 por la Orquesta Filarmónica de Celaya, fue compuesta por Ludwig van Beethoven entre 1802 y 1803. Es la tercera de sus nueve sinfonías. La partitura está dedicada al príncipe Joseph Franz von Lobkowitz. Inicialmente Napoleón Bonaparte iba a ser el dedicatario, pero el compositor borró su nombre de la partitura cuando se enteró de que el militar y estadista se había autoproclamado emperador.
Historia
La composición de esta obra se planeó en otoño de 1802 en Heiligenstadt, se inició entre mayo y junio de 1803; y fue terminada quizás en otoño de 1803 o a principios de 1804. La mayor parte del trabajo se desarrolló en 1803, durante su estancia en Oberdöbling, sobre la colina ubicada junto a Heiligenstadt.
Algunos de los primeros borradores datan del otoño de 1802, pero es posible que no fueran más que ideas iniciales incompletas. A principios de 1804 ya había introducido los últimos cambios, adiciones y adaptaciones.
El manuscrito autógrafo original no se conserva. En la biblioteca de la Gesellschaft der Musikfreunde (Sociedad de amigos de la música) de Viena se custodia una copia de la partitura con las notas y observaciones manuscritas de Beethoven, incluido el famoso tachado de la dedicatoria a Napoleón en la portada.
Estreno y publicación
La primera interpretación de la sinfonía tuvo lugar a principios de la primavera de 1804 en un concierto privado organizado en la residencia vienesa del príncipe Lobkowitz, a quien finalmente fue dedicada la pieza. Un registro en el libro de cuentas del príncipe remitido por el Kapellmeister del príncipe, Anton Wranitzky, y fechado el 9 de junio de 1804 atestigua este evento. Dicha anotación evidencia que el príncipe contrató a veintidós músicos extra, incluida la tercera trompa necesaria para la Eroica, para dos ensayos de la obra. Los honorarios pagados a Beethoven por Lobkowitz habrían garantizado además otras interpretaciones privadas de la sinfonía ese verano en sus residencias de Bohemia, Eisenberg (Jezeří) y Raudnitz (Roudnice).
A principios de 1805 la sinfonía también se pudo escuchar en una serie de conciertos matinales de domingo presentado por los banqueros Würth y Fellner. Para esta ocasión el director de orquesta fue Franz Clement, que más tarde sería el primer solista del Concierto para violín de Beethoven.
El estreno público se celebró el 7 de abril de 1805 en el Theater an der Wien de Viena con el compositor a la batuta. En este mismo concierto también se estrenó la Sinfonía en mi bemol mayor de Anton Eberl, que acabó recibiendo mejores críticas que la de Beethoven. La Eroica fue la primera sinfonía de Beethoven que se interpretó en París, por parte de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio en marzo de 1828, un año después del fallecimiento del compositor.
La dedicatoria de esta obra en principio iba a ser para Napoleón Bonaparte y así lo hizo constar en la portada de la partitura. Según Anton Schindler, biógrafo del compositor, la idea de crear una obra para celebrar al mayor héroe de la época le fue sugerida por el general francés Jean-Baptiste Bernadotte, embajador de Francia en Viena en 1798. Pero como Schindler no conoció a Beethoven hasta 1822, no pudo saber detalles de 1803 ni de épocas anteriores.
Además, Bernadotte permaneció en Viena sólo dos meses en la primavera de 1798. Por lo tanto, cabe dudar de que el general tuviera algo que ver con Beethoven y la Eroica. Otras fuentes afirman que la sugerencia vino de Rodolphe Kreutzer, violinista al que dedicó la Sonata a Kreutzer.
Beethoven admiraba los ideales de la Revolución francesa encarnados en la figura de Napoleón, pero cuando este se autocoronó emperador en mayo de 1804 el compositor se disgustó mucho. Según la anécdota más difundida de esta sinfonía el músico enfurecido supuestamente rompió la hoja y se quejó en voz alta de que Napoleón no era diferente de cualquier hombre corriente, ignorando los derechos humanos, siguiendo sus propias ambiciones y convirtiéndose en un tirano. Esta anécdota se apoya en parte en la portada de la copia de la sinfonía, donde un agujero en el papel sugiere un fuerte borrado, pero en ningún caso el compositor rompió la hoja entera.
La opinión de Beethoven sobre Napoleón era muy ambivalente y cambió a menudo a lo largo de su vida. Inicialmente fascinado e impresionado por los ideales y logros de Napoleón, su decepción ante la prepotencia y los objetivos imperiales de Napoleón, según relata Ferdinand Ries, está verificada históricamente.
En agosto de 1804 comunicó a sus editores Breitkopf & Härtel de Leipzig que la sinfonía se llamaba en realidad "Bonaparte". La portada corrobora otro hecho: como título había escrito "Sinfonia grande intitolata Bonaparte" (Sinfonía grande titulada Bonaparte), luego debido a su decepción lo borró dejando un agujero y más tarde añadió "geschrieben auf Bonaparte" (escrita para Bonaparte) junto al agujero. Posteriormente, en la década de 1820, la opinión de Beethoven sobre Napoleón cambió a mejor. Pero ni siquiera entonces dedicó esta sinfonía a Bonaparte, pues ya la había adjudicado al príncipe Joseph Franz von Lobkowitz. El príncipe era un generoso mecenas de Beethoven y en agradecimiento el maestro le dedicó piezas como los Cuartetos de cuerda Op. 18 y Op. 74, las Sinfonías n.º 5 y n.º 6, el Triple concierto y el ciclo de canciones An die ferne Geliebte.
La primera publicación de las partes de la sinfonía fue llevada a cabo por la editorial Bureau d'Arts et d'Industrie en octubre de 1806 en Viena. Una primera edición publicada en 1806 de la Eroica se exhibe en el Palacio Lobkowicz de Praga. Esta primera edición consta de 18 partes y contiene correcciones realizadas por Beethoven.
La partitura completa fue editada por Cianchettini & Sperati en marzo de 1809 en Londres. Esta primera edición londinense hace referencia a un héroe desconocido con el título «Sinfonia Eroica composta per celebrare la morte d'un Eroe» («Sinfonía heroica compuesta para homenajear la muerte de un héroe»). Más tarde rezaba «per festeggiare il sovvenire di un grand'uomo» («para festejar el recuerdo de un gran hombre»). Aparte de Napoleón, el príncipe Luis Fernando de Prusia, conocido de Beethoven, es considerado el otro candidato a ser el héroe referido. Luis Fernando era venerado como un héroe por sus contemporáneos y murió en una batalla contra las tropas francesas en 1806. Por último, Beethoven podría haber tenido en mente un héroe imaginario. También se ha dicho que Beethoven se refería a la memoria de la naturaleza de Napoleón, que una vez fue digna. Fue el director de orquesta Arturo Toscanini quien lo puso todo en perspectiva: «Unos dicen Napoleón, otros Hitler, otros Mussolini; para mí es Allegro con brio».
Instrumentación
La partitura está escrita para una orquesta formada por:
Viento madera: 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes en si bemol, 2 fagotes.
Viento metal: 3 trompas (la primera en mi bemol, do y fa; la segunda en mi bemol y do; y la tercera en mi bemol), 2 trompetas en mi bemol y en do.
Percusión: 2 timbales (afinados en mi bemol y en si bemol para los movimientos I, III y IV; y en do y en sol para el movimiento II).
Cuerda: una sección de cuerdas con violines I y II, violas, violonchelos y contrabajos.
Estructura y análisis
Sinfonía n.º 3 Op. 55
I. Allegro con brio
Duración: 15 minutos y 12 segundos.15:12
II. Marcia funebre. Adagio assai
Duración: 15 minutos y 29 segundos.15:29
III. Scherzo. Allegro vivace
Duración: 5 minutos y 50 segundos.5:50
IV. Finale. Allegro molto
Duración: 11 minutos y 45 segundos.11:45
La interpretación de esta obra dura aproximadamente 45 minutos. Ninguna obra sinfónica de Haydn o Mozart alcanza la duración de esta de casi una hora con las repeticiones anotadas. En el primer movimiento al final de la exposición (de unos tres minutos),
Beethoven indica una repetición que solía ser omitida hasta el final de los años 50, pero en la actualidad generalmente es interpretada. Es una obra considerada por muchos el amanecer del romanticismo musical, puesto que rompe varios esquemas de la tradicional sinfonía clásica. Se ha llegado incluso a hablar de un "segundo estilo", aun cuando la Sinfonía n.º 4 sería parcialmente dependiente del "primer estilo".
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