Eugenio Amézquita Velasco
El ate es un dulce tradicional elaborado con fruta cocida y azúcar, muy popular en México, que suele acompañarse con queso salado para equilibrar su sabor.
¿Qué es el dulce de ate?
El ate es una pasta de frutas cocidas con azúcar, de textura suave y sabor dulce. Es considerado un postre típico mexicano, aunque su origen se remonta al Medio Oriente, donde se preparaban pastas frutales similares. En México, el ate se ha convertido en un clásico de la repostería, especialmente con guayaba, aunque también se hace con membrillo, manzana, mango o tejocote.
El ate con queso
Una de las formas más comunes de disfrutarlo es el ate con queso, donde el dulzor del ate se equilibra con el sabor salado del queso. Esta combinación es tan popular que aparece en celebraciones como la Rosca de Reyes, donde se sirve como relleno o acompañamiento.
El origen y tradición del ate
El origen del ate se reconoce como una adaptación de recetas de Medio Oriente, traídas a América y transformadas con frutas locales. En México se consolidó como un dulce artesanal, especialmente en estados como Michoacán y Guanajuato, donde se producen variedades de ate de guayaba y membrillo. Además de postre, se utiliza en festividades y como parte de la gastronomía cotidiana.
Variedades de ate
El ate de guayaba se distingue por su dulzor intenso y aroma penetrante, siendo protagonista en postres y en la tradicional Rosca de Reyes.
El de membrillo, con su sabor ácido-dulce y firmeza, es el preferido para acompañar con queso o rellenar piezas de pan.
El de manzana ofrece un perfil más suave y menos dulce, ideal para bocadillos ligeros.
El de mango, tropical y muy dulce, se reserva para postres frescos y coloridos.
Finalmente, el de tejocote, con su acidez característica, se vincula estrechamente a festividades mexicanas, especialmente en temporada de invierno.
El ate es un símbolo de la dulcería mexicana, una pasta frutal que combina tradición, sabor y cultura. Su permanencia en la mesa mexicana refleja cómo un producto con raíces extranjeras se transformó en un ícono local, con fuerte presencia en Guanajuato y Michoacán. La combinación con queso, además, lo convierte en un ejemplo de equilibrio gastronómico que une lo dulce y lo salado en una sola experiencia.
Receta tradicional: Ate de membrillo
Ingredientes:
-2 kg de membrillo
-10 tazas de agua
-1 kg de azúcar
Forma de prepararse
Lave muy bien los membrillos con agua fría y consérvelos con la piel; córtelos en cuarterones y retire el corazón con las semillas; reserve y corte la fruta en trozos grandes. Corte los corazones y muélalos en el procesador con 3 tazas de agua hasta obtener un puré; repose la mezcla por 2 horas. Luego, pase este puré por un tamiz o cedazo para obtener todo su jugo y viértalo en un cazo de cobre profundo junto con el azúcar y 2 tazas de agua.
Cocine a fuego lento moviendo constantemente con pala de madera, hasta que el azúcar se disuelva y adquiera un color de caramelo, aproximadamente de 20 a 30 minutos. La fruta restante pásela a una olla con 4 tazas de agua y cocínela a fuego medio; cuando esté tierna, muélala en el procesador para obtener puré. Viértalo en el cazo de cobre y revuelva bien, regrese el recipiente al fuego y continúe la cocción durante 25 minutos, revolviendo con una pala de madera y cuidando que no brinque. Cuando la mezcla esté espesa, retire del fuego y vuelque en moldes. Deje secar, desmolde y conserve en un lugar fresco y seco.
El ate de membrillo es una preparación que refleja la paciencia y el oficio de la dulcería artesanal mexicana. El uso del cazo de cobre es fundamental, pues permite una cocción uniforme y evita que el azúcar se cristalice de manera irregular.
La técnica de separar corazones y semillas para obtener un jugo inicial, y luego integrar el puré de la fruta cocida, garantiza una textura firme y un sabor profundo. El proceso de cocción lenta, con movimientos constantes de pala de madera, es un ejemplo de cómo la tradición se convierte en método: cuidar que la mezcla no brinque es tanto un detalle práctico como un gesto de respeto hacia la preparación.
Finalmente, el secado y desmolde en un lugar fresco y seco aseguran la conservación del ate, permitiendo que se disfrute durante semanas como acompañamiento de quesos, panes o simplemente como un dulce de sobremesa.
El ate, en cualquiera de sus variedades, es más que un dulce: es un patrimonio cultural que une historia, técnica y sabor. El ate de membrillo, con su receta artesanal, es un ejemplo vivo de cómo la tradición se preserva en la cocina mexicana y se transmite de generación en generación.
Es más que un dulce: es un patrimonio cultural que une historia, técnica y sabor. El ate de membrillo, con su receta artesanal, es un ejemplo vivo de cómo la tradición se preserva en la cocina mexicana y se transmite de generación en generación. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido

