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Eugenio Amézquita

COMONFORT, GTO.- El Historiador Carlos Francisco Rojas Gómez, anunció la presentación del Boletín "Chamacuero", del Archivo Histórico de este municipio.

Expresó que acompañará en esta presentación el Dr. José Eduardo Plaza Ángeles, y el evento será a las 17:00 horas de este 20 de diciembre, en el atrio parroquial de la comunidad de Orduña de Abajo. La entrada es libre.
Ubicación Geosatelital de Orduña de Arriba

El tren presidencial, tras el atentado en Comonfort. / FOTO: Archivo Casasola
Eugenio Amézquita

COMONFORT, GTO.- Para muchos, es desconocido un hecho que puso a Comonfort en el centro de las noticias nacionales a principios del siglo XX: El atentado dinamitero al Presidente de la República, Emilio Portes Gil, quien viajara en el llamado "Tren Olivo", dándose el intento de magnicidio a su paso por estas tierras.

Lo interesante del tema, es que es enriquecido por dos investigadores comonforenses. El primero, el cronista del municipio, el Arq. David Carracedo, y el segundo por el historiador Lic. Carlos Francisco Rojas Gómez, coordinador del Archivo Histórico Municipal. Los dos muy amablemente nos comparten sus conocimientos y datos obtenidos con sus respectivos estilos.

Habla el cronista municipal de Comonfort

En su descripción, Carracedo nos dice que "un atentado presidencial siempre es noticia, aun cuando éste haya sido fallido. Para los chamacuerenses este atentado tiene la singularidad de haber sucedido en el territorio de nuestro municipio. Este dato es muy poco conocido, tuvo que ser un hombre de edad avanzada quien me platicara el suceso y me llevara hasta el propio lugar de los hechos".

"Nuevamente, y por tercera ocasión, agradezco al señor Andrés Sepúlveda García el ponerme al tanto de este acontecimiento".

El Tren Olivo

"Antes de relatar el suceso conviene recordar que en los años veinte el tren era el más  importante medio de comunicación en el país. El presidente de la República, para desplazarse por el territorio nacional, utilizaba un tren exclusivo para su uso oficial. Desde 1927 se utilizaba el “Tren Presidencial Olivo”, uno de los más lujosos del mundo, según se cuenta.  Algunos vagones, convenientemente restaurados, se conservan en el Museo Tecnológico de la CFE.  De su lujo dan fe las siguientes fotografías que tomé de la página de la presidencia de la república".

"Pero sobre el suceso en sí,  el mejor testigo y relator de los hechos es el propio Emilio Portes Gil quien nos cuenta: Tal y como se me había anunciado en Tampico, cuando Valente Quintana me entregó la carta de la llamada Liga Defensora de la Libertad Religiosa, el tren presidencial en que viajaba en compañía de mi esposa y de mi pequeña hija Rosalba, entonces de dos años de edad, la mañana del 10 de febrero de 1929 fue dinamitado al llegar al puente ubicado en el kilómetro 327, entre las estaciones de Comonfort y Rinconcillo, en el Estado de Guanajuato".

Y continúa Carracedo citando a Portes Gil: "Serían aproximadamente las seis y media de la mañana del citado día cuando, en los precisos momentos en que terminaba de vestirme, se sintió un fortísimo choque en el tren. Inmediatamente salí, para darme cuenta de lo que ocurría, reuniéndose conmigo los señores generales Joaquín Amaro, secretario de Guerra y Marina; Anselmo Macías V., jefe de las Guardias Presidenciales; Ing. Marte R. Gómez, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas; Enrique C. Osornio, jefe del Servicio Médico Militar; Ing. Mariano Cabrera, director general de los Ferrocarriles Nacionales; Valente Quintana, jefe de las Comisiones de Seguridad; Adolfo Roldán, secretario particular, y otras personas, civiles y militares, que me acompañaban en mi recorrido".



"Momentos después del accidente se me presentó el presidente municipal de Celaya, licenciado Ernesto Gallardo, actualmente subdirector administrativo del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, y otros funcionarios de la ciudad para ponerse a mis órdenes.
Todos pudimos darnos cuenta de que la dinamita que estalló había sido colocada bajo el puente, en cuyo lugar se encontraban aún varios cartuchos que no habían hecho explosión".

"Cerca del sitio de la voladura había huellas que demostraban que los autores habían pasado la noche -o quizá días- en espera del tren. El saldo de aquel atentado dinamitero fue la muerte del garrotero Agustín Cárdenas; la destrucción de dos carros pullman y la voladura de la locomotora y el tanque que saltaron sobre el puente".



Explica Carracedo que "antes de seguir la narración de Portes Gil, le muestro un mapa donde marcamos la ubicación del puente, éste dista  6 kilómetros de la estación de Ferrocarril de Comonfort y cruza un pequeño arroyo, de muy ocasional cause.  Don Andrés Sepúlveda lo llama “Puente San Pedro” y puso más empeño que un servidor para llegar hasta él, no obstante sus años y sus dificultades para desplazarse".

"Finalmente llegamos, luego de transitar los caminos paralelos a la vía de norte a sur, habiéndolo intentado de sur a norte. ¿Qué tanto este puente será el mismo de aquél entonces? La mampostería de los muros que sostienen el puente se ve sumamente añeja,  bien pudiera ser la original. La narración de los hechos no dice que el puente haya sido destruido.  El resto de los elementos seguramente si son posteriores a la fecha del suceso".



Cita el cronista municipal  de Comonfort: "Quizá, amable lector, se pregunte el  por qué de este atentado. El presidente Portes Gil había sido amenazado de muerte si no procedía a indultar a José de León Toral, asesino material del presidente electo Álvaro Obregón. La ejecución de León Toral sucedió el 9 de febrero. Es decir que un día después los autores del atentado cumplieron su amenaza".

"Al respecto, nuevamente Emilio Portes Gil nos dice. De las investigaciones que, para descubrir a los autores intelectuales del atentado, practicó el detective Valente Quintana, llegó a la conclusión de que la carta recibida en la Inspección General de Policía había sido escrita por una distinguida dama de la ciudad de México, miembro de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa. Esta misma señora confesó a Quintana su participación y, arrepentida, se resolvió a denunciar a la policía aquel hecho.
En cuanto a los autores materiales, lo fueron un muchacho de 17 años, de nombre Fernando Islas, aprehendido en la casa de la señora Concepción del Moral, en la ciudad de Celaya, y Eulalio Anaya, que logró fugarse". 

"La señora Del Moral manifestó que había sido llamada a México por señoras de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, quienes le entregaron trescientos pesos para que a su vez se los diera a un muchacho de nombre Fernando Islas a quien no conocía, éste negó terminantemente ser el autor del delito y para evitar que las autoridades inferiores cometieran con él una violencia, opté por mandarlo a las Islas Marías, recomendándole al Gral. Múgica, director de dicho penal que se le enseñara algún oficio".

"Antes de entregar el poder a mi sucesor, el Gral. Múgica llevó a mi presencia a Islas y al interrogarlo para que confesara su delito, se negó terminantemente, y al decirme que pensaba radicarse en León para dedicarse al oficio de zapatero, le regalé mil pesos, poniéndolo en libertad. Durante años no volví a saber de este individuo hasta que Agustín Arroyo Ch. me informó que vivía en León en donde era propietario de un importante taller de calzado. En cuanto a la señora Concepción del Moral, cómplice de los dinamiteros, fue puesta en libertad inmediatamente después de haberse cometido el atentado".
"Es por demás extraño que, habiendo explotado unos cartuchos, otros permaneciesen intactos;siendo tan susceptibles a detonar ¿por qué no explotaron? Sólo pueden hacerse conjeturas, pero en lo personal, amable lector, tengo dos razones para alegrarme de que el atentado haya fallado en su objetivo (lamento por supuesto el deceso del inocente garrotero Agustín Cárdenas): Por una parte, me impresiona la magnanimidad que el Presidente expresa en el último párrafo transcrito, ya sea que fuera auténtica o por motivos de imagen pública. Y por otra parte no quiero imaginar que el Presidente de la República hubiera muerto en territorio chamacuerense, si por un expresidente sumamente gris, muerto en el extremo sur de Chamacuero, le cambiaron el nombre al pueblo y al municipio, con más razón por un presidente en funciones".



"¿Cómo hubiera quedado el nombre?  ¿Chamacuero de Comonfort de Portes Gil? ¿San Francisco de Chamacuero Portes Gil?  O Comonfort De Portes. Lo cual haría que los fuereños pensaran que todos somos bien asiduos al fútbol o a la maratón. Para bien de casi todos, la mitad de la dinamita no hizo explosión y aquí siendo un poco irónico diré que, aunque la Liga Defensora de la Libertad Religiosa quería que el tren completo volara, no quiso Dios que así sucediera".

La investigación del historiador Carlos Francisco Rojas Gómez

El Lic. Carlos Francisco Rojas Gómez explica, los datos de su investigación. "La mañana del domingo 10 de febrero de 1929 el tren presidencial en que viajaba Emilio Portes Gil, su familia y algunos funcionarios que lo acompañaron a Tamaulipas para una reunión con las autoridades de ese estado, detuvo su camino al volcar sobre las vías debido a una explosión de dinamita. La volcadura tuvo lugar en el kilómetro 327  entre las estaciones de Rinconcillo y Comonfort [1], en un puente entre las comunidades de San Pedro y Arias en el municipio de Comonfort, Gto".


