Eugenio Amézquita Velasco
Video: Ceci Buenrostro, corresponsal
-El cura Francisco de Licea y Borja impulsó el culto guadalupano en Apaseo el Grande al construir el Santuario de La Villita entre 1884 y 1887, un legado pastoral.
-La devoción de La Villita nació con el hallazgo milagroso de una roca con vetas que figuraban a la Guadalupana por el pastor don Quintonerio al pie de un zapote.
-El intento de trasladar la roca al templo parroquial fracasó cuando el borrico que debía cargarla se negó a moverse, señalando la predilección de la Virgen por ese sitio.
-La construcción de la capilla fue facilitada por faenas comunitarias, donaciones de Cipriano Camacho y la aparición de materiales de construcción in situ.
-El padre José Ma. Núñez, capellán en 1911, lamentó la alteración de la imagen en 1957, la cual había sido cubierta con pintura "grotesca" y otras figuras añadidas.
-El empedrado y la dignificación del barrio fueron impulsados por el cura Efrén Flores Rico, logrando la suma de esfuerzos de la comunidad y hacendados locales.
-La fiesta de La Villita es hoy una de las más concurridas de Apaseo, con triduos, misas de madrugada y peregrinaciones de fieles vestidos de inditos.
-La culminación de la fiesta, el 13 de diciembre de 2021, se centró en la emotiva ceremonia del Descubrimiento de la Piedrita, un acto espiritual para los fieles.
-Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma presidió el acto de 2021, comparando la colina de La Villita con la "montaña de Judea", lugar de encuentro con Dios.
-Mons. Aguilar Ledesma retiró el velo de la venerada piedrita, elevando una oración de consagración y clamando por la paz para el país y las familias.
El 27 de marzo de 1874 llegó a Apaseo el Grande el señor cura licenciado Francisco de Licea y Borja, quien pasaría los últimos años de su vida en esta entonces villa hasta su muerte en marzo de 1898. Fueron 24 años de intensa labor pastoral y material, en los que dejó obras que ornamentaron y beneficiaron a la comunidad. Una de ellas fue la construcción de una pequeña capilla en lo alto de una colina al oriente de Apaseo, iniciada en 1884 y concluida en 1887, según la crónica de don Benito Mendoza.
Aunque no se conoce la fecha exacta en que comenzó la devoción a la Virgen de Guadalupe en ese lugar, las tradiciones orales narran cómo un pastor llamado don Quintonerio, al andar con su rebaño de cabras y borregos, descubrió al pie de un zapote —que desapareció en 1957 al ampliarse la plazuela y el empedrado— una roca partida con vetas coloreadas que figuraban el perfil de la Guadalupana.
El pastor veneraba en secreto a su “virgencita”, llevándole flores silvestres, hasta que su devoción fue descubierta. Se intentó trasladar la roca al templo parroquial, pero el borrico que debía cargarla se negó a moverse, interpretándose como señal de predilección de la Virgen para permanecer en ese sitio.
El pueblo, mariano por excelencia, inició faenas de piedra bajo la guía del párroco. Se descubrieron yacimientos de yeso y cal en la misma colina, lo que abarató costos, y el agua brotaba espontáneamente para los albañiles. Los terrenos pertenecían a don Cipriano Camacho, quien donó un lote para levantar la capilla. La calzada que conduciría al templo se formó gracias a la donación de don Amado Frías, quien cedió lotes para casas y una plazoleta, invitando a vecinos a construir fincas y dar categoría al lugar.
Un testimonio fotográfico de 1888 confirma la existencia del conjunto urbano, que culminaría el padre José Ma. Núñez, hombre de gran inteligencia y marianismo. En sus visitas anuales a la fiesta de La Villita, Núñez recordaba la roca milagrosa. En 1957, al acompañarlo, comprobó con disgusto que la imagen había sido alterada con pintura grotesca y añadidos de otras figuras como una Virgen de San Juan de los Lagos, un Juan Diego y angelitos.
Como capellán de La Villita en 1911, Núñez bendijo las campanas y realizó prodigios para restaurar el templo. Pedía limosna incluso en cantinas, solicitando la “copita de la Virgen”. Se cuenta que en una ocasión, al probar una copa ofrecida, el licor se transformó en agua pura.
