El Carmen: a 428 años de la fundación del Convento de Celaya

Guanajuato Desconocido
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Eugenio Amézquita Velasco

-Los Carmelitas Descalzos llegaron a México en 1585 con el ideal misionero de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
-La Villa de Celaya, estratégica por su ubicación y riqueza agrícola, fue elegida en 1597 para la sexta fundación del Carmen.
-El Rey Felipe II autorizó la fundación mediante una Cédula Real, destacando a Celaya como paso clave hacia Nuevo México.
-El Padre Pedro de San Hilarión, discípulo de San Juan de la Cruz, fue el ejecutor de la fundación por su gran prestigio.

Cimientos de fe: El Carmen transforma a Celaya

La llegada de los Carmelitas Descalzos a la Villa de Celaya en 1597 no fue un evento fortuito, sino el resultado de una convergencia estratégica entre la expansión misional hacia el norte y el florecimiento económico del Bajío. Apenas un cuarto de siglo después de su propia fundación, Celaya se consolidaba como un punto neurálgico de la Nueva España, lo suficientemente próspero para albergar una segunda orden religiosa tras los pasos de los franciscanos.

El análisis de esta fundación revela una estructura de poder y devoción perfectamente coordinada. Por un lado, la Corona Española, bajo el reinado de Felipe II, veía en Celaya el "paso obligado" hacia las misiones de Nuevo México. El convento no solo cumpliría una función espiritual, sino también logística: un refugio de descanso para los religiosos que emprendían la peligrosa ruta hacia la evangelización de las tierras fronterizas.

Por otro lado, la insistencia de los "nobles republicanos" y vecinos influyentes, como Mateo de Raya y Pedro Díaz de Arenas, demuestra que la llegada del Carmen era una demanda social. El prestigio de la reforma teresiana, personificado en figuras como el Padre Pedro de San Hilarión —discípulo directo de San Juan de la Cruz—, otorgaba a la villa un estatus de sofisticación religiosa y consuelo espiritual.


La ejecución de la obra fue un ejercicio de diplomacia eclesiástica. La participación del Virrey Conde de Monterrey, confesor del Provincial Fr. Eliseo de los Mártires, facilitó los trámites legales, mientras que la donación de propiedades por parte de Francisco Hernández Molinillos aseguró el espacio físico en la plaza principal. Este acto de generosidad privada subraya el compromiso de la élite local con el establecimiento de una orden conocida por su rigor, penitencia y vida contemplativa.

En última instancia, el convento de Celaya, el sexto fundado por la orden en el país, simboliza la madurez de una tierra que Zalaya definía como plana, pero que en términos de fe y cultura, comenzaba a elevar cumbres monumentales que definirían la identidad del Bajío por los siglos venideros.

Pedro de San Hilarión: El discípulo de un santo en tierras novohispanas

La figura del Padre Pedro de San Hilarión representa uno de los vínculos más directos y espirituales entre la mística española del Siglo de Oro y la consolidación de la Iglesia en México. Su vida es testimonio de la transición de la Reforma Teresiana desde las montañas de Andalucía hasta el corazón del Bajío mexicano.

Orígenes y formación mística

Nacido en Valdepeñas, España, hacia el año 1559, Pedro de San Hilarión ingresó a la Orden de los Carmelitas Descalzos en una época de efervescencia espiritual. En 1578 tomó el hábito en el convento de la Peñuela, un lugar de retiro absoluto donde comenzó a forjar su carácter penitente.

Su relevancia histórica y espiritual se cimenta en su cercanía con San Juan de la Cruz, el Doctor Místico. Fray Pedro tuvo el privilegio de convivir y ser formado directamente por él en los conventos de Baeza y El Calvario. Esta influencia marcó su estilo de gobierno y su "linda mano" para las fundaciones, imbuida de la humildad y el rigor de la reforma.

Misión en la Nueva España

En 1585, alrededor de los 26 años de edad, fue seleccionado para formar parte del grupo de once religiosos que cruzarían el Atlántico para establecer la Reforma en la Nueva España. Su llegada a México el 27 de septiembre de ese año marcó el inicio de una intensa labor administrativa y pastoral.

Fue Maestro de Novicios, dado que antes de su viaje, ya ejercía este cargo en Sevilla, demostrando su capacidad para guiar a las nuevas generaciones.

Fe Prior de San Sebastián, ya que al momento de la fundación de Celaya, dirigía el convento de San Sebastián en la Ciudad de México, el más importante de la Provincia de San Alberto.

Finalmente, fundador estratégico, porque participó activamente en la creación del convento de Valladolid -hoy Morelia- y fue la pieza clave para la expansión hacia el norte.

La fundación del Convento en Celaya (1597)

Designado por el Provincial Fr. Eliseo de los Mártires, el Padre Pedro fue el ejecutor jurídico y espiritual de la llegada del Carmen a Celaya. Su labor no fue solo religiosa, sino diplomática, ya que gestionó la ejecución de la Cédula Real ante el Virrey Conde de Monterrey. Además, viajó personalmente a Valladolid para obtener las licencias del Cabildo eclesiástico y estableció el convento en las casas donadas por Francisco Hernández Molinillos, asegurando que la orden tuviera un lugar de "reparo" en el camino hacia las misiones de Nuevo México.

El legado del discípulo de San Juan de la Cruz

Pedro de San Hilarión falleció dejando una provincia carmelitana fortalecida. Se le recuerda no solo como un administrador eficiente, sino como un hombre que trajo consigo la esencia viva de San Juan de la Cruz, traduciendo la mística del "Cántico Espiritual" en piedras y cimientos para los conventos mexicanos.

El cronista de la orden lo describió como un hombre de "grande prestigio", cuya sola presencia garantizaba el éxito de las nuevas casas de oración gracias a su prudencia y santidad.

La llegada de los Carmelitas Descalzos a México y su expansión.

La Orden religiosa de los Carmelitas Descalzos había llegado a México el 27 de septiembre de 1585, procedente de España, donde acababa casi de ser reformada por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Un fruto de esa reforma fue el deseo de ir a tierra de misiones que surgió en muchos de los primeros descalzos, capitaneados por el P. Jerónimo Gracián de la Madre de Dios.

Enviados precisamente por éste que fue el Primer provincial de la Reforma, vinieron a la Nueva España los primeros once Carmelitas Descalzos. Llegaron a México con grandes deseos de trabajar en la conversión de los indígenas y su meta más anhelada era evangelizar el Nuevo México. Sin embargo, causas extrañas a su voluntad, les impidieron realizar sus sueños misioneros.

Fundaron su primer convento en México capital de la Nueva España el año de 1586 y de ahí se fueron extendiendo por toda esta tierra mexicana. En Puebla fundaron convento ese mismo año; en Atlixco el de 1589; en Valladolid, hoy Morelia, y Guadalajara en 1593 y más tarde en diversas ciudades del país, hasta completar 16 conventos, durante la época colonial.

La Fundación de Celaya, preliminares.

La fundación del convento de Celaya vino inmediatamente después de la de Guadalajara, y se efectuó en 1597.

La Villa de Celaya, del vascuence Zalaya, que significa tierra plana, estaba por cumplir en 1595 un cuarto de siglo de su fundación, pues había sido erigida como tal en enero de 1571. Gracias a la riqueza de sus tierras y a la benignidad de su clima, Celaya había crecido en población e importancia. Ayudó también a su crecimiento el constituir paso obligado para el norte del país.

Tan notable era su aumento que se contaba ya, por esas fechas, entre las pocas villas de españoles que eran capaces de dar cabida en su suelo a más de un convento de religiosos. Hasta entonces en Celaya solo habían fundado los frailes Franciscanos, quienes tenían bajo su cuidado la atención parroquial. Por eso un grupo de vecinos influyentes y devotos de los Carmelitas comenzó a hacer las diligencias para que éstos fundaran en Celaya.

Comenzaron por escribir al Señor Virrey D. Gaspar de Zúñiga y Acevedo Conde de Monterrey, y al P. Provincial Fr. Eliseo de los Mártires que juntos habían hecho el viaje de España a México solicitándole la fundación.

