Desde la edición de noviembre de 2023, las palabras ‘perreo’ y ‘perrear’ fueron incorporadas al Diccionario de la lengua española, DLE. Los académicos de las diferentes agrupaciones del idioma en el mundo consideraron sumarlas, dado que son vocablos de uso cotidiano en todos los países de América Latina. Aparece ‘perreo’ en el DLE como «Baile que se ejecuta generalmente a ritmo de reguetón, con eróticos movimientos de caderas, y en el que, cuando se baila por parejas, el hombre se coloca habitualmente detrás de la mujer con los cuerpos muy juntos»; y ‘perrear’, en su tercera acepción como bailar ‘perreo’ (las primeras entradas no están vinculadas al baile).
Su incorporación no ha dejado de provocar incomodidad, asombro y protestas por algunos grupos. Al día siguiente de la presentación por las Academias de la Lengua de la incorporación de ese vocablo junto con otros 4325, la televisora abierta T shows de Estados Unidos, en una mesa conducida por cuatro mujeres latinas, tres de ellas se mostraron indignadas. Ignoraron las otras 4324 palabras para centrarse en ‘perreo’ y le dedicaron casi media hora al tema.
Recientemente, también escuché la molestia de alguna persona frente a un grupo porque le informaron que ese vocablo ya estaba en el Diccionario oficial. «La Real Academia Española no debería validar esas palabras, la juventud habla mal y se comporta peor», lo escuché decir.
Ante ello, vale la pena algunas reflexiones.
1. La Real Academia Española no es la única que incorpora, modifica o elimina definiciones del idioma. Eso lo hace el conjunto de academias agrupadas en una asociación. Todas ellas, en conjunto, modifican el Diccionario y los otros documentos básicos como la Gramática y la Ortografía.
2. Las Academias no norman el idioma, tan solo lo describen. Es decir, que quienes usamos o dejamos de usar; le damos un sentido o cambiamos su uso, somos los propios hablantes, los usuarios del español. Somos más de 550 millones de hablantes que tenemos al español como lengua materna en 23 países, que casi abarca la mitad del globo terráqueo. Las Academias solo recogen las diversas formas de habla en las distintas regiones y cuando una palabra se generaliza, como ‘perreo’, se refleja en el Diccionario.
3. El que esté la palabra en el Diccionario lo único que confirma es que es un vocablo de uso generalizado, pero ello no significa que se vea con simpatía o antipatía su práctica. Es como el vocablo ‘asesino’; no porque esté en el Diccionario se promueve la práctica o se simpatiza con ese actuar.
4. El Diccionario de la lengua española es la compilación de vocablos que usamos en todos los países donde se habla el español. En ese compendio podemos localizar un vocablo que tal vez sea familiar en una región y no en otras. Para ello, el DLE facilita saber cómo aplica, se entiende o interpreta en otros países o en el propio cuando no lo habíamos escuchado. Por ello, es imperativo que esté el mayor número de palabras, aunque no sean de nuestra simpatía. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido #ChispitasdeLenguaje
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