Durante la Revolución y la persecución religiosa, el templo quedó abandonado. Una capilla dedicada a San Isidro Labrador se derrumbó y sus restos desaparecieron en 1946, cuando se amplió la plazuela con apoyo del cura Efrén Flores Rico y vecinos del barrio, logrando el empedrado desde “La Mora” hasta la plazoleta.
El padre Flores Rico impulsó la dignificación del barrio a través del periódico El Heraldo. Tras un repique de campanas, reunió a los vecinos y pidió a Don José Buenrostro López, cronista vitalicio de Apaseo el Grande, explicar los planes para el empedrado. Se formó un comité y se iniciaron faenas dominicales.
El padre Abel Sereno, vicario, acompañó en la primera jornada. Sin voluntarios, recogieron piedras con un carro prestado por don Felipe Peña. Al ver al padre Abel cargando la cancha, vecinos se sumaron y aportaron un burrito, iniciando así el acarreo.
La ayuda fue notable. don Abraham Vera, dueño de la hacienda de El Tunal, facilitó bulldozer, plataforma y tractor; don Félix Frías aportó recursos; don David Oliveros envió sus trocas; don Braulio Benítez cooperó con vehículos; Miguel Loyola B. animó a vecinos y cargó piedras personalmente. Muchos otros colaboraron, y la Virgen recompensó sus esfuerzos.
Hoy, la fiesta de La Villita es de las más concurridas de Apaseo. El 9 de diciembre inicia el triduo que culmina la cuarentena de rosarios. En madrugadas, juventudes rezan el Santo Rosario y asisten a misa; por las tardes, niños vestidos de inditos ofrecen flores a la Virgen.
Los peregrinos a pie al Tepeyac se han preocupado por mantener el templo y sus alrededores. El cura Pedro Muñoz Izquierdo realizó mejoras para darle mayor dignidad y amplitud.
El 12 de diciembre, a las cuatro de la mañana, cohetes despiertan a todo Apaseo. La música llena las calles y se celebra misa de madrugada. Más tarde, la misa de función presidida por el párroco y un predicador revive la historia de las apariciones guadalupanas ante una multitud que llega en peregrinación desde el templo parroquial, portando coronas de flores, globos, cuetes, cantos y rezos.
La ceremonia del descubrimiento de la Piedrita: momento de espiritualidad guadalupana
La mañana del 13 de diciembre de 2021, el aire frío de la colina de La Villita se mezclaba con el murmullo de los fieles que aguardaban un momento histórico. El atrio del santuario, adornado con flores y farolas, se convirtió en escenario de un acto de fe que quedará grabado en la memoria de los apaseenses.
Nuestra amiga y colaboradora de Guanajuato Desconocido y Metro News en Apaseo el Grande, Ceci Buenrostro, deja testimonio en video de ese momento.
El Sr. Cura Daniel Huerta Ibáñez abrió la celebración con la lectura del Evangelio según San Lucas. La narración del encuentro entre María e Isabel resonó entre la multitud, que respondió con un fervoroso “Gloria a ti, Señor Jesús”. El eco de las voces se confundía con el repique de las campanas, marcando el inicio de una jornada que sería recordada por su intensidad espiritual.
Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, obispo de Celaya, tomó la palabra y, con voz firme, recordó que la montaña ha sido siempre lugar de encuentro con Dios. Comparó la subida física al cerro con el esfuerzo espiritual que lleva al encuentro con la Virgen. “Aquí estamos en esta montaña donde nuestra Madre se hizo patente”, dijo, mientras los asistentes asentían con emoción. El obispo vinculó la experiencia de Juan Diego en el Tepeyac con la presencia de la Virgen en La Villita, subrayando que la fe transforma y llena de alegría.
El momento culminante llegó cuando el obispo retiró el velo que cubría la venerada piedrita, revelando la imagen de la Virgen. El silencio se rompió con aplausos y lágrimas, mientras los fieles contemplaban el símbolo que desde generaciones ha sido motivo de devoción. Acto seguido, el obispo elevó una oración de consagración, pidiendo fortaleza en medio de la pandemia, consuelo para los enfermos y paz para las familias. La multitud respondió con un sonoro “Amén”, que se escuchó como un rugido de esperanza.
