Un legado de fe: 56 años de sacerdocio del Padre Manuel Rangel

Guanajuato Desconocido
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Eugenio Amézquita Velasco

-El Padre Manuel Rangel Magaña celebra más de medio siglo de entrega total al servicio de Dios y la comunidad.
-Formado en la mística de la Arquidiócesis de Morelia, su vida es testimonio vivo de la historia diocesana regional.
-Su trayectoria une el amor por la espiritualidad con la cercanía humana, el deporte y la formación de nuevos clérigos.

La historia de la Iglesia en el centro de México no se puede entender sin las raíces profundas que la Arquidiócesis de Morelia extendió sobre las tierras que hoy conforman la Diócesis de Celaya. 

En ese puente histórico, donde la tradición se funde con la fundación, emerge la figura entrañable del Padre Manuel Rangel Magaña, quien acaba de cumplir 56 años de vida sacerdotal. Hablar de él no es solo hablar de un hombre de fe, sino de una generación irrepetible de pastores que trajeron consigo una formación integral, robusta y profundamente humana.



Ordenado un 23 de diciembre de 1967 por manos de Monseñor Manuel Martín del Campo, nuestro entrevistado, el Padre Manuelito, como le llaman con afecto, representa esa estirpe de sacerdotes que entienden que la santidad no está peleada con la sencillez del día a día. Su paso por la Tierra Caliente, sus tres décadas en Rincón de Tamayo y su actual labor en el Templo de San Juan de los Lagos, reflejan una obediencia alegre y una entrega sin condiciones.

Es fascinante recordar, a través de su testimonio, aquella época de la Escuela de Música de Morelia, donde el latín y las misas a cuatro voces forjaron su espíritu. Pero también es admirable su faceta como deportista, el futbolista del equipo Atenas y del Torino, que supo encontrar en la cancha un espacio de encuentro con los jóvenes y los amigos. 

Esta dualidad entre lo espiritual y lo cotidiano es lo que define a su generación: hombres que pueden hablar de Dios con la misma naturalidad con la que hablan de un campeonato futbolero local.

Como formador de seminaristas, su mensaje sigue siendo una brújula necesaria: primero lo espiritual. En un mundo que corre de prisa, el Padre Manuel nos recuerda que la prioridad del sacerdote debe ser la búsqueda de la santidad personal para poder transmitirla. 

Su vida es un homenaje a sus padres, Eustolio y Petra, y un regalo para una Diócesis de Celaya que hoy camina sobre los hombros de gigantes como él. 

Celebrar sus 56 años es celebrar la alegría de servir, la vigencia de la vocación y el perfume de una época que, aunque no volverá, se queda grabada en el alma de cada fiel que ha recibido su bendición.

La entrevista completa a un muy querido sacerdote, el Padre Manuel Rangel

Eugenio Amézquita Velasco: 
Felicitar ya, ya el otro día lo felicitamos por su cumpleaños pero ahora lo felicitamos padre, lo felicitamos por su aniversario sacerdotal. ¿Cuántos años padre?

Padre Manuel Rangel: 
56.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Fíjese nada más. ¿Qué día se ordenó sacerdote padre?

Padre Manuel Rangel: 
Un 23 de diciembre del 67 (sábado).

Eugenio Amézquita Velasco: 
¿Qué obispo le impuso las manos padre?

Padre Manuel Rangel: 
Don Manuel Martín del Campo.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Manuel Martín del Campo, toda una historia padre. Habíamos platicado por qué se fue al seminario, el fútbol, todo esto, pero ¿en qué lugares, desde el principio fue usted comisionado enviado por la obediencia, dirían los religiosos? ¿En qué lugares estuvo su primer lugar hasta este que estamos aquí?

Padre Manuel Rangel: 
Estuve en la Tierra Caliente tres años y medio, agotamos toda esa zona de ahí. Llegué en el 70 a San Antonio, duré seis años ahí. Luego me cambiaron al seminario que empezaba apenas en el Templo de la Piedad. (En Celaya)

Eugenio Amézquita Velasco: 
En el Templo de la Piedad, ahí estuvo siete. ¿Rector de ese templo?

Padre Manuel Rangel: 
De rector de la Piedad, pero en el seminario de equipo formador.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Así es.

Padre Manuel Rangel: 
Y después me mandaron a Tamayo, 30 años duré allá.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Fíjese nada más, 30 años.

Padre Manuel Rangel: 
Y de ahí he vuelto aquí a este Templo de San Juan, ya llevo diez, voy a cumplir once ahora en enero.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Válgame Dios, y ahí vamos. Padre, usted pertenece a una generación de sacerdotes, a lo mejor voy a ser, no es porque sea duro pero que es una realidad que ya nunca vamos a ver. 