"El atentado era la respuesta, por parte de los grupos cristeros, al fusilamiento de José León Toral llevado a cabo un día antes, el sábado 9 de febrero en la Ciudad de México. Toral había sido sentenciado por perpetrar el asesinado del presidente electo Álvaro Obregón en el restaurante La Bombilla en la Ciudad de México. Los miembros de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa (LNDLR) habían amenazado al presidente Portes Gil para impedir que llevará a cabo la sentencia sobre Toral, sin embargo esto no sirvió de nada".

Fusilamiento de León Toral./ FOTO: Archivo Casasola
"De la misma manera que la amenaza no tuvo efecto para cambiar la decisión sobre la vida de Toral, el atentado tampoco logró su cometido, pues el presidente, su familia y los funcionarios que lo acompañaban salieron ilesos, perdiendo la vida un garrotero de nombre Agustín Cárdenas [2].  Las investigaciones realizadas posteriormente indicaron la intervención de hombres y mujeres de la LNDLR, en particular de algunos vecinos de Celaya, pero el testimonio de un hombre originario de la comunidad de Orduña de Abajo, muy cerca de donde ocurrió el atentado permite apreciar la participación de los cristeros y sus simpatizantes en Comonfort".

"Según recordó el señor Santiago Valle (†), él era un niño cuando veía que a su casa asistían frecuentemente algunos hombres armados, entre ellos un tal Sidronio Muñoz, de quien después se enteró fue apresado junto a un tío suyo llamado Juan Valle, acusados de ser cristeros y de haber participado en el atentado al presidente de la República. Aunque Santiago Valle negó que su tío hubiese andado con los cristeros los documentos demuestran su participación. Entre los recuerdos del señor Valle también estaba la ocasión en que unos señores llevaron algunos paquetes a su casa, allí los guardaron sus padres, pasados algunos días (no recordó cuanto tiempo) fueron a recoger el encargo; después supo que era la dinamita que se utilizó para volar el tren presidencial [3]".

"No fue la única ocasión que los cristeros se hicieron presentes en Comonfort, para cuando sucede el atentado al tren presidencial, los comonforenses partidarios de la causa cristera ya tenían tres años de experiencias en la guerra, y más de dos décadas de formación de una conciencia político-social".

Parroquia de San Miguel de Allende. Año 1900

"Los primeros brotes de rebelión se dieron al norte del municipio en las comunidades colindantes con San Miguel de Allende y Apaseo el Grande y se integraron a los grupos que dirigió el ex general federal Rodolfo Gallegos, quien vivía en Celaya y que fue contactado por gente del comité local de la Liga de San Miguel de Allende. Este grupo inició su movimiento en el rancho de la Lagunilla a inicios de octubre de 1926 y con la ayuda de un sacerdote de nombre José Isabel Salinas, quien probablemente era vicario de ese lugar. Aunque Gallegos fue asesinado el 4 de mayo de 1927 otros jefes cristeros siguieron con su lucha en la región, entre ellos hay que mencionar a Fortino Sánchez, Refugio Avilés, Próspero Jiménez, Casimiro Becerra y Sidronio Muñoz".

Precisa el historiador Rojas Gómez que "los cristeros tomaron en varias ocasiones el pueblo y asaltaron la estación del ferrocarril, casi siempre con la ayuda de las autoridades locales, quienes eran denunciadas porque hacían caso omiso de las leyes e incluso eran aliados y en algunos casos, subalternos de los sacerdotes [4]. Esta acusación era acertada en Comonfort, por lo menos con algunas autoridades locales, como en el gobierno del presidente municipal Miguel Hernández, quien en febrero de 1927 informaba a la Secretaría de Gobernación que hacía todo lo posible por localizar a los sacerdotes pero no podía encontrarlos [5], cuando de todos era sabido que el párroco Florentino Valencia seguía dando asesoría espiritual a las asociaciones piadosas como la Vela Perpetua [6]".

Comonfort de Chamacuero. Hacia el año 1920.
"Aunque las autoridades municipales dirigidas por Miguel Hernández “por razón natural se mantienen dentro del orden legal, sin embargo parece que no se hallan muy identificadas con el Gobierno sino mas [sic] bien con los rebeldes”. Hernández era acusado de que el 4 de abril cuando Refugio Avilés se apoderó de la población éste se escondió en una panadería cuando ya había dado instrucciones a sus empleados de que no se opusieran a los cristeros [7]. Y no era la única denuncia, un vecino del pueblo que no simpatizaba con los alzados le escribía al secretario de gobernación lo siguiente: “por todos estos rumbos son muy fanáticos y creo que no pierden la oportunidad de aprovechar cualquier movimiento armado, y como las autoridades civiles tal parece que son complacientes, por eso prosperan los levantamientos.”[8]"

"Pero los cristeros no siempre gozaron de las simpatías de las autoridades locales. Después de Miguel Hernández, siguió en el gobierno municipal Ranulfo Centeno quien informaba más seguido a las autoridades de los movimientos de los cristeros y salía a perseguir las gavillas con la policía local y los elementos federales [9], llegando incluso a diferir con el presidente de San Miguel de Allende sobre los movimientos de los grupos armados que merodeaban la zona. En enero de 1928 Centeno avisaba que había alrededor de 100 rebeldes en Las Minas, entre los dos municipios, y el presidente de Allende contestaba que todo eso era falso, pues “todo estaba en tranquilidad” [10] cuando era evidente que la zona estaba bajo control cristero".

"Además de la colaboración y silencio cómplice de las autoridades los pobladores también hacían lo propio. Por ejemplo, el 3 de marzo de 1927 la Estación del Ferrocarril de Comonfort fue asaltada y robada; los cristeros, según declaraciones del encargado Agapito E. Lira, no paraban de golpear la puerta y éste tuvo que abrir por miedo a que la fueran a tirar y lo colgaran; se llevaron los fondos y un reloj. Cuando los agentes de Gobernación hicieron la investigación y preguntaron a los vecinos, todos coincidieron en que no habían visto ni escuchado nada [11]".

"De manera más abierta se vio la simpatía el 4 de abril de 1927 cuando la población fue asaltada por Refugio Avilés y Próspero Aguilera; estuvieron en el pueblo alrededor de una hora y media, dejaron libres a los presos y robaron la Tesorería, la Receptoría de Rentas y la Estación de Ferrocarril además del caballo de un vecino. Mientras andaban por la calles gritaban ¡Viva Cristo Rey!, compraron en las tiendas de la población sin que se reportara ningún abuso contra los negocios; al salir del pueblo  fueron acompañados por un grupo de alrededor de doscientos vecinos que gritaban ¡Viva Cristo Rey![12]"

"Para 1929 fue notoria la reorganización de los cristeros y la efectividad de sus acciones en la región, prueba de esto fue la orden de reconcentración, estrategia que consistía en mantener a las personas en una hacienda evitando pudieran seguir a los cristeros; muchas personas fueron fusiladas por no refugiarse en una finca y muchos jacales y chozas que estaban en el monte fueron quemados en algunas comunidades de San Miguel, Comonfort y Apaseo, pues eran consideradas “zona rebelde”.

Se puede decir que el atentado al presidente Portes Gil, si bien es una respuesta a una situación ajena a la región, también es la evidencia de la organización y de las redes de colaboración con que se contaba en ese momento. En agosto de 1929, un mes después del licenciamiento de las tropas cristeras, en Empalme Escobedo fueron capturados los jefes  Sidronio Muñoz, Jesús Villafranco y Juan Valle [13], el cristero de Orduña,  sobre quienes también había la sospecha de su intervención en el atentado dinamitero, y quienes según don Santiago Valle (†) sí estuvieron involucrados (excepto su tío Juan) y fueron entregados por una mujer, miembro de la Vela Perpetua de Comonfort [14].

La guerra dejó una huella en los habitantes del pueblo, los cristeros tomaron diversos caminos, quien depuso las armas, quien nunca las dejó y siguió en la lucha, quien se alejó de la Iglesia por sentirse traicionado con los “arreglos”, quien se integró a las nuevas organización religiosas. La vida no sería la misma y tardaría en regresar a la normalidad, pero se dejó la huella de una tradición social y política conservadora que se haría presente durante los años siguientes.

NOTAS
[1] Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato (AGGEG), Fondo Secretaría General de Gobierno (FSGG), Sección 1er. Departamento, 1929, Exp. 66, Clasificación 1.54 (10)2. Archivo General del Poder Judicial Federal en Guanajuato (AGPJFG), 1º Distrito, Serie Penal, 1929, Legajo 1, Exp. 19.
[2] Ibídem.
[3] Conversación con el señor Santiago Valle (†), 1 de abril de 2016.
[4] AGGEG, FSGG, Sección 1er. Departamento, 1928, Exp. 12, Clasificación 1.40 (78)12.
[5] Archivo General de la Nación (AGN), Fondo Secretaría de Gobernación (FSG), Sección Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (SDIPS), Caja 210, Exp. 08, Clasificación 313.1-12 (4.4), f. 116.
[6] Archivo Histórico Parroquial de San Francisco de Asís, Comonfort, Gto., Libro de cuentas de la Asociación de la Vela Perpetua, años 1926-1929.
[7] AGN, FSG, SDIPS, Caja 247, Exp. 58, Clasificación 313.1-1068.
[8] AGN, FSGG, SDIPS, Caja 2022 B, Exp. 47, Clasificación 313.1-367.
[9] Como el 2 de marzo cuando combatió a los cristeros cerca de la cabecera municipal. AGGEG, FSGG, Sección 1er. Departamento, 1928, Exp. 1, Clasificación 1.54 (9) 1.
[10] Ibídem.
[11] AGPJFG, 1º Distrito, Serie Penal, 1927, Legajo 2, Exp. 40.
[12] Ibídem, fs. 5, 14 y 15. AGN, FSG, SDIPS, Caja 247, Exp. 58, Clasificación 313.1-1068.
[13] AGGEG, FSGG, Sección 1er. Departamento, 1929, Exp. 70, Clasificación 1.54 (10)6.
[14] Conversación con el señor Santiago Valle (†), 1 de abril de 2016.