La ceremonia continuó con una plegaria por la paz del país y del municipio. El obispo pidió por los gobernantes, por las familias y por los jóvenes, exhortando a todos a ser promotores de justicia y paz. “María de Guadalupe, Reina de la Paz, ruega por nosotros”, repitió la multitud en coro, con las manos levantadas hacia el cielo.
El Sr. Cura Daniel Huerta Ibáñez agradeció la presencia del obispo y de las autoridades locales, incluyendo a la alcaldesa. Recordó a los migrantes que desde Estados Unidos siguen las celebraciones por redes sociales, y los invitó a mantener firme su fe. Con entusiasmo, lanzó vivas a la Virgen de Guadalupe, a la Morenita del Tepeyac y a la Virgen de la Piedrita, que fueron respondidas con un estruendo de voces: “¡Viva!”.
El Padre Tadeo pidió un aplauso para el obispo y anunció la bendición final, antes de dar paso a las danzas tradicionales que esperaban su turno para rendir homenaje. El obispo impartió la bendición en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y la multitud respondió con un último “Amén”.
La jornada concluyó con un ambiente festivo y solemne a la vez. Entre música, danzas y oraciones, La Villita se reafirmó como el corazón guadalupano de Apaseo el Grande. El 13 de diciembre de 2021 quedó marcado como un día en que la fe, la tradición y la comunidad se encontraron en la cima de la colina, bajo la mirada maternal de la Virgen de Guadalupe.
La transcripción de las palabras vertidas en esa ceremonia
Sr. Cura Daniel Huerta Ibáñez:
El Señor esté con ustedes.
Multitud/Fieles:
Y con tu espíritu.
Sr. Cura Daniel Huerta Ibáñez:
Del santo Evangelio según San Lucas. Gloria a ti, Señor. En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y entrando en la casa de Zacarías saludó a Isabel. En cuanto esta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y levantando la voz exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú que has creído porque se cumplirá cuando te fue anunciado de parte del Señor." Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios Mi Salvador porque puso sus ojos en la humildad de su esclava." Palabra del Señor.
Multitud/Fieles:
Gloria a ti, Señor Jesús.
Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, obispo de Celaya:
Algo muy interesante que aparece en toda la historia de la salvación era como Dios manifestaba en el monte, en el cerro. La montaña es el lugar del encuentro con Dios. También María, llena del Espíritu Santo, ya en su seno Jesús, va a la montaña de Judea, va a visitar a su prima Santa Isabel, y pero también ella vivía en las montañas. La montaña es un lugar elevado. Físicamente es un esfuerzo para su hijo, pero después de subir se encuentra uno gratificantemente con un aire fresco, una tranquilidad en la que nos podemos encontrar con Dios. También nuestra Madre Santísima María de Guadalupe se presentó al indio Juan Diego en el monte de las flores. Y la Virgen, en su manto, hablan de cerros, se llama de cerros esos humanos. Y aquí estamos en esta montaña donde también nuestra Madre se hizo patente y que ustedes y todos nosotros que venimos también subimos a esta montaña para encontrarnos con Dios y con su Madre.
Y así como la gente que se encuentra con Dios se transforma, la gente se encuentra con María también. Santa Isabel se llenó del Espíritu Santo, se llenó de alegría, de gozo, con la presencia de Jesús y comenzó a bendecir: "Bendita entre todas las mujeres." También nosotros en este día, ante la presencia de María, que nos trae a Jesús, nos llenemos de su Espíritu Santo, nos llenemos de fuerza y sobre todo de alegría para que al bajar alegres y felices podamos dar testimonio de Dios y vayamos con mucho gusto y entusiasmo en medio de las dificultades de la vida, sabiendo que en nuestra Madre llevamos su fuerza, su espíritu, que nos ha dado el Espíritu Santo. Pues el Señor nos bendiga a todos. Santísima María de Guadalupe, para que todos nosotros amemos, veneremos y estamos llenos, y todos sepamos, con la fuerza de nuestro ser, para vivir con generosidad esos compromisos de cada día. A continuación, nuestro Pastor, por primera vez desde su llegada, va a revelar, va a descubrir esta imagen de la Virgen, imagen dada para todo este pueblo, con mucha fe, con mucha devoción. Vamos a contemplar este momento después, y posteriormente, hará una oración de consagración a la Virgen.