La Arquidiócesis de Morelia, la Diócesis de Celaya cuando es creada por el Papa, atrae sacerdotes de la Arquidiócesis de Morelia y usted era uno de ellos. Los que estábamos aquí estamos hablando de una generación que ya no vamos a volver a ver en ninguna ocasión. 

Bueno, si por ahí no sé, pero todos nos quedamos. ¿Qué recuerda usted padre de esa Arquidiócesis de Morelia que fue nuestra madre durante 300 o 400 años más o menos?

Padre Manuel Rangel: 
No, pues recuerdo que eran otros tiempos. Teníamos allá mucho contacto con la escuela de música (en Morelia), me acuerdo que iban a enseñarnos las misas a cuatro voces en latín. Podíamos ir a conciertos y fui aprendiendo mucho, me gustó mucho la música.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Padre, ya ordenado sacerdote ¿siguió jugando fútbol?

Padre Manuel Rangel: 
Seguí jugando fútbol hasta que ya me enfermé del nervio ciático. Ya dijeron que ya no jugara si no me operaban.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Pero usted jugaba en el Atenas que era del seminario.

Padre Manuel Rangel: 
Sí, y de ahí en la Tierra Caliente no jugué porque no había campo, estaba en puras barrancas, pero llegué aquí y volví a tomar mi segundo aire.

Eugenio Amézquita Velasco: 
¿En qué equipos andaba padre? Porque usted tiene sus seguidores, es más, vienen a misa aquí también los futbolistas. ¿Qué equipos serían padre?

Padre Manuel Rangel: 
Bueno, hay uno que se formó con puros amigos del Rumbo San Antonio, el Torino. Muchos ya murieron. Era un equipo más o menos de puros cuates. Me llamaron al Corona, fuimos campeones con algunos que después jugaron profesional en el Tec. Y ahí me fui llevando en varios equipos.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Padre, como sacerdote y para las nuevas generaciones y los que se vienen formando, ¿cuál sería el mensaje, no digo el consejo, el mensaje para esas nuevas generaciones que se están formando al sacerdocio padre?

Padre Manuel Rangel: 
Yo diría que es muy importante la preparación espiritual. En Morelia el rector decía primero lo espiritual y luego lo que sigue. Y por eso daba prioridad a los padres espirituales con los retiros o lo que se ofrecía en algún acontecimiento o las clases. 

Primero lo espiritual y yo creo que eso hay que ser la prioridad porque si queremos ser santos, pues en la espiritualidad es cuando llegamos o queremos transmitir a la gente que sean santos, pero si no nos ven a nosotros con esa espiritualidad.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Estamos hablando, ¿recuerda usted esas frases que la gente lo que quiere entre otras cosas, son sacerdotes santos?

Padre Manuel Rangel: 
Sí.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Y solamente trayendo una espiritualidad y viviéndola. Usted fue formador.

Padre Manuel Rangel: 
Yo no me considero muy santo pero sí trato de leer alguna vida de santos, ir aprendiendo los ejemplos. Sí me gusta leer libros de espiritualidad y yo mismo trato pues de poquito a poquito.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Pero usted fue formador de seminaristas en el seminario menor.

Padre Manuel Rangel: 
En Morelia después de que terminé estuve dos años también con los chiquillos y ya luego aquí en el seminario estuve siete años. Generalmente me encargué de los de secundaria... 

Eugenio Amézquita Velasco:
Entre ellos al padre Alonso que es obispo de Tehuacán, Puebla. Un honor de ese tiempo.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Bueno, un saludo al padre Alonso. Y usted en este proceso de formación en el menor obviamente vivió muchas experiencias, pero quiero pensar que en algunos casos algunos papás se ponían resistentes a que sus hijos continuaran en el seminario. ¿Cuál sería el mensaje para esos papás cuando el hijo les pide irse al seminario?

Padre Manuel Rangel: 
Que hay que respetar la vocación de los demás. No hay que imponerles lo que quieren que sean, sino que ellos tienen que elegir y hay que respetárselas.

Eugenio Amézquita Velasco: 
¿Algún mensaje final para los que van a ver al padre Manuelito en estos 56 años de sacerdocio? ¿Algún mensaje padre?

Padre Manuel Rangel: 
No, pues simplemente bueno, yo no me considero un ejemplo, pero sí yo creo que Jesucristo es el ejemplo más importante. Humilde, sencillo, cercano a la gente y sobre todo animar a la gente y como dice por ahí él mismo, consolar al que está triste. De darle a la vida la alegría de Dios.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Los nombres de sus papás, Padre.

Padre Manuel Rangel: 
Eustolio Rangel y Petra Magaña, difuntos.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Padre, la bendición para quienes van a ver este video.

Padre Manuel Rangel: 
Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.

Eugenio Amézquita Velasco: 
Gracias padre Manuelito. Soy Eugenio Amézquita a través de Guanajuato Desconocido y Metro News.
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