El P. Eliseo había nacido en Extremadura, España, en 1550 y tomado el hábito del Carmen en 1571 en Granada. Hombre docto y de gobierno, fue elegido primer provincial de México, a donde vino, como ya hemos dicho, en compañía del Virrey Conde de Monterrey, que lo tomó por confesor. Ambos llegaron a Veracruz el 18 de septiembre de 1595. (1)

Si los vecinos deseaban la fundación, más la querían los Carmelitas. Así consta de un informe enviado a España por el Virrey, con fecha de 17 de noviembre de 1596: "Los Carmelitas Descalzos, escribe el Conde de Monterrey, me han pedido insistentemente licencia para fundar una casa en la Villa de Celaya, apuntando siempre que tienen necesidad de más fundaciones por estar corta de ellas esa Provincia; siendo así que no las tienen fuera de los monasterios de su Orden que hay en esta ciudad y la de los Ángeles, más de tres conventos y éstos de poco número. Yo me excuso siempre de permitir nuevas fundaciones por cumplir con la cédula e intento de V. Majestad a quien ha dicho que ocurran y creo que así lo harán. Paréceme que tienen necesidad de algunas casas y que siendo gente tan penitente y ejemplar harán más fruto que carga en los pueblos de españoles donde de nuevo podrán entrar, como con Antequera, Zacatecas y Salaya y la Veracruz o Banda de Buitrón". (2)

Siguiendo las instrucciones del Virrey, el P. Provincial recomendó al P. José de Jesús María, Procurador de la Provincia en España, que tramitara ante el Rey y su Consejo de Indias la fundación de Celaya.

El P. José de Jesús María, nació en Lisboa, Portugal. Tomó el hábito del Carmen en el convento de San Felipe, en 1582. De allí viajó a Sevilla en 1585 para unirse al grupo de fundadores que ese año vino a México. Fue el primero que se designó como Procurador General de la Provincia ante las autoridades de España y como tal asistió al Capítulo General de la Orden en 1597. (3)

Licencias del Rev. Virrey y Cabildo.

Las diligencias del P. Procurador tuvieron éxito y consiguieron la esperada Cédula Real que en los siguientes términos concedía en 1597, licencia para que los Carmelitas Descalzos fundaran convento en Celaya:

"El Rey. Conde de Monterrey pariente mi Virrey Gobernador y Capitán general de la Nueva España, o a la persona o personas a cuyo cargo fuera el gobierno de ella.

Fr. José de Jesús María, de la Orden de los Carmelitas Descalzos, me ha hecho relación que la Villa de Celaya de esa tierra, está de paso de esa ciudad al Nuevo México donde, conforme a lo que tengo ordenado, han de ir religiosos de su Orden y que, así para tener donde repararse en el camino, como para consuelo de los vecinos que lo desean, convenía se fundase un convento en la dicha Villa, suplicándome mandase dar licencia para ello.

Y visto por los de mi Consejo de Indias, tuve por bien de mandar dar esta mi cédula, por la cual os mando que no habiendo inconveniente, permitáis a la dicha Orden que funde el dicho convento en la dicha Villa. Que yo os lo remito. Fecha en Madrid, a 28 de enero de 1597. Yo el Rey. Por mandato del Rey nuestro Señor, Juan de Ibarra. (4)

En la cédula de Felipe Segundo que acabamos de transcribir, se menciona como causa primera de la fundación, el que Celaya se encuentra "de paso de esa ciudad al Nuevo México" donde han de ir los Carmelitas, y como segunda "el consuelo de los vecinos". Es natural que así fuera, si tenemos en cuenta que pocos días antes de expedida la cédula dicha, el Procurador Fr. José de Jesús María, había conseguido otra para poder pasar junto con 15 religiosos más en la flota que llevaba a las Provincias del Nuevo México D. Pedro Ponce de León. Esta última cédula está fechada el 14 de enero de 1597. (5)

Llegada la licencia del Rey a México —escribe el P. Agustín de la Madre de Dios— "instaron más los vecinos de Celaya pidiendo la fundación y volvieron a escribir al Virrey y Provincial muy encarecidas cartas, sus fechas a 14 de abril de 1597. No dejó de haber algunas dificultades en la ejecución, pero para vencerlas se pusieron en camino para México dos nobles republicanos llamado el uno Mateo de Raya, hombre sagaz, hacendado y diligente, que era Alcalde Ordinario a la sazón de la Villa; el otro se llamaba Pedro Díaz de Arenas el cual era Regidor y los dos que más habían solicitado los ánimos de la Villa para pedir a nuestros religiosos y así con poderes de ella vinieron a la Corte". (6)

Los superiores de la Provincia designaron para ejecutar la fundación al P. Fr. Pedro de San Hilarión, uno de los primeros carmelitas llegados a México; porque —según el Cronista de la Provincia— tenía linda mano para estas fundaciones" (7). De hecho había intervenido ya en otras, como la de Valladolid, por ejemplo. Además, el P. Pedro gozaba de grande prestigio en la Provincia por haber sido discípulo directo de San Juan de la Cruz.

El P. Pedro había nacido en Valdepeñas, pueblo de la Mancha, en España, por los años de 1559; recibido el hábito del Carmen en el convento de la Peñuela en 1578 y convivido con San Juan de la Cruz en los conventos de Baeza y el Calvario. Para diciembre de 1582 se encontraba ejerciendo el cargo de maestro de novicios en el convento de los Remedios de Sevilla, de donde salió para venir a México en 1585. Por el tiempo de la fundación de Celaya, se hallaba al frente del convento de San Sebastián, el principal que por entonces tenía la Provincia de San Alberto de México. (8)

El primer paso que tenía que dar el P. Pedro para ejecutar la fundación que le habían encomendado y cuya licencia se había ya conseguido del Rey, era alcanzar que el Virrey por su parte mandara ejecutar lo ordenado en la dicha real cédula.

El Conde de Monterrey que conocía bien a los Carmelitas y era muy amigo del Provincial, como dejamos dicho, no tuvo dificultad en obedecer la real orden, después de haber constatado por informaciones jurídicas que no había inconveniente alguno. Por lo tanto, mandó que se ejecutase. Para esto extendió un Auto que se escribió en el reverso de la real cédula y era del tenor siguiente:

"En la ciudad de México a treinta días del mes de junio de mil quinientos y noventa y siete años. Don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey, Señor de las Casas y Estado de Viezma Ulloa, Virrey y Lugarteniente del Rey nuestro Señor, su Gobernador y Capitán General de la Nueva España, Presidente de la Audiencia Real que en ella reside, etc.

Habiendo visto su Señoría la cédula real de esta otra parte, en que su Majestad le ordena y manda que no habiendo inconveniente permita que la Orden de los Carmelitas Descalzos funde un convento en la Villa de Celaya (manda) que la obedezcan con la reverencia y acatamiento debido y en cuanto a su cumplimiento dejó su provehimiento que con la insistencia que por parte de la dicha Villa de Celaya y por cartas que muchos vecinos de ella escribieron al Padre Fr. Eliseo de los Mártires, Comisario General de la dicha Orden de nuestra Señora del Carmen, fechas en veintisiete de septiembre del año de noventa y cinco y catorce de abril de este año de noventa y siete, se ha deseado y pedido que en la dicha Villa se funde el convento de la dicha Orden y para ello ha ofrecido y hecho donación a la Orden de unas casas que ahí tenía en la plaza de la dicha Villa Francisco Hernández Molinillos vecino de ella, por escritura firmada el dicho día veintisiete de septiembre del año de noventa y cinco ante Beltrán González de la Madrid, escribano. Que todo queda en la Gobernación a donde también manda su Señoría que se pasen y pongan cualesquiera otras cartas que a su Señoría sobre ello haya escrito la dicha Villa y que asimismo tiene su Señoría noticia de próximo por información que se ha mandado recibir sobre repartimiento de tierras y aguas que los vecinos pretenden para su conservación y aumento, que está en la dicha gobernación, ante el Secretario suso-scripto y se manda juntar con esto, que en la dicha Villa hay buen número de vecinos y que cada día se va poblando con la comodidad de la tierra y fertilidad y abundancia de mantenimiento que allí se cogen y cercanía de las minas nuevas.

Y conforme a esto se puede y debe presumir que tiene caudal para sustentar este nuevo convento, pues en otros lugares de españoles de esta tierra donde hay menos vecinos que allí y más pobres, se sustentan dos y tres monasterios. Con cuya consideración y a la poca carga que un descalzo cual éste suele causar, su Señoría permitía y daba licencia, como su Majestad manda, para que en la dicha Villa de Celaya se pueda fundar el dicho monasterio del Carmen con los religiosos que a dicho Comisario pareciere que conviene haya, conforme a la disposición de la dicha casa y tierra precediendo ante todas cosas licencia en forma para fundar el dicho monasterio, del Ordinario o Cabildo Sede Vacante, del Obispado de Michoacán en cuya diócesis cae y no de otra manera y sin perjuicio de cualesquiera privilegios que estuvieron concedidos en favor de la iglesia y monasterio que al presente hay en la dicha Villa, y así lo mandó asentar por Auto y lo firmó, Conde de Monterrey. Ante mí, P. Campos. (9)

Con este auto en su poder, el P. Pedro salió para Celaya acompañado de dos religiosos y los dos caballeros antes mencionados. Hicieron el viaje por Michoacán pues —como lo disponía el Auto del Virrey— debían conseguir todavía las licencias del Obispado en Valladolid.

El 10 de julio de 1597 se presentó el P. Pedro ante el Cabildo de la catedral de Valladolid que por entonces se hallaba sin obispo. Se conservan las actas originales de estas diligencias y por su importancia las transcribimos íntegras:

"En el Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad de Valladolid, obispado de Michoacán, en diez días del mes de julio de 1597 años, estando en Cabildo de la dicha Catedral, conviene a saber: el licenciado Antonio de la Parra y Gamboa, el Bachiller Antonio Jiménez, Pedro Bravo y Domingo Pérez de Castro canónigos y el Racionero Antonio Fregoso de la Cueva, prebendados de la dicha Catedral, por ante mí el racionero Jerónimo Medina, Secretario del dicho Cabildo, presentó esta petición y cédula de su Majestad y lo provehido a ella por el Señor Virrey de esta Nueva España el contenido de esta petición y pidió lo en ella contenido:

Fr. Pedro de San Hilarión, prior del convento de San Sebastián de México y Vicario Provincial, por la autoridad que tengo de nuestro padre Provincial y Comisario General Fr. Eliseo de los Mártires, digo que nosotros tenemos una cédula de su Majestad por la que nos concede facultad y licencia para que podamos fundar un convento de nuestra Orden en la Villa de Celaya que es sujeta a este Obispado, como consta por la cédula de la cual hago presentación ante vuestra Señoría, la cual viene con mandamiento del Conde de Monterrey Virrey de aquesta Nueva España. Por tanto, a Vuestra Señoría pido y suplico mande dar licencia para que conforme a la dicha cédula, podamos fundar el dicho convento en la dicha Villa. Y en esto recibiré merced, y pido justicia. Fr. Pedro de San Hilarión.

Y por el dicho Deán y Cabildo, habiendo visto esta petición con una cédula del Rey nuestro Señor, su fecha 28 de enero de este año de noventa y siete y un Auto que está a la espalda de ella, de su Vicegobernador y Lugarteniente de esta Nueva España que nos fue presentada por el P. Fr. Pedro de San Hilarión, prior de México y Vicario Provincial de la Orden de nuestra Señora del Carmen de Descalzos de este reino en que su Majestad de licencia y comete al dicho su Virrey que la dé para que los religiosos de la dicha Orden funden una casa y convento en la Villa de Celaya de este Obispado de Michoacán, atento que será servicio de nuestro Señor y bien de los vecinos de aquella Villa pidiéndonos como a Prelado, Sede Vacante, mandásemos conceder licencia para que se hiciese dicha fundación. Y habiendo visto y considerado ser justa su petición y que se sigue bien y utilidad de las almas que nos son encargadas en la dicha Villa y que no sólo no debemos contravenir a la cédula de su Majestad y auto de su Visorrey, ni podemos en causa tan justa, dimos y concedimos y damos y concedemos licencia al dicho P. Fr. Pedro de S. Hilarión, Vicario Provincial, para que en nombre de su Orden y Religión funde y erija casa y convento en la dicha Villa de Celaya y haga iglesia, ponga sacramento para celebrar el divino oficio y ponga campana y campanas y tenga en el dicho convento y casa lo que necesario fuere con la solemnidad que en las demás iglesias y casas de su Orden tienen, sin que nadie le pueda a él ni a otro cualquier religioso que lo hiciere, en ninguna manera por nuestra parte impedir. Y mandamos a todas y cualesquiera personas de cualquier estado, calidad y condición que sean a Nos sujetas, so pena de excomunión mayor, que no estorben, impidan ni den favor, consejo ni ayuda para ello, la dicha fundación; antes, en cuanto fuere posible, la ayuden y favorezcan siendo necesario, sin perjuicio de privilegio o privilegios que tuviere el convento e iglesia que está fundado en dicha Villa, como su Señoría el Señor Virrey lo refiere y ordena en su Auto que está a las espaldas de la cédula de su Majestad. Y así lo mandaron y firmaron. Lic. Pedro Aguayo. El Canónigo Bravo. El Racionero Antonio Fregoso de la Cueva. Ante mí, el Racionero Jerónimo de Medina, Secretario. (10)

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
Tomado de  "El Carmen de Celaya. Datos para la historia de su construcción y conservación. 1597-1980. Dionisio Victoria Moreno. IV Centenario de la Orden del Carmen en México (1585-1985) México, 1984.
1. VICTOR A MORENO DIONISIO, Los Carmelitas Descalzos y la Conquista Espiritual de México, 1585 - 1612. Ed. Porrúa, S. A. 1966, p. 145 y ss. En adelante, para abreviar, citaré este libro así: "Los Carmelitas Descalzos...".
2. Ibid. P. 242-243
3. Ibid. pp. 36 y 173
4. Archivo de Indias, España. Indiferente General, Leg. 2869, Foj. 78v-79r.
5. El texto de esta cédula es el siguiente: "Fr. José de Jesús María. El Rey. Mis Presidente y Jueces Oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla, yo os mando que en los navíos en que va la gente que por mi mandato lleva a las Provincias del Nuevo México don Pedro Ponce de León que va por mi gobernador y capitán general de ellas, dejeis hacer el viaje a Fr. José de Jesús María de la Orden de los Carmelitas Descalzos y a los religiosos de su Orden que con licencia mia lleva a las dichas provincias y proveréisios de lo necesario conforme a las cédulas mias que le he mandado dar sobre aviamiento. Fecha en Madrid a catorce de enero de mil quinientos noventa y siete años. Yo el Rey. Por mandato del Rey nuestro Señor, Juan de Ibarra, y señalada del Consejo". A. de Indias, Esp. Indiferente General, Leg. 2869, Foj. 79.
6. AGUSTIN DE LA MADRE DIOS. O.C.D. Tesoro Escondido en el Santo Monte Carmelo Mexicano, Mina Rica de Ejemplos y Virtudes en la Historia de los Carmelitas Descalzos de la Provincia de la Nueva España, Descubierta cuando escrita por Fr. religioso de la misma Orden. Un volumen en folio, 816 pgs. Ms. que se encuentra en la Biblioteca de la Universidad de Tulane, Louisiana, E.U.A. Esta obra en adelante será citada así: "Tesoro Escondido..." Lib. III, Cap. I.
7. Ibid.
8. "Los Carmelitas Descalzos..." p. 25 ss.
9. P. Fr. PABLO A. JIMENEZ, El Carmen de Celaya, C. Celaya 1924, pp. 13 y 14.
10. ARCHIVO HISTORICO PROVINCIA CARMELITANA DE MEXICO. Documentos de la fundación de Celaya (A.H.P.C.M.)
11. "Tesoro Escondido..." Lib. III, Cap. II

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