Coronación Canónica de la Purísima Concepción, de Dolores Hidalgo. 1o. de diciembre de 1954

Eugenio Amézquita Velasco
Basado en los escritos del Pbro. Zacarías Barrón Falcón e
información recopilada por el Pbro. Juan Galván Sánchez

Pbro. Juan Galván Sánchez, en 2017./ FOTO: Eugenio Amézquita
En diciembre de 2005, el Pbro. Juan Galván Sánchez produjo un pequeño folleto que narra parte de la historia de la venerada imagen de la Purísima Concepción de María que se encuentra en el templo de la Tercera Orden de nuestro Seráfico Padre San Francisco de Asís, en Dolores Hidalgo CIN, Gto.

En este documento, el padre Galván Sánchez narró, en esas fechas, que "en este año, como en los pasados, con júbilo, tanto los encabezados e integrantes de los distintos gremios, como todos los que amamos a la Madre de Dios, en su Inmaculada Concepción, nos hemos venido preparando para celebrar esta fiesta, que nos une en la fe y nos estimula en nuestro vivir cristiano".

"Al honrar a María", prosigue el sacerdote diocesano, actual rector de este templo dolorense, "nos ponemos en sintonía y comunión con los católicos de todas las épocas, que han reconocido en ella a la Llena de Gracia y a la Bendita entre las mujeres".

Desde tiempos inmemoriales así se le ha venerado, y en Dolores Hidalgo son ya muchas las generaciones que en el templo de la Tercera Orden han dirigido a ella sus ruegos, súplicas y acciones de gracias, seguros de su intercesión ante su Hijo Jesucristo, Salvador del mundo.

La devoción a la Inmaculada es un patrimonio espiritual de la Iglesia Universal, pero en este lugar su novenario y su fiesta revisten un modo muy peculiar. Los cohetes, el castillo, la banda de guerra y otros elementos, que si bien son folklóricos y profanos, no dejan de disponer las voluntades y sirven como de puente para captar la grandeza de la Madre de Dios.

El mismo recorrido por las calles con la Bendita Imagen, puede compararse con el caminar del cristiano por este mundo, en pos de María, siguiendo los pasos de Jesucristo, el fruto bendito de su vientre.

Templo de la Tercera Orden, en Dolores Hidalgo.
La Eucaristía, que durante varios días se celebra con la participación de los gremios y demás personas es, como siempre, el acto litúrgico más sagrado y con el cual se concluye el recorrido.

Por eso aprovechemos lo que hemos heredado de nuestros mayores, sigamos celebrando con entusiasmo estas fiestas, conscientes de que son una oportunidad que tenemos para continuar creciendo como cristianos. Seamos también conscientes que el mejor homenaje que podemos tributarle a María Inmaculada, es hacer la voluntad de Su Hijo, Nuestro Salvador.

Historia del templo y de la fiesta

"Y apareció en el cielo una gran señal; una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas..." Apocalipsis 12, 1

Papa Pío IX.
El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, solemnemente decretó el dogma de la Inmaculada
Concepción de María. La definición de este soberano misterio fue el culmen de una seria investigación que el Pontífice encomendó a un nutrido número de teólogos, y sobre todo fue la respuesta que de modo oficial dio la Iglesia a un anhelo al pueblo de Dios, que con una insistencia verdaderamente admirable pedía el reconocimiento de esa gracia para la Madre de Dios.

En esta petición se pueden contar algunos emperadores y reyes, por ejemplo Fernando II de Austria, Segismundo de Polonia, Felipe II de España, etc. Universidad y órdenes religiosas, Cardenales, Arzobispos y Obispos, Corporaciones y Sociedades tanto religiosas como civiles pedían a los papas la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María.

Desde los comienzos del cristianismo, la Virgen María ha ocupado un lugar muy especial en la vida de los fieles. El mismo apóstol Juan, por encargo de Jesús, la reconoció como su propia madre. Y es que ella fue revestida por Dios con todas las gracias necesarias para cumplir la misión encomendada: "Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo". Así la saluda el Arcángel San Gabriel al momento de anunciar la Encarnación del Verbo. Y Santa Isabel, su prima,
La Anunciación, de Boticelli.
inspirada por Dios, la llamó después bendita entre todas las mujeres.

Con razón la Iglesia, con base en la Sagrada Escritura, en la Enseñanza de los Santos Padres y en el fervor cristiano, se pronunció por la doctrina que defiende que la Bienaventurada Virgen María fue preservada de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su Concepción, por gracia y privilegio especial de Dios, en vistas de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano.

En consecuencia, desde mediados del siglo XIX, el 8 de diciembre se celebra en toda la Iglesia Católica la fiesta de la Purísima Concepción, y en Dolores Hidalgo, Cuna de la Independencia Nacional, Gto., de modo especial en el templo de la Tercera Orden, se vive este júbilo de un modo muy peculiar.

El Padre Zacarías Barrón, cuyos restos mortales yacen en dicha Iglesia y quien en vida promovió la devoción de la Virgen María, escribió en sus apuntes históricos que el templo de la Tercera Orden es el segundo más antiguo en la ciudad, pues el primero es la Iglesia Parroquial, ya que la parroquia se erigió el 20 de Septiembre de 1710.

Fachada del Templo de la Tercera Orden, en Dolores Hidalgo.
El 2 de febrero de 1712, el primer párroco Lic. Don Álvaro de Osio y Ocampo, colocó la primera piedra de la actual Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y algunos años más tarde se comenzó la construcción del Templo que cobija a la imagen de la Purísima. No se sabe con exactitud cuándo se inició en su construcción; lo que sí se sabe es que el arco del coro se cerró en 1755 y el Templo en su primitivo origen fue construido a expensas y solicitud del devoto celo de varias personas, con el fin de que sirviera de Tercera Orden y esto explica el nombre que lleva y que prevaleció sobre el original que era "Capilla de Jesús", conservando este nombre hasta 1793.

En 1794 encontramos que se llama de la Santa Escuela; luego en el año 1795 y hasta 1804 se le llamó Capilla del Calvario y en 1879 le nombraron Iglesia de Guadalupe. Todos estos nombres se encuentran consignados en los libros y actas de la Venerable Orden Tercera que se conservan en el
La Purísima Concepción, de Dolores Hidalgo.
archivo de la Iglesia.

El templo en su fachada y en su interior luce el sobrio estilo barroco. El altar mayor pertenece al estilo corintio y probablemente no sea el original, sino que fue construido por el año de 1875, o cuando menos modificado, para dedicar el templo a la Reina de los mexicanos, ya que en la parte superior se encuentra un nicho con una imagen de la Madre Santísima de Guadalupe, pintada al óleo y con una transcripción escupida en la cantera del marco y dice "Non Fecit Talliter Omni Nationi".

De los demás altares del único que se sabe la fecha de construcción es el de Nuestra Señora del Refugio y se ubica en 1840.

Ocupando el lugar central se encuentra una bella escultura de la Inmaculada Concepción. Esta escultura anónima es una obra de arte y representa a una jovencita como de 15 años y su estatura es de 143 centímetros.

No se sabe cuándo fue traída esa imagen al templo de la Tercera Orden, pero debió estar desde antes de la Proclamación de la Independencia, pues el 20 de octubre de 1810, el general brigadier Félix
Félix María Calleja del Rey.
María Calleja del Rey se postra ante la imagen de la Inmaculada para dar gracias por haber tomado, saqueado y quemado los muebles de la casa del Padre Hidalgo, sin disparar un sólo tiro en el desguarnecido pueblo de Dolores.

El culto a la Inmaculada fue arraigando entre los dolorenses y es seguro que comenzaron a celebrar con sencillez la novena, hasta el año de 1854 en que Su Santidad el Papa Pío IX declaró dogma de fe la doctrina que enseña que María, por especial privilegio de Dios, fue concebida sin pecado original.

Desde mediados del siglo XIX no ha dejado de celebrarse el novenario y fiesta de la Inmaculada, cada año con mayor entusiasmo y en 1906 se organizaron los gremios obreros y se repartieron entre ellos los días del novenario, como se hace hasta la fecha.

Organizados los gremios en 1907, el novenario se celebró con mayor solemnidad, ya que se consiguió licencia para exponer al Santísimo cada día del novenario durante todo el día, pues hasta esta fecha se hacía sólo el 8 de diciembre.

En 1938, los gremios comenzaron a arreglar el templo, que estaba muy deteriorado. El gremio de carniceros se echó a cuestas el arrego del Presbiterio, pavimentándolo con mosaico y colocando un comulgatorio de granito y regalando un magnífico cáliz de plata dorada.

Altar mayor del Templo de la Tercera Orden,
en Dolores Hidalgo.
Don Onésimo Rodríguez costeó el pavimento de la nave central, los gremios y la Venerable Orden Tercera costearon el pavimento de las naves laterales. En otro año, los curtidores y huaracheros lo dotaron de arbotantes y candiles y en el siguiente obsequiaron dos magníficos candeleros de bronce de dos metros de altura. Por su parte, los panaderos regalaron un equipo de sonido y un copón grande de plata e iluminaron la fachada con reflectores.

Se dotó de un cancel de cedro rojo y bancas de pino y en 1985 se le hizo la última modificación material más importante que fue el cambio de piso de mosaico por uno de barro, con ocasión de la celebración de los 175 años del inicio de la Independencia.

En la década de los noventas se decoraron los altares y en el año 2000 se adquirieron 5 candiles más para completar el alumbrado de las tres naves.

Al inicio del tercer milenio se renovaron todas las bancas, cambiando las antiguas por unas de mejor calidad. También, gracias a la generosidad de muchos católicos dolorenses, después de haber conseguido los respectivos permisos y por iniciativa del Padre Juan Galván Sánchez, en octubre de 2001 se comenzó la remodelación del anexo del Templo, el cual se encontraba en un estado inhabitable.

Procesión de la Coronación. 1o. de diciembre de 1954, en
Dolores Hidalgo.
Por otra parte, el homenaje más importante que en Dolores se le ha ofrecido a la Purísima es su Coronación Canónica, que tuvo lugar en Diciembre de 1954, a los cien años de la Proclamación del Dogma. En vistas a realizar tan magno evento se convocó a todos los gremios a una Junta General y en ella los carniceros, antes que nadie, propusieron obsequiar ellos la corona y la aureola lo que fue aceptado; los panaderos y el comercio mayor obsequiar el vestido y los demás gremios se echaron a cuestas los gastos de la fiesta.

Esto sucedía en octubre de 1953 y acordaron que ese año la novena se celebraría con sencillez, lo que no se cumplió, pues revistió la solemnidad acostumbrada.

Todos comenzaron a trabajar; los carniceros, después de ver a los orfebres de Guadalajara y Puebla, se decidieron por el Sr. Francisco López, orfebre poblano residente en México, quien mediante contrato se encargó de fabricar la corona de oro y piedras preciosas sintéticas, así como la aureola de plata dorada.

Los panaderos y el comercio mayor encomendaron a las Reverendas Madres Visitandinas de León, Gto., la confección del vestido de la Reina. El gremio de choferes y el de electricistas encargaron al mismo Sr. López la luna de plata dorada y el programa de trabajo se echó a andar. Por conducto del Señor Cura y Vicario Foráneo Don J. Jesús Zárate se hizo la petición al Excelentísimo Señor Obispo Diocesano, Dr. Don Manuel Martín del Campo y Padilla, quien concedió la gracia solicitada.

El 1o. de diciembre de 1954, después de trasladar la imagen hasta ese sitio, los 12 mil habitantes de la localidad se dieron cita en el atrio de la Parroquia de los Dolores, juntamente con otros habitantes de los poblados circunvecinos y abarrotaron totalmente el lugar, en donde 144 años atrás el Cura Don Miguel Hidalgo diera el Grito de la Independencia.

Por esta vez fue insuficiente dicho recinto, ya que la multitud apiñada rodeaba el suntuoso altar colocado ahí, abarcando hasta las calles y la mitad del jardín principal, hasta el lugar donde está colocada la estatua del Cura de Dolores.

Terminada la Misa Pontifical, que duró más de cinco horas, se organizó la procesión por las calles para llevar a su templo a la bendita imagen, luciendo su corona, símbolo de amor de los gremios obreros, comerciantes y devotos de la Inmaculada Madre de Dios.

Mons. Lázaro Pérez Jiménez, III Obispo de Celaya./ FOTO: Eugenio Amézquita
A medio siglo del muy histórico evento religioso y con una fe tan viva quizás como en aquel entonces, en el año 2004 se celebraron las bodas de oro de la Coronación Canónica de la Inmaculada. Los preparativos se comenzaron desde el principio del año. En el aspecto espiritual cada día 8 de mes se celebró una misa en la que participaban miembros de los diferentes gremios; con reuniones ordinarias y más o menos periódicas, se fueron afinando los detalles, hasta que llegó el gran día.

Fue el 7 de diciembre cuando se desbordó el júbilo. A las 5:30 de la tarde, con un nutrido número de fieles, se trasladó la imagen desde el Templo de Tercera Orden, su Casa, hasta el atrio de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, como se tiene noticia se hizo en 1954. Más tarde, en ese mismo sitio, el entonces obispo de Celaya, Mons. Lázaro Pérez Jiménez presidió la Eucaristía acompañado de la mayoría de los sacerdotes del decanato de Dolores y muchos otros presbíteros invitados. Fueron miles las personas que participaron en este homenaje a la Madre de Dios; cabe destacar también la presencia de las hermanas religiosas Adoratrices, las del Sagrado Corazón y una significativa representación del Seminario Diocesano.

Concluida la Misa se llevó a cabo una gran procesión con la Bendita Imagen. Se recorrieron las calles de Zacatecas, Baja California, Chiapas, Tabasco, Tamaulipas, Guerrero, Hidalgo y Puebla, para llegar al Sagrado sitio desde donde la Purísima sigue acompañando a este pueblo de Dolores Hidalgo que la lleva muy en el corazón.


Eugenio Amézquita

En agosto de 2017, fue impresa la obra "El Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco y el Padre Luis Felipe Neri de Alfaro". De 32 páginas, la publicación lleva la firma del Señor Cura Fernando Manríquez Cortés, originario de Pátzcuaro, Mich., y quien es precisamente el párroco de Atotonilco.

La obra me fue entregada en propia mano por su autor y de entrada le pedí el permiso para reproducirla electrónicamente, cosa que de muy buen agrado accedió, con la intención de que no se quedara muerta en papel, dado que sólo se hicieron mil ejemplares de esta, sino que se compartiera la fructífera pluma del padre Fernando -como la mayor parte de la gente lo conoce en San Miguel de Allende- vía internet y especialmente en las redes sociales. El Padre Fernando, a quien conozco desde 1978 -sí, más de 40 años, aunque no lo crean- me dio el visto bueno, y aquí tienen ustedes cumplido lo que le ofrecí, que de antemano ya había sido publicado por El Sol del Bajío, a través de este servidor.

Así, empecé a capturar electrónicamente el contenido, y que ahora comparto con ustedes y donde iré respetando cada uno de los elementos de esta sencilla, pero preciosa obra, como una muestra de agradecimiento a quien se ha preocupado por el arte sacro en la Diócesis de Celaya, el Padre Fernando.

La edición, en su contraportada, hace un agradecimiento a quienes hicieron posible esta obra, sin dejar de precisar "Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco. Patrimonio Cultural de la Humanidad (2018-2017). Y cita: "Esta edición cultural es posible gracias al generoso auspicio de los siguientes miembros de "Amigos de San Miguel, A.C." y enlista al Dip. Juan José Álvarez Brunel, María Guadalupe Álvarez Brunel. Licenciados Clemente y Lucha Carbajo, Gilberto Díaz López y Aarón Díaz; al Dr. Antonio F. García González. Lic. Santiago González e Irene León. Lic. Patricia Jurado Maycotte. Lic. Samuel Jurado e Isabel Villarreal. José Antonio Madrazo Gálvez. Lic. Amado Rubio Sánchez. Aurelio Rafael Tovar Campos y Álvaro Zubeldía Grave y consigna en imagen al buen amigo y Cronista de San Miguel de Allende, el Maestro Luis Felipe Rodríguez, al Dr. Francisco J. López M., al Arq. Sergio Zaldívar G., y al Lic. Ignacio Reyes Retana.

Es este último abogado, el Lic. José Ignacio Reyes Retana Pérez Gil, reconocido en San Miguel de Allende, quien realiza a manera de prólogo una interesante exposición de esta obra sobre el Santuario de Atotonilco y que a continuación les comparto.

Un propósito común, San Miguel de Allende

"El pasado 6 de julio fui invitado por los organizadores del Quinto Congreso Nacional del Patrimonio Mundial, para improvisar la presentación ante el auditorio del Señor Cura fernando Manríquez Cortés".

"Lo que tuve el honor de hacer obsequiando a la brevedad que correspondía y ahora quiero presentar el folleto que hemos mandado imprimir, correspondiendo a la dedicatoria que el señor Cura que he mencionado hizo para Amigos de San Miguel, A.C. que es una institución que él ha presidido por varios años".

Pbro. Fernando Manríquez Cortés, párroco de la Parroquia Jesús Nazareno, en
Atotonilco, Gto., autor del folleto
.

"Y la que corresponde a la dedicatoria del sacerdote con la publicación del presente folleto y la repetición de mis palabras en lo que dije, en lo que omití y que ahora hago, en la inteligencia de que el Padre Fernando es por todos conocido, querido y respetado en el ejercicio de la profesión en que se ordenó, reconociendo su honradez y su preocupación en las inquietudes del espíritu y en su servicio generoso para el prójimo".

"Y debemos reconocer y decirlo para todos, que es una de las personas que, después de sus estudios en Roma y de su ordenación sacerdotal por haber cursado sus asignaturas en el Seminario de la ciudad de México, lo hace ser considerado como uno de los mejores y más preparados teólogos del Obispado de Celaya, al que pertenecen San Miguel de Allende y Atotonilco, y que lo llevó a la cátedra actual en el Seminario de Celaya, en la materia de Arte Sacro".

"Hago resaltar, que después de haber sido nombrado Cura de San Miguel de Allende, y ofreciéndole ejercerlo en un curato importante de la ciudad de Celaya, a petición suya fue nombrado Cura del Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco por el obispo Velázquez Garay".

"El es por nacimiento originario de Pátzcuaro, Michoacán y se le considera por todos los habitantes de nuestro estado, cual si fuese guanajuatense".

"En mi búsqueda de cumplir con la encomienda de la presentación de su magnífico trabajo, he revisado mi último libro y he pedido a mi hijo el Lic. José Ignacio Reyes Retana Lanuza, me permita consultar de sus archivos y biblioteca, todo lo que tiene vinculado con el Santuario de Jesús Nazareno y muy en especial lo escrito hace muchos años por su bisabuelo el Lic. Agustín Lanuza Romero".

Atotonilco - Atotonil co - La escritura es ideográfica y polisilábica: el signo atl, agua, en la boca de
una olla colocada sobre dos piedras que forman el tlecuilli, hogar o fogón; la olla pintada de negro en el asiento para indicar la acción del fuego, significa atotonilli, agua caliente, "En las aguas termales"; de co, en, y   atotonil li, agua termal. Universidad de Berkeley

"Debo empezar ocupándome de la palabra ATOTONILCO: Que significa donde se calienta el agua, en otras palabras "lugar de aguas termales", definición netamente indígena de la lengua náhuatl y que se deriva del sustantivo, atl, que significa agua; del verbo totonitl que quiere decir calentarse el agua y de la preposición co y la reunión de las tres voces nos da atltotonitlco. Y de acuerdo con las reglas del náhuatl, se pierde lo de agua y la t de calentarse, siendo en definitiva más dulce pronunciar como se dice ATOTONILCO".

"Los primitivos dieron al lugar este nombre, muy apropiado por tratarse de un lugar de tiempos inmemorables donde existe un manantial de aguas termales".

"En apoyo de esta definición se hace alusión también a la existencia de un jeroglífico que ilustra por medios figurativos y de cuya explicación resulta: Una olla expuesta al fuego de un fogón (tenamaztle), sobre la boca de la olla se figura el agua en acción de rebosar. La reunión de estos caracteres daba el nombre a la cosa y su significación. Esta significación emblemática es por dem´satinada y cierta y nos revela el significado de la voz ATOTONILCO con la más viva elocuencia objetiva".

Arzobispo de México y luego Cardenal, Don Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón


"El jeroglífico está copiado del célebre Códice Mendocino que publicó Lord Kingsborough, y puede verse la forma simbólica del agua, aunque más imperfecta, en una lámina de las Cartas de Hernán Cortés que publicó el Antiguo Arzobispo de México Don Francisco Antonio Lorenzana, editadas en Nueva York, en la Casa White, en 1828".

En sus anotaciones el Licenciado Lanuza nos hace resaltar en que se considere como una cuestión histórica y relacionada con la fundación del Santuario de Atotonilco, por su íntima relación, la fundación del Colegio de San Francisco de Sales edificado por los padres Filipenses del oratorio de San Felipe Neri en San Miguel. Y nos dice:"

Ubicación Geosatelital del Santuario de Atotonilco
y de la Santa Casa de Ejercicios




Se "concedió permiso a una antiquísima cofradía llamada gente de color mulatos, fundada con la autoridad pontificia para que erigieran en el pueblo de San Miguel el Grande un pequeño santuario que se denominó "Nuestra Señora de la Soledad o del Santo Ecce Homo".



Monumento al Muy Reverendo Padre Dr. Don Juan Antonio Pérez de Espinoza,
ubicada en el atrio del Templo del Oratorio, en San Miguel de Allende, Gto.


"Corrieron los años y allá por 1712, estando al frente del curato de San Miguel don Cristóbal Ramírez, quien había escuchado las predicaciones de don Juan Antonio Pérez de Espinoza, cura de Pátzcuaro y quien fue compañero en las tareas apostólicas del célebre misionero Fray Antonio Margil de Jesús y quien se encontraba en el convento de Santa Cruz de Querétaro, lo invitó en la Cuaresma fuera a predicar a San Miguel".

Ubicación Geosatelital de la Zona Centro
de San Miguel de Allende, Gto.




"Varios de los vecinos acaudalados de San Miguel el Grande, entre ellos el caballero vizcaíno don Severino de Jáuregui, capitán de caballeros corazas, estimularon al referido padre Don Juan Antonio Pérez Espinoza para que fundara la congregación del Oratorio de San Felipe Neri en la nueva iglesia que se estaba construyendo".

"Y así terminadas las predicaciones cuaresmales y habiendo estimulado al vecindario, pasó la Pascua a Valladolid, hoy Morelia, con el fin de obtener del Obispo la licencia correspondiente. Extendida la autorización para fines mencionados,regresó a San Miguel, y el 2 de mayo de 1712 con más de 300 vecinos se verificó la fundación y se procedió a construir las habitaciones de su colegio bajo la protección de don Severino Jáuregui, lo que lograron en sólo dos años. Desde luego, llamó poderosamente la atención la suntuosa fachada plateresca del templo del Oratorio y sus canteras; resultando ocioso entretenerse en mayores detalles, y tan sólo no olvidar que el altar de la capilla es de mármol de Carrara".
Imagen en el Santuario y templo parroquial de Jesús Nazareno, de Atotonilco.

"El Santuario de Atotonilco. -sigue escribiendo el poeta Lanuza- no distante de la ciudad San Miguel el Grande se levanta majestuoso como en medio de aquel lugar silencioso y solitario y rodeado de aguas termales de rumoroso manantial, el santuario de Atotonilco en construcción empezó el 3 de mayo de 1740".

"Y es un hecho histórico que el Filipense Luis Felipe Neri de Alfaro, viendo que en los alrededores del lugar se cometían con frecuencia asaltos, robos y actos ilícitos, para asegurar la paz a los moradores y a los caminantes que venían de Dolores, edificó desde sus cimientos el magnífico Santuario y casa de ejercicios de Jesús Nazareno".

"Cualquier viajero -dice un historiador Guanajuatense- al contemplar este lugar se sorprenderá al ver unos majestuosos edificios que lo conllevan a detenerse y examinarlos y en su recinto no hallará otra cosa que vivos los recuerdos de la vida, pasión y muerte del Salvador del mundo", siendo una casa amplia para tomar los días de registro espiritual. Nos reseña las partes o departamentos de que se componen el santuario; que fueron concluidas en 1763".

Escenas de la vida del Padre Alfaro: Construcción del Santuario. Sacristía del Templo Parroquial de Jesús Nazareno, en Atotonilco, Gto.

"Considera en sus memorias el señor Lanuza que se debe trazar a grandes rasgos del celebérrimo místico Luis Felipe Neri de Alfaro y yo creo que ésto lo realiza con éxito, escrúpulo y con pasión el adre Fernando en el tema y desarrollo de la muy grata conferencia de que nos ocupamos y señala que el propio Gamarra y Dávalos los refirió en público en el sermón de las exequias de Alfaro, lo que se consideró como cierto y verídico".

Mural. Replica del cuadro con la imagen del Padre Luis Felipe
Neri de Alfaro. Obra del pintor Juan José Guadalupe Soto Martín.
Iniciado el 1 de febrero de 2017 y finalizado el 6 de mayo de 2017.
Santa Casa de Ejercicios Espirituales de Atotonilco.


"Luis Felipe Neri de Alfaro de noble familia de la ciudad de México, como lo eran don Esteban Valero de Alfaro y doña María Velázquez de castilla, trasladándose al famoso Colegio de San Francisco de Sales, pasó a vivir muchos años en el santuario y siempre comía y dormía poco; vestía con modestia y la penitencia era su costumbre, pues dormía bajo el altar, donde tenía un ataúd, acomodándose dentro de este con los ojos cerrados y el cuerpo extendido, gastaba la noche preparándose para la muerte. Y tantas veces ejecutó esta operación que se pudrieron tres ataúdes y alguna vez dijo: "ya se me han podrido tres chalupas".

Del interior de este templo, el Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, cura de la
Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en el hoy Dolores Hidalgo, CIN, Gto., tomó el cuadro de la
Virgen de Guadalupe con el que abanderó la lucha Insurgente en 1810.


"Para terminar mis comentarios sólo debo mencionar que se hace resaltar la importancia que tuvo para los mexicanos el que el padre Hidalgo haya enarbolado en Atotonilco, como bandera,la imagen de la Virgen de Guadalupe que, sin duda, simboliza la unión de los mexicanos como pueblo".

"Finalizo estos detalles y esta presentación para dejar a quien esto lea, en manos de lo escrito por el Padre Fernando Manríquez Cortés, quien llevó a cabo con grado de excelencia, en mi concepto, sus investigaciones; las que dijo y explicó con altos dotes de orador".

"Concluyo esta introducción el 11 de julio de 2017, reconociendo en nombre de Amigos de San Miguel, A.C. e insistiendo en la alta calidad del autor Manríquez Cortés. Sin olvidar lo que mencionó el Doctor Francisco Javier López Morales, al recibir la Medalla 7 de Julio, quien refirió que sin Atotonilco qué difícil o imposible hubiera sido que San Miguel de Allende fuera patrimonio de la humanidad.
                                                                                  Lic. José Ignacio Reyes Retana Pérez Gil".

Escopeteros de Apaseo el Alto./ FOTO: Archivo Francisco Sauza Vega
Francisco Sauza Vega
Cronista Municipal de Apaseo el Alto

Apaseo el Alto al igual que todos los pueblos precolombinos era un pueblo artesanal por naturaleza y necesidad. Los metates y molcajetes, utensilios pétreos para sus cocinas eran indispensables entre las familias y la gran variedad de formas y tamaños hacían la diferencia entre lo artesanal y lo estrictamente utilitario.

Los hallazgos en las múltiples zonas arqueológicas del territorio de Apaseo el Alto lo confirman como un pueblo de naturaleza artesanal.

Enmarcado en la zona de influencia de la Cultura de Chupícuaro, el prehispánico poblado se caracterizó por la confección de todo tipo de vasijas de barro, cuyos diseños no reflejaron homogeneidad en sus trazos, esgrafiados, texturas y tinturas, debido probablemente a lo trashumante de sus tribus. En los múltiples sitios arqueológicos existentes en el municipio, abundan los vestigios de nuestros ancestrales alfareros, muestra inequívoca de su cotidiano quehacer que, además de ser satisfactor de primera necesidad se convirtió en oficio y forma de vida.

En Apaseo el Alto, los alfareros se establecieron en un barrio en donde cohabitaban los más prolíficos y especializados productores de ollas, cántaros, chondos y muy especialmente platos finamente terminados que abastecían y ocupaban un lugar preponderante en las cocinas de las vetustas chozas, jacales y casitas de adobe de toda la región. Don Juan Martínez Sauza fue un artesano del barro que reencarnó en un artista de la Talla de Madera y que aparecía en el teatro de la vida, portando sus fantásticas máscaras que hacía para representación de las representaciones teatrales.

El pueblo fue adquiriendo otras modalidades para darle variedad a los enseres domésticos y cuando inventó la alfarería, adquirió identidad como una aldea altamente especializada en la elaboración de variados objetos de barro de uso doméstico, tales como los platos , ollas, cántaros, chondos, silbatos y ocarinas y demás utensilios imprescindibles en las humildes chozas del poblado.

Con el paso de los años Apaseo el Alto no abandonó su vocación de alfareros. Los tianguis del pueblo y la región eran amenizados por los Chonderos que ofrecían bellas piezas de barro diseñados y elaborados por los naturales del lugar. Desafortunadamente un día se descubrieron y comercializaron los objetos de plástico y paulatinamente, los alfareros fueron desapareciendo y con ellos la Calle de los Chonderos.

Los vendedores de "chondos"./ FOTO: Archivo Francisco Sauza Vega 

Las fértiles tierras y la abundancia del agua en las inmediaciones del poblado, eran huertas de frutos oriundos del lugar como las guayabas, los nísperos y los Ates o Chirimoyas, cuyos solares eran protegidos por artesanales cercas de piedra y asegurada su entrada con una “Puerta de Golpe” fabricada con madera de Sabino, Mezquite, Sauz o Fresno, producto de quienes fueron los primeros carpinteros del pueblo, quienes además fabricaban las puertas de las primorosas casas de adobe que
aún prevalecen en nuestra localidad.

Estos mismos hombres elaboraron de acuerdo a sus particulares necesidades, los arados que jalados por los parsimoniosos bueyes, dejaron atrás las primitivas Coas con las que los hombres primitivos de Apaseo el Alto hicieron sedentaria la agricultura.

Cuando llegaron los españoles e impusieron su religión sobre la de los naturales y una de las costumbres implícitas era la de ponerles la cera a sus difuntos, angelitos y santitos en Apaseo el Alto hubo personas especializadas en la fabricación de velas de cera o cebo animal. La costumbre de arrimar las veladoras a los santos prevalece, pero ya no se fabrican y usan las velas tradicionales ni tampoco son hechas por familiares de aquellos veleros.

Fue tal la religiosidad del pueblo de Apaseo el Alto, que desde el siglo XVI se familiarizaron con la costumbre hispana de poner a los recién nacidos el nombre que de acuerdo al calendario les correspondía, sin importar si fuera agradable o no; no les importaba que se llamaran Crisóforo, Nicomedes, Herculano, Silvestre o Primitivo, de tal suerte que el niño recién nacido ostentaba un nombre de un santo que a lo mejor ni existió y a ese santito se le encomendaba. Cuando la criatura enfermaba de gravedad lo llevaban a la iglesia y le pedían al santo en cuyo honor lo habían bautizado,
que les hiciera el milagro de devolverles la salud… y así nacieron los Exvotos, pequeños retablos dibujados en madera, cartón o lámina en la que un artesano del pueblo plasmaba las circunstancias del milagro. 

Esta costumbre desapareció aunque no por completo, porque ahora lo sustituyen con fotografías de quien recibe el favor y los Exvotos de aquellos años ahora son materia prima de comerciantes de arte sacro. Con la llegada de los españoles también, arribó un oficio que se puede calificar de artesanal su producto: el Pan. Como los españoles no se acostumbraron de inmediato a los alimentos elaborados con maíz, calabaza y ante todo de chile, trajeron desde el viejo continente a los expertos tahoneros y su variedad de productos, que se enriqueció con la inventiva del mexicano.

Pequeños artesanos./ FOTO: Archivo Francisco Sauza Vega

El pan es tan diverso, como variadas sus denominaciones: Pan de Muerto, Roscas, Orejas, Bolillos, Chilindrinas, Cancanes, Conchas, Polvorones, Huesos, Campechanas, Alamares, etc. En Apaseo el Alto, desde 1538 hubo molinos para el trigo que luego los panaderos convertían en piezas de pan
para los españoles y en pleno siglo XXI aún prevalece esa artesanía que difícilmente veremos desaparecer. ¡No creo que los chinos nos traigan pan desde su tierra, porque seguramente llegará duro!

Las vetustas y pesadas carretas que transitaban el Camino Real al llegar a las Postas ubicadas en la misma vía, requerían del mantenimiento del que los quincalleros o buhoneros de Apaseo el Alto eran especialistas. Cualquier pieza de hierro forjado lo reproducía fielmente. Cotidianamente esos herreros fraguaban los sables que los españoles portaban para ahuyentar el miedo que les tenían a los mexicanos y salteadores de caminos; en sus hornos forjaban el hierro para los machetes, hoces y
pizcadores que usaban en las labores agrícolas.

En esos primitivos talleres hacían los primeros quinqués y linternas que se usaron durante más de tres siglos como único medio de iluminación artificial.

Terminada la Revolución Mexicana, nacieron los talleres para la fabricación de escopetas de chispa para uso agrícola. Cada arcabuz fabricado en talleres Apaseo el Alto era una obra de arte que durante muchos meses adornaba las improvisadas salas de armas de los campesinos. También nacieron los fabricantes de chapas, herrajes, clavos y todos los enseres que adornaban las coloniales casonas que los peninsulares tenían en todos los pueblos y ciudades del país.

Aún prevalecen en Apaseo el Alto otros artesanos que en su momento tuvieron gran auge en la población, como son los ladrilleros, que se derivaron de la alta especialización de los alfareros. Muchas de las grandes casonas que existen en el centro del poblado, siguen siendo las que las artesanales manos de Apaseoaltenses fabricaron con sus asombrosas manos. Pero también hacían tejas, baldosas y tabiques.

En la actualidad los han venido desplazando los fabricantes de tabiques de concreto y tablaroca.
En las haciendas de Apaseo el Alto, no obstante las quejas que pudiera haber en su contra, supieron hacer que la madre tierra produjera miles de cuarterones de cereales que el hombre requería para su sobrevivencia. La gente pobre que sembraba un pequeño solar, una parcela, depositaba las semillas en los surcos en espera de un buen temporal.

Tanto los ricos hacendados como los humildes labradores, se llenaban de vida cuando sus maizales comenzaban a jilotear, pero entonces también eran presa de las preocupaciones por las probables pérdidas provocadas por miles de pajarracos que buscaban hurtar los granos que sin mucho esfuerzo conseguían.

La fragua al rojo vivo, a golpe de martillo y auxiliados por otras herramientas hechizas que ellos mismos fabricaban, los herreros de Apaseo el Alto elaboraban escopetas de chispa como las que habían traído los españoles y que tanto pavor habían provocado; dichas escopetas fueron mejoradas en diseño, funcionamiento y efectividad. Fabricaron nuevos modelos y lo más común era que en las haciendas tenían hasta sala de armas con escopetas de Apaseo el Alto exclusivamente. En cualquier casa de los humildes agricultores existía al menos una de ellas, colgada de una de las paredes de
adobe, presta para ahuyentar con su detonador estruendo a los pájaros parásitos que amainaban sus cosechas.

En los paisajes de la época post-revolucionaria, no podía faltar el cazador con su escopeta al hombro, como evocando los días en que anduvieron en la bola.

Con su ingenio y creatividad, esos herreros fabricaban también los herrajes de los portones de las haciendas, los barandales de sus alcobas, los chapetones de sus cofres, los arados para sus yuntas, los diferentes tipos de hoces para la siega de sus cultivos. Fue así como las escopetas y herrajes de los forjadores de Apaseo el Alto circularon en todo en centro de la Nueva España y del México post-revolucionario.

Pero un día, esos pacíficos artesanos fabricantes de escopetas, fueron acusados de ser fabricantes de armas y hasta de guerrilleros, les clausuraron, encarcelaron y decomisaron sus artesanales artefactos y no guardaron una sola para recuerdo…

Casarse es un paso ineludible en nuestro transitorio paso por la vida; que la novia luzca hermosa en el momento de jurar amor eterno ante Dios como testigo, es una ilusión que las desposadas quisieran se volviera realidad. Los artesanos de Apaseo el Alto hicieron posible ese sueño a miles de jovencitas que vestidas de blanco complementaron su atuendo con un ajuar diseñado y fabricado a mano por hábiles artesanos Apaseoaltenses, que veían en la prenda que estaban haciendo, la misma que
quisieran lucir el día de su boda.

En la década de los setentas Apaseo el Alto produjo el 90% de los enseres para novia que se elaboraban a nivel nacional; también capacitaron a los que ahora ocupan su lugar.

En 1967, las familias de Don Heraclio Galván y Ma. Asunción García y Francisco García y Senorina Galván, vivían el D.F., trabajaban haciendo Ramos para novia a base de azahar, migajón y vidrio soplado, pero ellos no sabían que tres años después que se regresaron a su tierra natal, iban a detonar una nueva artesanía de calidad y mercado extrafronteras.

Cuando estas dos familias estuvieron de regreso en Apaseo el Alto, nació un oficio artesanal que aún tiene prestigio a nivel nacional. En muchos hogares había un pequeño taller que hacía ramos de azahar, flores de migajón, de vidrio que eran parte de los enseres que se confeccionaban en los talleres de Don Laco o Doña Senorina. En la actualidad Carlos, Dagoberto y Antonio García tratan de mantener el prestigio de su oficio, con menor producción, pero con calidad y diseños novedosos
que las felices novias portan el día de su boda.

Fue una industria artesanal fugaz, artesanos que hicieron suyo un oficio de un origen distinto al de sus antepasados, que escribieron una página que dejó como enseñanza que el Apaseoaltense puede
convertir en realidad los quiméricos sueños.

Y era de madera el santo, por eso pesaba tanto tamañota…escultura.

El origen de la artesanía en Talla de Madera, tuvo su cuna en el Rancho de Galvanes, sí, ese pequeño caserío vecino de la Hacienda de la Cuevita. En los primeros años del siglo XX, Don Francisco Sauza Girón, a quien los Apaseoaltenses conocieron como “Don Panchito el Campanero”, originario de aquella comunidad, aprendió el oficio y construyó para su familia unos muebles zoomorfos, fruto de su intrínseca creatividad; unos simples troncos de madera los convirtió en artísticas colmenas para la producción de miel.

Sus trabajos resolvieron una necesidad familiar, talentosa forma de plasmar su habilidad, pero que nunca trascendió, quizás porque él era un hombre que había nacido para ser un artista en el repique de las campanas. Don Juan Martínez Sauza, sus orígenes y antepasados tuvieron asiento también en el
Rancho de Galvanes. De genio e ingenio incomparables; creó sus propias técnicas y obras, le dio un toque especial o lo tradicional: soñó con crear un centro de capacitación artesanal. Lo mismo trabajaba el barro que la madera con igual talento, pero fue único para plasmar las humanas emociones en las máscaras que sus hábiles manos fabricaban.

Don Domingo Galván Malagón, su padre y madre dejaron el cordón umbilical en el Rancho de Galvanes. Su infancia la vivió en la comunidad en la que desde niño hacía sus propios juguetes; de cualquier trozo de madera hacía arcaicas figuras que arrancaba desde sus adentros.

Aprendió a retocar y restaurar imágenes sacras; luego comenzó a hacerlas de Patol, después de Palo Santo, para terminar haciéndolas de Pirúl y dejar a un lado aquello que versa la canción en el sentido de “Pobre leña de Pirúl que no sirve ni pa´rder”.

Cuando Don Domingo Galván dejó el Magisterio, se propuso dedicarse de lleno a la Talla de Madera y enseñar lo que había aprendido de consumados artistas queretanos. Y fue así como nacieron nuestros primeros artesanos en Talla de Madera, familias enteras comenzaron a aprender el oficio y a crear sus estilos propios y a fabricar algo que los distinguiera de los demás. Así creció el árbol genealógico artesanal con Don Constantino Calzada, Luciano Ulloa, Aurelio Girón, Leonardo Cárdenas, Antioco Paredes, Ramón Álvarez. Paralelamente Don Juan Martínez tuvo como sus primeros discípulos a Gabriel Navarrete J., Salvador Camacho Mandujano, Leobaldo Serrano,
Roberto Juárez Girón y muchos más a quienes pido disculpas por no mencionarlos en este espacio.

Esos primeros alumnos fueron instalando sus propios talleres en sus casas; sus hijos aprendieron y el número de artistas artesanos se incrementó; las figurillas de Caballitos, San Francisco, Ángeles, Cristos, Tecolotes, Biombos y Baúles policromados y enchapopotados comenzaron a Alto comenzó a ganar prestigio aparecer en todos los talleres, de Apaseo el Alto paulatinamente. También se fue diversificando la familia de artesanos, con una visión un tanto distinta a los primeros, pero con igual talento y creatividad. Actualmente los jóvenes ya no solo hacen Santos; los autodidactas artesanos muestran capacidad para hacer lo inimaginable. 

A la tradicional Talla en Madera le han sumado el policromado, dorado y estofado; el relieve, las figuras a escala, los rasgos perfeccionistas y las maderas más finas de la región.

Ahora existen grandes talentos como Ruelas, Camacho, Gustavo Mandujano, Antonio, Juan, Efraín y Heriberto Pulido, Fernando Girón, Efraín Juárez, Juan Luis Vázquez, Salvador Girón, Gabriel Navarrete, Nicolás Ávila, Ramón, Pedro y Magdalena Centeno y muchos más que son orgullo del pueblo de Apaseo el Alto, herencia ancestral que las siguientes generaciones seguramente seguirán perpetuando.

Uno de los carritos de Navidad y Posadas en el siglo XX./ FOTOS: Cortesía Rafael Soldara Luna
Eugenio Amézquita

En Celaya, hace casi 200 años, Fray Mariano Sánchez OFM, entonces guardián del Templo de San Francisco, ideo una forma simple y sencilla de evangelizar a la población en la época navideña: sacar un carrito con escenas de la época decembrina, a fin de sensibilizar a la población en el Nacimiento de Jesucristo, el Niño Dios.



El actual guardián del Templo de San Francisco, Fray Arturo Ríos Lara OFM, sucesor y depositario de esta tradición ideada por su centenario antecesor, así como el Pbro. Rogelio Segundo Escobedo, rector del Templo de la Virgen de Guadalupe de Tierras Negras y el historiador Lic. Rafael Soldara Luna, coordinador del Museo de Celaya, Historia regional, salieron al rescate de esta tradición y este domingo 15 de diciembre, saldrá nuevamente el carrito, como hace dos siglos, a recorrer las calles de los 9 barrios antiguos que componen la ciudad, contándose con el apoyo de los párrocos que atienden los mismos.

El padre Guardián de San Francisco indicó que la tradición iniciada por Fray Mariano Sánchez empleaba básicamente los días 24 y 25 de diciembre para hacer el recorrido, dado que en ese entonces Celaya era una población pequeña. Ahora, la pretensión es no solamente recorrer estos barrios, sino promover la tradición por toda la ciudad, que actualmente cuenta con más de 20 parroquias y dos cuasiparroquias, buscando tentativamente, que cada parroquia y sus colonias promuevan su propio carrito y posteriormente, en un día determinado, efectuar un desfile o procesión con todos los representativos de la ciudad.


Y es obvio que el depositario de la tradición, el Guardián del templo de San Francisco es quien cuenta con la autoridad para hacer los ajustes necesarios para que dicha tradición cumpla los fines, metas y objetivos por la que fue creada en 1840: La Evangelización.

Sin embargo, para esta ocasión, la tradición llevará el recorrido desde el día 15 de diciembre, comenzando en el templo de San Francisco para seguir por el Barrio del Zapote, hasta su templo parroquial de Nuestra Señora dela Asunción.

La escena para ese día en el carrito que presentará el templo franciscano será "La Anunciación", con el doble significado del anuncio de la Encarnación por el Arcángel Gabriel y el inicio del anuncio de las fiestas navideñas, para que al día siguiente, la escena sea San José y la Virgen María embarazada, buscando posada.


Continuaría por el Barrio de San Antonio, Santiaguito, Tierras Negras, Santo Cristo, San Miguel, San Juan Bautista, Tierra Blanca y La Resurrección, hasta donde el proyecto marca para este año 2019 y que crecerá, con el favor de Dios, en el 2020.

La historia de los carritos de Navidad y Posadas

Luis Velasco y Mendoza, historiador celayense y autor de la obra "Historia de Celaya, narra en sus tomos II, III y IV, detalles significativos de esta tradición.

Cita el celayense que "el franciscano Fray Mariano Sánchez, que se había distinguido en la población por su dinamismo y amplio espíritu de caridad, ya que para entonces había hecho que se terminara la suntuosa fachada del templo de San Francisco, ocupándose en seguida de que fuera
derribada la antigua cúpula que tenía el mismo templo, para reemplazarla con la que ahora luce; había reparado la casa y la iglesia de la Compañía, estableciendo allí una casa de Ejercicios y una Santa
Escuela; había prestado su eficaz ayuda al Hospital de Curaciones de San Juan de Dios; y había hecho construir muchas pequeñas casas destinadas para habitación de gentes pobres y menesterosas, en la calle que después llevó su nombre llamándose del "Padre Sánchez" (hoy 3ª de Allende); deseoso de dar mayor auge y esplendor al "Rosario de Navidad" que tenía verificativo durante las nueves noches que preceden al 24 de Diciembre, en cuya ocasión se acostumbraba llevar por las calles un carro adornado en el que iban colocados los "Santos Peregrinos", que era conducido en procesión hasta cada uno de los barrios de indios que rodean a Celaya, mientras que en el recorrido se rezaba el "Rosario" con el que se cantaban villancicos y letrillas al son de panderetas y pitos de aguinaldo; decidió representar en carros alegóricos algunas de las invocaciones de la "Letanía Lauretana" y escenas bíblicas; y como lo pensó así lo hizo ayudado eficazmente por el Ayuntamiento y por algunos vecinos acomodados, que se echaron a cuestas el compromiso de vestir los referidos carros".

El Bautismo del Señor./ FOTO: Cortesía Rafael Soldara Luna


"Así pues, en la Navidad de 1840, tuvo verificativo el primer desfile de estos carros alegóricos, en los que las personas encargadas de arreglarlos desplegaban todo su ingenio, asesorados por el escultor Don Longinos Núñez, no escatimando gastos en el adorno y confección que aquél les sugería; y en esa forma, tenían fama y eran admirados por los celayenses y sus visitantes: "El Paraíso", "La Torre de David", "La Fuente de la Gracia", "La Estrella de los Mares", "El Espejo de Justicia", "La Ciudad de Sión", "La Casita de la Virgen", "La Cabaña de los Pastores", "El Nacimiento", etc., etc., seguidos por la comitiva de los Reyes Magos con su recua de mulas cargadas con cofres y barriles dorados; llegando con los años este desfile a alcanzar un gran renombre y celebridad, pues hubo vez en que llegó a treinta el número de carros que hacía el recorrido por las calles, y para fines del Siglo ya era complementada esta fiesta con una famosa feria, en la que no faltaban las corridas de toros, las peleas de gallos, los bailes populares y el juego en la "Partida" de grandes sumas de dinero".
Las revoluciones y el daño a la tradición

"Las revoluciones, y sobre todo la última, a pesar de las exacciones y de la pérdida de vidas,  alcanzaron en medio de esos males hacer evolucionar las costumbres de los habitantes de Celaya, consiguiendo que con el cambio se acabara en ellos para siempre el carácter campirano y sencillo de los tiempos coloniales; pero aunque se logró encauzar su vida hacia el progreso, también es cierto que mucho se perdió en la emotividad y tradicionalismo de la población, pues la lucha sectaria al acabar entre otras cosas, con las celebraciones religiosas que antaño habían constituido el gozo del vecindario, borró con su supresión una de las características que habían sido más notables en la existencia de la ciudad, en parte por la divergencia de ideas que brotó hasta en el seno de las familias, y en parte por la dura represión de las nuevas autoridades, que se mostraban cada vez más celosas por hacer efectivos los preceptos reformistas de la Constitución del año de 57; por cuya razón hasta el desfile de carros alegóricos que, desde el año de 1840, se venía acostumbrando sacar en la Navidad, había perdido mucho en su presentación y lucimiento; y ya ni los indios organizaban tampoco aquellos ruidosos festejos que en otros tiempos preparaban en la solemnidad de la Santa Cruz, en las de sus Santos patrones y cuando las Juras de los Reyes, pues que habiendo sido muchos de ellos obligados a ingresar en los ejércitos contendientes, volvieron en su mayoría al hogar, ya con nuevos hábitos y manera de ser, que adquirieron en tierras extrañas y en la vida de los campamentos".

En 1876, en Celaya se respiraba tranquilidad luego de la reforma y el jacobinismo existente. "Así estaban las cosas, y se disfrutaba en la ciudad de las ventajas proporcionadas por el renacimiento que allí se operaba, tanto que hasta se hacían ya grandes preparativos para que las fiestas de "Navidad" resultaran más suntuosas que en años anteriores, tomando parte las familias en el arreglo de los carros alegóricos que habrían de desfilar, mientras que los comerciantes se disponían a obtener ganancias de importancia en la feria que tenía verificativo con ocasión de los mismos festejos".

En 1902, "se conservaba sí, algo de lo de antaño, sobre todo en sus fiestas; y en las de "Navidad" no dejaba de salir el tradicional desfile de carros alegóricos, que había llegado entonces a alcanzar una inusitada importancia por su número y por lo vistoso de su arreglo".

"En 1906, Siguieron los festejos para el Gobernador Joaquín González Obregón, y el 23 de diciembre se le ofreció un nuevo Banquete en el interior del mercado que se acababa de inaugurar; por la tarde asistió a una gran corrida de toros, en la que lidió el matador "Reverte Mexicano", y por la noche presenció el famoso y espectacular desfile de "carros alegóricos", que eran el número más gustado de las fiestas de "Navidad", desde que a mediados del pasado Siglo se celebraban en Celaya; volviendo a ver ese paseo el 24, día en que hubo otra corrida de toros, en la que alternaron los diestros "Bonarillo" y "Jaqueta", y el 25 en que también tuvieron verificativo unas "carreras de caballos" y una lucida "Kermés" en el nuevo mercado que tenía su nombre por divisa".
Los carritos y las escenas que se presentaban a principios del siglo XX

"Y aunque de las fiestas populares, con la aplicación de las Leyes de Reforma, se habían proscrito por completo aquellas suntuosas procesiones que antaño constituían la delicia de los habitantes, en cambio se hacía ya muy lucida la celebración patriótica del "16 de Septiembre", no dejándose de solemnizar el día de la "Purísima Concepción", Patrona de la ciudad; y también en ese entonces, la semilla tradicional y romántica que había sembrado en Celaya la inventiva del religioso franciscano, Fray Mariano Sánchez, germinaba de manera aparatosa con la restauración del desfile de carros alegóricos, que con pasajes bíblicos, salía en la "Navidad"; y que por sí solo constituía la mayor atracción de la feria que entonces se organizaba".

"La gente se arremolinaba en espera de la procesión de carros alegóricos, en el que la ciudad ponía todo su orgullo y entusiasmo. Para su arreglo, los Ayuntamientos no escatimaban su cooperación; pues todo lo contrario, aunque las familias se ocupaban de la confección de muchos de ellos, el Cuerpo municipal también participaba en la compostura, y "vestía" varios de los más bonitos y elegantes que desfilaban en la simbólica procesión. Algunas veces su número fue hasta de veinticinco y treinta carros, entre los que nunca faltaban: "el Paraíso", "la Ciudad de Sión", "la Cabaña", "la Fuente de la Gracia", "la Torre de David", "la Estrella de los Mares", "la Casita de la Virgen" y "el Nacimiento"; a los que seguían los Reyes Magos, jinetes en buenos caballos, ricamente enjaezados, a cuya retaguardia iba la llamada "recua" que, en cofres y barriles dorados, simulaba llevar los regalos que los Magos de Oriente iban a ofrecer al "Niño Dios" que acababa de nacer".

"En los últimos meses del año de 1917, en Celaya el tiempo iba poniendo de relieve el carácter ligero y jovial de los habitantes, pues aunque no faltaban motivos de inquietudes porque la paz aun no se
restablecía del todo en la República, algunos de los vecinos apoyados por el Ayuntamiento, se preparaban ya a reimplantar las fiestas de "Navidad", que hacía tres o cuatro años no se celebraban; con el aplauso de las clases populares, que en medio de las estrecheces y necesidades por que habían tenido que pasar, conservaban siempre latente el irrefrenable deseo de divertirse".


Nuevamente, las revoluciones demeritan la tradición

En 1918, narra el historiador Velasco y Mendoza, fueron atrapados unos forajidos que asolaban la región, "pudiéndose entonces celebrar las fiestas de "Navidad" de aquel año, en un ambiente en que el donaire de las conversaciones y el bullicio entre las gentes le daban su mejor y más simpática fisonomía a la ciudad".

"Aunque no con el esplendor acostumbrado en la época de la "Dictadura", el 24 y 25 de Diciembre salió el desfile de carros alegóricos, que desde tiempos pretéritos constituían el mayor incentivo de esas fiestas; pues como no se consiguió que las autoridades permitieran la representación de pasajes bíblicos en la confección de esos carros, el paseo resultó a la postre muy deslucido, porque no fue sino un remedo del atrayente desfile que salía cuando la ciudad disfrutaba de una floreciente situación, ya que no fueron sino unos cuantos carros los que se pudieron arreglar, simbolizando al "Comercio", "la Industria", "las Artes" y algún otro motivo del conjunto de ramos que constituyen la riqueza del país; y eso, con tan poco gusto y mezquindad en su confección, que a las claras ponían de manifiesto la estrechez de recursos en que entonces se vivía, resultando unos verdaderos adefesios, a pesar de que en ellos iban las señoritas más agraciadas de la población".

Ya en el último tercio del siglo XX, la Srita. Sara Montoya Patiño, tomó para sí la organización de los carritos, con alguna participación de parroquias y barrios. Sin embargo, casi 200 años después, la tradición regresa a sus orígenes, siendo precisamente el depositario del mismo, el Guardián del Templo de San Francisco, sucesor de aquél Fray Mariano Sánchez que tuvo la inspiración de hacerlo de manera devota y organizada, sumando a los barrios de la ciudad primero, y luego, en una planeación adecuada y dialogada con los párrocos y rectores de templos, llegar a toda la ciudad para recuperar ese lustre que los celayenses supieron darle a lo largo de casi dos siglos.

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