(El Sr. Obispo retira el velo que cubre la piedrita)
Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, obispo de Celaya:
Oramos. Santa Madre, intercede por nosotros, amigos. Elevando nuestros cuerpos, especialmente los (inaudible)... de los pecadores. Acudimos a tu Inmaculado Corazón, y a tu expresión, alcance de tu hijo, la salud y la esperanza. Que nuestro temor se transforme en alegría. Que en medio de la tormenta, tu hijo Jesús sea para nosotros fortaleza y serenidad. Que nuestro Señor levante su mano poderosa y detenga el avance de esta pandemia. Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre de América Latina y del Caribe, estrella de la evangelización, renovada primera discípula y gran misionera de nuestros pueblos, sé fortaleza de los moribundos y consuelo de quienes lloran. Sé caricia maternal que conforta a los enfermos. Sé compañía de los profesionales de la salud que los cuidan. Y para todos nosotros, Madre, sé presencia y ternura en cuyos brazos todos encontremos seguridad. De tu mano permanezcamos firmes e inconmovibles en Jesús, tu hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Multitud/Fieles:
Amén. Amén.
Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, obispo de Celaya:
Los invitamos ahora a orar por la paz de nuestro país, la paz en este municipio, la paz en nuestras familias, la paz en cada uno de nosotros. Madre, haznos constructores de paz. Señor Jesús, tú eres nuestra paz. Mira nuestra patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan. Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte. Dales el don de la conversión. Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades. Que, como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que en ti nuestro pueblo tenga una vida. María de Guadalupe, Reina de la Paz, ruega por nosotros. Ruega por nosotros.
Sr. Cura Daniel Huerta Ibáñez:
Muchas gracias, Señor Obispo Alejandro. Una vez más su presencia en este templo viene a confirmar nuestra fe en el verdadero Dios por quien se vive y en nuestra madre, la Santísima Virgen María de Guadalupe. Muchas gracias a los padres, a todos los que nos acompañan, a la Alcaldesa de la ciudad. Que podamos seguir juntos trabajando por el progreso de Apaseo el Grande, de esta Parroquia de San Juan Bautista, cada quien desde donde estamos, poniendo lo mejor de nosotros mismos por el bien de todos, especialmente de los más pobres y necesitados. Pues muchas gracias a todos, y pues a quienes por las redes sociales nos siguen, también un cariñoso saludo y la invitación a seguir manteniendo firme su fe en Jesucristo, que siempre la Virgen de Guadalupe nos lleve a Él. Siempre tengo en cuenta también en estas ocasiones de manera muy especial a los migrantes, a estos hermanos nuestros que en otros países, sobre todo en Estados Unidos, se encuentran, y que pues también esta fe los siga manteniendo firmes en su vida, y como ha dicho también nuestro Señor Obispo, en medio de las dificultades por las que pasemos de cualquier tipo, nuestra fe esté siempre firme y nos vaya encaminando siempre hacia adelante, hacia Jesucristo, nuestro único Salvador. ¡Pues viva la Virgen de Guadalupe!
Multitud/Fieles:
¡Viva!
Sr. Cura Daniel Huerta Ibáñez:
¡Viva nuestra Madre y Reina!
Multitud/Fieles:
¡Viva!
Sr. Cura Daniel Huerta Ibáñez:
¡Viva la Morenita del Tepeyac!
Multitud/Fieles:
¡Viva!
Sr. Cura Daniel Huerta Ibáñez:
¡Viva la Virgen de la Piedrita en este lugar!
Multitud/Fieles:
¡Viva\!
Padre Tadeo:
Un aplauso para nuestro Señor Obispo. Nos dé la bendición para dar paso después pues a las danzas que pasen a adorar esta sagrada imagen con el gusto. Reciban esta bendición y con mucha fe, pido que la bendición de Dios a través de nuestra pobre presencia, nuestra prima, también para ustedes, gracia y bendición. El Señor esté con ustedes.
Multitud/Fieles:
Y con tu espíritu.
Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, obispo de Celaya:
Y que bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, los acompañe siempre.
Multitud/Fieles:
Amén.
Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, obispo de Celaya:
Así es. Gusto de saludarlos. Gracias por su casa. Gracias, Señor Presidente, por acompañarnos, a los padres, medios de comunicación social que nos están viendo también. Reciban un saludo y que los hermanos de (inaudible)... bendiciones a todos. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido


