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Escopeteros de Apaseo el Alto./ FOTO: Archivo Francisco Sauza Vega
Francisco Sauza Vega
Cronista Municipal de Apaseo el Alto

Apaseo el Alto al igual que todos los pueblos precolombinos era un pueblo artesanal por naturaleza y necesidad. Los metates y molcajetes, utensilios pétreos para sus cocinas eran indispensables entre las familias y la gran variedad de formas y tamaños hacían la diferencia entre lo artesanal y lo estrictamente utilitario.

Los hallazgos en las múltiples zonas arqueológicas del territorio de Apaseo el Alto lo confirman como un pueblo de naturaleza artesanal.

Enmarcado en la zona de influencia de la Cultura de Chupícuaro, el prehispánico poblado se caracterizó por la confección de todo tipo de vasijas de barro, cuyos diseños no reflejaron homogeneidad en sus trazos, esgrafiados, texturas y tinturas, debido probablemente a lo trashumante de sus tribus. En los múltiples sitios arqueológicos existentes en el municipio, abundan los vestigios de nuestros ancestrales alfareros, muestra inequívoca de su cotidiano quehacer que, además de ser satisfactor de primera necesidad se convirtió en oficio y forma de vida.

En Apaseo el Alto, los alfareros se establecieron en un barrio en donde cohabitaban los más prolíficos y especializados productores de ollas, cántaros, chondos y muy especialmente platos finamente terminados que abastecían y ocupaban un lugar preponderante en las cocinas de las vetustas chozas, jacales y casitas de adobe de toda la región. Don Juan Martínez Sauza fue un artesano del barro que reencarnó en un artista de la Talla de Madera y que aparecía en el teatro de la vida, portando sus fantásticas máscaras que hacía para representación de las representaciones teatrales.

El pueblo fue adquiriendo otras modalidades para darle variedad a los enseres domésticos y cuando inventó la alfarería, adquirió identidad como una aldea altamente especializada en la elaboración de variados objetos de barro de uso doméstico, tales como los platos , ollas, cántaros, chondos, silbatos y ocarinas y demás utensilios imprescindibles en las humildes chozas del poblado.

Con el paso de los años Apaseo el Alto no abandonó su vocación de alfareros. Los tianguis del pueblo y la región eran amenizados por los Chonderos que ofrecían bellas piezas de barro diseñados y elaborados por los naturales del lugar. Desafortunadamente un día se descubrieron y comercializaron los objetos de plástico y paulatinamente, los alfareros fueron desapareciendo y con ellos la Calle de los Chonderos.

Los vendedores de "chondos"./ FOTO: Archivo Francisco Sauza Vega 

Las fértiles tierras y la abundancia del agua en las inmediaciones del poblado, eran huertas de frutos oriundos del lugar como las guayabas, los nísperos y los Ates o Chirimoyas, cuyos solares eran protegidos por artesanales cercas de piedra y asegurada su entrada con una “Puerta de Golpe” fabricada con madera de Sabino, Mezquite, Sauz o Fresno, producto de quienes fueron los primeros carpinteros del pueblo, quienes además fabricaban las puertas de las primorosas casas de adobe que
aún prevalecen en nuestra localidad.

Estos mismos hombres elaboraron de acuerdo a sus particulares necesidades, los arados que jalados por los parsimoniosos bueyes, dejaron atrás las primitivas Coas con las que los hombres primitivos de Apaseo el Alto hicieron sedentaria la agricultura.

Cuando llegaron los españoles e impusieron su religión sobre la de los naturales y una de las costumbres implícitas era la de ponerles la cera a sus difuntos, angelitos y santitos en Apaseo el Alto hubo personas especializadas en la fabricación de velas de cera o cebo animal. La costumbre de arrimar las veladoras a los santos prevalece, pero ya no se fabrican y usan las velas tradicionales ni tampoco son hechas por familiares de aquellos veleros.

Fue tal la religiosidad del pueblo de Apaseo el Alto, que desde el siglo XVI se familiarizaron con la costumbre hispana de poner a los recién nacidos el nombre que de acuerdo al calendario les correspondía, sin importar si fuera agradable o no; no les importaba que se llamaran Crisóforo, Nicomedes, Herculano, Silvestre o Primitivo, de tal suerte que el niño recién nacido ostentaba un nombre de un santo que a lo mejor ni existió y a ese santito se le encomendaba. Cuando la criatura enfermaba de gravedad lo llevaban a la iglesia y le pedían al santo en cuyo honor lo habían bautizado,
que les hiciera el milagro de devolverles la salud… y así nacieron los Exvotos, pequeños retablos dibujados en madera, cartón o lámina en la que un artesano del pueblo plasmaba las circunstancias del milagro. 

Esta costumbre desapareció aunque no por completo, porque ahora lo sustituyen con fotografías de quien recibe el favor y los Exvotos de aquellos años ahora son materia prima de comerciantes de arte sacro. Con la llegada de los españoles también, arribó un oficio que se puede calificar de artesanal su producto: el Pan. Como los españoles no se acostumbraron de inmediato a los alimentos elaborados con maíz, calabaza y ante todo de chile, trajeron desde el viejo continente a los expertos tahoneros y su variedad de productos, que se enriqueció con la inventiva del mexicano.

Pequeños artesanos./ FOTO: Archivo Francisco Sauza Vega

El pan es tan diverso, como variadas sus denominaciones: Pan de Muerto, Roscas, Orejas, Bolillos, Chilindrinas, Cancanes, Conchas, Polvorones, Huesos, Campechanas, Alamares, etc. En Apaseo el Alto, desde 1538 hubo molinos para el trigo que luego los panaderos convertían en piezas de pan
para los españoles y en pleno siglo XXI aún prevalece esa artesanía que difícilmente veremos desaparecer. ¡No creo que los chinos nos traigan pan desde su tierra, porque seguramente llegará duro!

Las vetustas y pesadas carretas que transitaban el Camino Real al llegar a las Postas ubicadas en la misma vía, requerían del mantenimiento del que los quincalleros o buhoneros de Apaseo el Alto eran especialistas. Cualquier pieza de hierro forjado lo reproducía fielmente. Cotidianamente esos herreros fraguaban los sables que los españoles portaban para ahuyentar el miedo que les tenían a los mexicanos y salteadores de caminos; en sus hornos forjaban el hierro para los machetes, hoces y
pizcadores que usaban en las labores agrícolas.

En esos primitivos talleres hacían los primeros quinqués y linternas que se usaron durante más de tres siglos como único medio de iluminación artificial.

Terminada la Revolución Mexicana, nacieron los talleres para la fabricación de escopetas de chispa para uso agrícola. Cada arcabuz fabricado en talleres Apaseo el Alto era una obra de arte que durante muchos meses adornaba las improvisadas salas de armas de los campesinos. También nacieron los fabricantes de chapas, herrajes, clavos y todos los enseres que adornaban las coloniales casonas que los peninsulares tenían en todos los pueblos y ciudades del país.

Aún prevalecen en Apaseo el Alto otros artesanos que en su momento tuvieron gran auge en la población, como son los ladrilleros, que se derivaron de la alta especialización de los alfareros. Muchas de las grandes casonas que existen en el centro del poblado, siguen siendo las que las artesanales manos de Apaseoaltenses fabricaron con sus asombrosas manos. Pero también hacían tejas, baldosas y tabiques.

En la actualidad los han venido desplazando los fabricantes de tabiques de concreto y tablaroca.
En las haciendas de Apaseo el Alto, no obstante las quejas que pudiera haber en su contra, supieron hacer que la madre tierra produjera miles de cuarterones de cereales que el hombre requería para su sobrevivencia. La gente pobre que sembraba un pequeño solar, una parcela, depositaba las semillas en los surcos en espera de un buen temporal.

Tanto los ricos hacendados como los humildes labradores, se llenaban de vida cuando sus maizales comenzaban a jilotear, pero entonces también eran presa de las preocupaciones por las probables pérdidas provocadas por miles de pajarracos que buscaban hurtar los granos que sin mucho esfuerzo conseguían.

La fragua al rojo vivo, a golpe de martillo y auxiliados por otras herramientas hechizas que ellos mismos fabricaban, los herreros de Apaseo el Alto elaboraban escopetas de chispa como las que habían traído los españoles y que tanto pavor habían provocado; dichas escopetas fueron mejoradas en diseño, funcionamiento y efectividad. Fabricaron nuevos modelos y lo más común era que en las haciendas tenían hasta sala de armas con escopetas de Apaseo el Alto exclusivamente. En cualquier casa de los humildes agricultores existía al menos una de ellas, colgada de una de las paredes de
adobe, presta para ahuyentar con su detonador estruendo a los pájaros parásitos que amainaban sus cosechas.

En los paisajes de la época post-revolucionaria, no podía faltar el cazador con su escopeta al hombro, como evocando los días en que anduvieron en la bola.

Con su ingenio y creatividad, esos herreros fabricaban también los herrajes de los portones de las haciendas, los barandales de sus alcobas, los chapetones de sus cofres, los arados para sus yuntas, los diferentes tipos de hoces para la siega de sus cultivos. Fue así como las escopetas y herrajes de los forjadores de Apaseo el Alto circularon en todo en centro de la Nueva España y del México post-revolucionario.

Pero un día, esos pacíficos artesanos fabricantes de escopetas, fueron acusados de ser fabricantes de armas y hasta de guerrilleros, les clausuraron, encarcelaron y decomisaron sus artesanales artefactos y no guardaron una sola para recuerdo…

Casarse es un paso ineludible en nuestro transitorio paso por la vida; que la novia luzca hermosa en el momento de jurar amor eterno ante Dios como testigo, es una ilusión que las desposadas quisieran se volviera realidad. Los artesanos de Apaseo el Alto hicieron posible ese sueño a miles de jovencitas que vestidas de blanco complementaron su atuendo con un ajuar diseñado y fabricado a mano por hábiles artesanos Apaseoaltenses, que veían en la prenda que estaban haciendo, la misma que
quisieran lucir el día de su boda.

En la década de los setentas Apaseo el Alto produjo el 90% de los enseres para novia que se elaboraban a nivel nacional; también capacitaron a los que ahora ocupan su lugar.

En 1967, las familias de Don Heraclio Galván y Ma. Asunción García y Francisco García y Senorina Galván, vivían el D.F., trabajaban haciendo Ramos para novia a base de azahar, migajón y vidrio soplado, pero ellos no sabían que tres años después que se regresaron a su tierra natal, iban a detonar una nueva artesanía de calidad y mercado extrafronteras.

Cuando estas dos familias estuvieron de regreso en Apaseo el Alto, nació un oficio artesanal que aún tiene prestigio a nivel nacional. En muchos hogares había un pequeño taller que hacía ramos de azahar, flores de migajón, de vidrio que eran parte de los enseres que se confeccionaban en los talleres de Don Laco o Doña Senorina. En la actualidad Carlos, Dagoberto y Antonio García tratan de mantener el prestigio de su oficio, con menor producción, pero con calidad y diseños novedosos
que las felices novias portan el día de su boda.

Fue una industria artesanal fugaz, artesanos que hicieron suyo un oficio de un origen distinto al de sus antepasados, que escribieron una página que dejó como enseñanza que el Apaseoaltense puede
convertir en realidad los quiméricos sueños.

Y era de madera el santo, por eso pesaba tanto tamañota…escultura.

El origen de la artesanía en Talla de Madera, tuvo su cuna en el Rancho de Galvanes, sí, ese pequeño caserío vecino de la Hacienda de la Cuevita. En los primeros años del siglo XX, Don Francisco Sauza Girón, a quien los Apaseoaltenses conocieron como “Don Panchito el Campanero”, originario de aquella comunidad, aprendió el oficio y construyó para su familia unos muebles zoomorfos, fruto de su intrínseca creatividad; unos simples troncos de madera los convirtió en artísticas colmenas para la producción de miel.

Sus trabajos resolvieron una necesidad familiar, talentosa forma de plasmar su habilidad, pero que nunca trascendió, quizás porque él era un hombre que había nacido para ser un artista en el repique de las campanas. Don Juan Martínez Sauza, sus orígenes y antepasados tuvieron asiento también en el
Rancho de Galvanes. De genio e ingenio incomparables; creó sus propias técnicas y obras, le dio un toque especial o lo tradicional: soñó con crear un centro de capacitación artesanal. Lo mismo trabajaba el barro que la madera con igual talento, pero fue único para plasmar las humanas emociones en las máscaras que sus hábiles manos fabricaban.

Don Domingo Galván Malagón, su padre y madre dejaron el cordón umbilical en el Rancho de Galvanes. Su infancia la vivió en la comunidad en la que desde niño hacía sus propios juguetes; de cualquier trozo de madera hacía arcaicas figuras que arrancaba desde sus adentros.

Aprendió a retocar y restaurar imágenes sacras; luego comenzó a hacerlas de Patol, después de Palo Santo, para terminar haciéndolas de Pirúl y dejar a un lado aquello que versa la canción en el sentido de “Pobre leña de Pirúl que no sirve ni pa´rder”.

Cuando Don Domingo Galván dejó el Magisterio, se propuso dedicarse de lleno a la Talla de Madera y enseñar lo que había aprendido de consumados artistas queretanos. Y fue así como nacieron nuestros primeros artesanos en Talla de Madera, familias enteras comenzaron a aprender el oficio y a crear sus estilos propios y a fabricar algo que los distinguiera de los demás. Así creció el árbol genealógico artesanal con Don Constantino Calzada, Luciano Ulloa, Aurelio Girón, Leonardo Cárdenas, Antioco Paredes, Ramón Álvarez. Paralelamente Don Juan Martínez tuvo como sus primeros discípulos a Gabriel Navarrete J., Salvador Camacho Mandujano, Leobaldo Serrano,
Roberto Juárez Girón y muchos más a quienes pido disculpas por no mencionarlos en este espacio.

Esos primeros alumnos fueron instalando sus propios talleres en sus casas; sus hijos aprendieron y el número de artistas artesanos se incrementó; las figurillas de Caballitos, San Francisco, Ángeles, Cristos, Tecolotes, Biombos y Baúles policromados y enchapopotados comenzaron a Alto comenzó a ganar prestigio aparecer en todos los talleres, de Apaseo el Alto paulatinamente. También se fue diversificando la familia de artesanos, con una visión un tanto distinta a los primeros, pero con igual talento y creatividad. Actualmente los jóvenes ya no solo hacen Santos; los autodidactas artesanos muestran capacidad para hacer lo inimaginable. 

A la tradicional Talla en Madera le han sumado el policromado, dorado y estofado; el relieve, las figuras a escala, los rasgos perfeccionistas y las maderas más finas de la región.

Ahora existen grandes talentos como Ruelas, Camacho, Gustavo Mandujano, Antonio, Juan, Efraín y Heriberto Pulido, Fernando Girón, Efraín Juárez, Juan Luis Vázquez, Salvador Girón, Gabriel Navarrete, Nicolás Ávila, Ramón, Pedro y Magdalena Centeno y muchos más que son orgullo del pueblo de Apaseo el Alto, herencia ancestral que las siguientes generaciones seguramente seguirán perpetuando.

Uno de los carritos de Navidad y Posadas en el siglo XX./ FOTOS: Cortesía Rafael Soldara Luna
Eugenio Amézquita

En Celaya, hace casi 200 años, Fray Mariano Sánchez OFM, entonces guardián del Templo de San Francisco, ideo una forma simple y sencilla de evangelizar a la población en la época navideña: sacar un carrito con escenas de la época decembrina, a fin de sensibilizar a la población en el Nacimiento de Jesucristo, el Niño Dios.



El actual guardián del Templo de San Francisco, Fray Arturo Ríos Lara OFM, sucesor y depositario de esta tradición ideada por su centenario antecesor, así como el Pbro. Rogelio Segundo Escobedo, rector del Templo de la Virgen de Guadalupe de Tierras Negras y el historiador Lic. Rafael Soldara Luna, coordinador del Museo de Celaya, Historia regional, salieron al rescate de esta tradición y este domingo 15 de diciembre, saldrá nuevamente el carrito, como hace dos siglos, a recorrer las calles de los 9 barrios antiguos que componen la ciudad, contándose con el apoyo de los párrocos que atienden los mismos.

El padre Guardián de San Francisco indicó que la tradición iniciada por Fray Mariano Sánchez empleaba básicamente los días 24 y 25 de diciembre para hacer el recorrido, dado que en ese entonces Celaya era una población pequeña. Ahora, la pretensión es no solamente recorrer estos barrios, sino promover la tradición por toda la ciudad, que actualmente cuenta con más de 20 parroquias y dos cuasiparroquias, buscando tentativamente, que cada parroquia y sus colonias promuevan su propio carrito y posteriormente, en un día determinado, efectuar un desfile o procesión con todos los representativos de la ciudad.


Y es obvio que el depositario de la tradición, el Guardián del templo de San Francisco es quien cuenta con la autoridad para hacer los ajustes necesarios para que dicha tradición cumpla los fines, metas y objetivos por la que fue creada en 1840: La Evangelización.

Sin embargo, para esta ocasión, la tradición llevará el recorrido desde el día 15 de diciembre, comenzando en el templo de San Francisco para seguir por el Barrio del Zapote, hasta su templo parroquial de Nuestra Señora dela Asunción.

La escena para ese día en el carrito que presentará el templo franciscano será "La Anunciación", con el doble significado del anuncio de la Encarnación por el Arcángel Gabriel y el inicio del anuncio de las fiestas navideñas, para que al día siguiente, la escena sea San José y la Virgen María embarazada, buscando posada.


Continuaría por el Barrio de San Antonio, Santiaguito, Tierras Negras, Santo Cristo, San Miguel, San Juan Bautista, Tierra Blanca y La Resurrección, hasta donde el proyecto marca para este año 2019 y que crecerá, con el favor de Dios, en el 2020.

La historia de los carritos de Navidad y Posadas

Luis Velasco y Mendoza, historiador celayense y autor de la obra "Historia de Celaya, narra en sus tomos II, III y IV, detalles significativos de esta tradición.

Cita el celayense que "el franciscano Fray Mariano Sánchez, que se había distinguido en la población por su dinamismo y amplio espíritu de caridad, ya que para entonces había hecho que se terminara la suntuosa fachada del templo de San Francisco, ocupándose en seguida de que fuera
derribada la antigua cúpula que tenía el mismo templo, para reemplazarla con la que ahora luce; había reparado la casa y la iglesia de la Compañía, estableciendo allí una casa de Ejercicios y una Santa
Escuela; había prestado su eficaz ayuda al Hospital de Curaciones de San Juan de Dios; y había hecho construir muchas pequeñas casas destinadas para habitación de gentes pobres y menesterosas, en la calle que después llevó su nombre llamándose del "Padre Sánchez" (hoy 3ª de Allende); deseoso de dar mayor auge y esplendor al "Rosario de Navidad" que tenía verificativo durante las nueves noches que preceden al 24 de Diciembre, en cuya ocasión se acostumbraba llevar por las calles un carro adornado en el que iban colocados los "Santos Peregrinos", que era conducido en procesión hasta cada uno de los barrios de indios que rodean a Celaya, mientras que en el recorrido se rezaba el "Rosario" con el que se cantaban villancicos y letrillas al son de panderetas y pitos de aguinaldo; decidió representar en carros alegóricos algunas de las invocaciones de la "Letanía Lauretana" y escenas bíblicas; y como lo pensó así lo hizo ayudado eficazmente por el Ayuntamiento y por algunos vecinos acomodados, que se echaron a cuestas el compromiso de vestir los referidos carros".

El Bautismo del Señor./ FOTO: Cortesía Rafael Soldara Luna


"Así pues, en la Navidad de 1840, tuvo verificativo el primer desfile de estos carros alegóricos, en los que las personas encargadas de arreglarlos desplegaban todo su ingenio, asesorados por el escultor Don Longinos Núñez, no escatimando gastos en el adorno y confección que aquél les sugería; y en esa forma, tenían fama y eran admirados por los celayenses y sus visitantes: "El Paraíso", "La Torre de David", "La Fuente de la Gracia", "La Estrella de los Mares", "El Espejo de Justicia", "La Ciudad de Sión", "La Casita de la Virgen", "La Cabaña de los Pastores", "El Nacimiento", etc., etc., seguidos por la comitiva de los Reyes Magos con su recua de mulas cargadas con cofres y barriles dorados; llegando con los años este desfile a alcanzar un gran renombre y celebridad, pues hubo vez en que llegó a treinta el número de carros que hacía el recorrido por las calles, y para fines del Siglo ya era complementada esta fiesta con una famosa feria, en la que no faltaban las corridas de toros, las peleas de gallos, los bailes populares y el juego en la "Partida" de grandes sumas de dinero".
Las revoluciones y el daño a la tradición

"Las revoluciones, y sobre todo la última, a pesar de las exacciones y de la pérdida de vidas,  alcanzaron en medio de esos males hacer evolucionar las costumbres de los habitantes de Celaya, consiguiendo que con el cambio se acabara en ellos para siempre el carácter campirano y sencillo de los tiempos coloniales; pero aunque se logró encauzar su vida hacia el progreso, también es cierto que mucho se perdió en la emotividad y tradicionalismo de la población, pues la lucha sectaria al acabar entre otras cosas, con las celebraciones religiosas que antaño habían constituido el gozo del vecindario, borró con su supresión una de las características que habían sido más notables en la existencia de la ciudad, en parte por la divergencia de ideas que brotó hasta en el seno de las familias, y en parte por la dura represión de las nuevas autoridades, que se mostraban cada vez más celosas por hacer efectivos los preceptos reformistas de la Constitución del año de 57; por cuya razón hasta el desfile de carros alegóricos que, desde el año de 1840, se venía acostumbrando sacar en la Navidad, había perdido mucho en su presentación y lucimiento; y ya ni los indios organizaban tampoco aquellos ruidosos festejos que en otros tiempos preparaban en la solemnidad de la Santa Cruz, en las de sus Santos patrones y cuando las Juras de los Reyes, pues que habiendo sido muchos de ellos obligados a ingresar en los ejércitos contendientes, volvieron en su mayoría al hogar, ya con nuevos hábitos y manera de ser, que adquirieron en tierras extrañas y en la vida de los campamentos".

En 1876, en Celaya se respiraba tranquilidad luego de la reforma y el jacobinismo existente. "Así estaban las cosas, y se disfrutaba en la ciudad de las ventajas proporcionadas por el renacimiento que allí se operaba, tanto que hasta se hacían ya grandes preparativos para que las fiestas de "Navidad" resultaran más suntuosas que en años anteriores, tomando parte las familias en el arreglo de los carros alegóricos que habrían de desfilar, mientras que los comerciantes se disponían a obtener ganancias de importancia en la feria que tenía verificativo con ocasión de los mismos festejos".

En 1902, "se conservaba sí, algo de lo de antaño, sobre todo en sus fiestas; y en las de "Navidad" no dejaba de salir el tradicional desfile de carros alegóricos, que había llegado entonces a alcanzar una inusitada importancia por su número y por lo vistoso de su arreglo".

"En 1906, Siguieron los festejos para el Gobernador Joaquín González Obregón, y el 23 de diciembre se le ofreció un nuevo Banquete en el interior del mercado que se acababa de inaugurar; por la tarde asistió a una gran corrida de toros, en la que lidió el matador "Reverte Mexicano", y por la noche presenció el famoso y espectacular desfile de "carros alegóricos", que eran el número más gustado de las fiestas de "Navidad", desde que a mediados del pasado Siglo se celebraban en Celaya; volviendo a ver ese paseo el 24, día en que hubo otra corrida de toros, en la que alternaron los diestros "Bonarillo" y "Jaqueta", y el 25 en que también tuvieron verificativo unas "carreras de caballos" y una lucida "Kermés" en el nuevo mercado que tenía su nombre por divisa".
Los carritos y las escenas que se presentaban a principios del siglo XX

"Y aunque de las fiestas populares, con la aplicación de las Leyes de Reforma, se habían proscrito por completo aquellas suntuosas procesiones que antaño constituían la delicia de los habitantes, en cambio se hacía ya muy lucida la celebración patriótica del "16 de Septiembre", no dejándose de solemnizar el día de la "Purísima Concepción", Patrona de la ciudad; y también en ese entonces, la semilla tradicional y romántica que había sembrado en Celaya la inventiva del religioso franciscano, Fray Mariano Sánchez, germinaba de manera aparatosa con la restauración del desfile de carros alegóricos, que con pasajes bíblicos, salía en la "Navidad"; y que por sí solo constituía la mayor atracción de la feria que entonces se organizaba".

"La gente se arremolinaba en espera de la procesión de carros alegóricos, en el que la ciudad ponía todo su orgullo y entusiasmo. Para su arreglo, los Ayuntamientos no escatimaban su cooperación; pues todo lo contrario, aunque las familias se ocupaban de la confección de muchos de ellos, el Cuerpo municipal también participaba en la compostura, y "vestía" varios de los más bonitos y elegantes que desfilaban en la simbólica procesión. Algunas veces su número fue hasta de veinticinco y treinta carros, entre los que nunca faltaban: "el Paraíso", "la Ciudad de Sión", "la Cabaña", "la Fuente de la Gracia", "la Torre de David", "la Estrella de los Mares", "la Casita de la Virgen" y "el Nacimiento"; a los que seguían los Reyes Magos, jinetes en buenos caballos, ricamente enjaezados, a cuya retaguardia iba la llamada "recua" que, en cofres y barriles dorados, simulaba llevar los regalos que los Magos de Oriente iban a ofrecer al "Niño Dios" que acababa de nacer".

"En los últimos meses del año de 1917, en Celaya el tiempo iba poniendo de relieve el carácter ligero y jovial de los habitantes, pues aunque no faltaban motivos de inquietudes porque la paz aun no se
restablecía del todo en la República, algunos de los vecinos apoyados por el Ayuntamiento, se preparaban ya a reimplantar las fiestas de "Navidad", que hacía tres o cuatro años no se celebraban; con el aplauso de las clases populares, que en medio de las estrecheces y necesidades por que habían tenido que pasar, conservaban siempre latente el irrefrenable deseo de divertirse".


Nuevamente, las revoluciones demeritan la tradición

En 1918, narra el historiador Velasco y Mendoza, fueron atrapados unos forajidos que asolaban la región, "pudiéndose entonces celebrar las fiestas de "Navidad" de aquel año, en un ambiente en que el donaire de las conversaciones y el bullicio entre las gentes le daban su mejor y más simpática fisonomía a la ciudad".

"Aunque no con el esplendor acostumbrado en la época de la "Dictadura", el 24 y 25 de Diciembre salió el desfile de carros alegóricos, que desde tiempos pretéritos constituían el mayor incentivo de esas fiestas; pues como no se consiguió que las autoridades permitieran la representación de pasajes bíblicos en la confección de esos carros, el paseo resultó a la postre muy deslucido, porque no fue sino un remedo del atrayente desfile que salía cuando la ciudad disfrutaba de una floreciente situación, ya que no fueron sino unos cuantos carros los que se pudieron arreglar, simbolizando al "Comercio", "la Industria", "las Artes" y algún otro motivo del conjunto de ramos que constituyen la riqueza del país; y eso, con tan poco gusto y mezquindad en su confección, que a las claras ponían de manifiesto la estrechez de recursos en que entonces se vivía, resultando unos verdaderos adefesios, a pesar de que en ellos iban las señoritas más agraciadas de la población".

Ya en el último tercio del siglo XX, la Srita. Sara Montoya Patiño, tomó para sí la organización de los carritos, con alguna participación de parroquias y barrios. Sin embargo, casi 200 años después, la tradición regresa a sus orígenes, siendo precisamente el depositario del mismo, el Guardián del Templo de San Francisco, sucesor de aquél Fray Mariano Sánchez que tuvo la inspiración de hacerlo de manera devota y organizada, sumando a los barrios de la ciudad primero, y luego, en una planeación adecuada y dialogada con los párrocos y rectores de templos, llegar a toda la ciudad para recuperar ese lustre que los celayenses supieron darle a lo largo de casi dos siglos.

Tropas del Gral. Rodolfo Gallegos.
Carlos Francisco Rojas Gómez
Historiador

Durante la década de 1920, principalmente en el centro-occidente y en algunas regiones del norte del país, se desarrolló un conflicto político-social que enfrentó a los mexicanos bajo dos corrientes políticas: la primera fundamentada en el orden revolucionario constitucional representado por hombres como Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Emilio Portes Gil y la segunda apoyada en la tradición católica, influenciada en ese momento por la doctrina social cristiana, representada por grupos y organizaciones como las Damas Católicas, los Caballeros de Colón y la ACJM (Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos)  agrupadas en la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa.

Si bien los orígenes del conflicto entre la Iglesia católica y el Estado mexicano se remontan al siglo XIX, los antecedentes directos de la Rebelión Cristera los encontramos en la Constitución de 1917 y en los acontecimientos  ocurridos en febrero de 1925 cuando un grupo de obreros de la Confederación Revolucionaria de Obreros Mexicanos (CROM), con beneplácito de Plutarco Elías Calles, entraron en el templo de la Soledad en la Ciudad de México, interrumpiendo la celebración, corriendo a los asistentes  y declarando formalmente el establecimiento de la Iglesia Católica Apostólica Mexicana encabezada por el sacerdote católico Joaquín Pérez, mejor conocido como “el Patriarca Pérez”.

El presidente Calles declaró que en México había libertad de creencias y que por lo tanto apoyaba a la nueva iglesia, sin hacer alusión a la forma en que se apoderaron del templo [1].


Un mes después los católicos, que ya estaban organizados en algunas asociaciones conformaron la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa [2] desde donde hicieron frente a la reforma al artículo 130, mejor conocida como Ley Calles, que entró en vigor el 31 de julio de 1926; con esta reforma se cerraron escuelas confesionales, se prohibió la vida monástica, las publicaciones religiosas que abordaran temas político-sociales, se obligaba al registro de los sacerdotes y los templos y sus anexos se consideraron propiedad de la nación [3].

Muchos católicos vieron en esta ley una agresión a sus derechos y sobre todo a una forma de vida con la que habían crecido y a la que estaban acostumbrados. Fue entonces que muchos pensaron en tomar las armas y defender su religión. En la mayor parte del país el levantamiento general se dio los primeros días de 1927, pero en el estado de Guanajuato las armas se tomaron a principios de octubre de 1926.

En Comonfort, los primero brotes de rebelión se dieron al norte del municipio, en las comunidades colindantes con San Miguel de Allende y Apaseo el Grande y se integraron a los grupos que dirigió el ex general federal Rodolfo Gallegos, quien vivía en Celaya y que fue contactado por gente del comité local de la Liga de San Miguel de Allende.

Este grupo inició su movimiento en el rancho de la Lagunilla a inicios de octubre de 1926 y con la ayuda de un sacerdote de nombre José Isabel Salinas, quien probablemente era vicario de ese lugar. Aunque Gallegos fue asesinado el 4 de mayo de 1927 otros jefes cristeros siguieron con su lucha en la región, entre ellos hay que mencionar a Fortino Sánchez, Refugio Avilés, Próspero Jiménez, Casimiro Becerra y Sidronio Muñoz.

Los cristeros tomaron en varias ocasiones el pueblo y asaltaron la estación del ferrocarril, casi siempre con la ayuda de las autoridades locales, quienes eran denunciadas porque hacían caso omiso de las leyes e incluso eran aliados y en algunos casos, subalternos de los sacerdotes [4].

Esta acusación era acertada en Comonfort, por lo menos con algunas autoridades locales, como en el gobierno del presidente municipal Miguel Hernández, quien en febrero de 1927 informaba a la Secretaría de Gobernación que hacía todo lo posible por localizar a los sacerdotes pero no podía encontrarlos [5], cuando de todos era sabido que el párroco Florentino Valencia seguía dando asesoría espiritual a las asociaciones piadosas como la Vela Perpetua [6].

Aunque las autoridades municipales dirigidas por Miguel Hernández “por razón natural se mantienen dentro del orden legal, sin embargo parece que no se hallan muy identificadas con el Gobierno sino mas [sic] bien con los rebeldes”. Hernández era acusado de que el 4 de abril cuando Refugio Avilés se apoderó de la población éste se escondió en una panadería cuando ya había dado instrucciones a sus empleados de que no se opusieran a los cristeros [7].

Y no era la única denuncia, un vecino del pueblo que no simpatizaba con los alzados le escribía al secretario de gobernación lo siguiente: “por todos estos rumbos son muy fanáticos y creo que no pierden la oportunidad de aprovechar cualquier movimiento armado, y como las autoridades civiles tal parece que son complacientes, por eso prosperan los levantamientos.” [8]

Pero los cristeros no siempre gozaron de las simpatías de las autoridades locales. Después de Miguel Hernández, siguió en el gobierno municipal Ranulfo Centeno quien informaba más seguido a las autoridades de los movimientos de los cristeros y salía a perseguir las gavillas con la policía local y los elementos federales [9], llegando incluso a diferir con el presidente de San Miguel de Allende sobre los movimientos de los grupos armados que merodeaban la zona.

En enero de 1928 Centeno avisaba que había alrededor de 100 rebeldes en Las Minas, entre los dos municipios, y el presidente de Allende contestaba que todo eso era falso, pues “todo estaba en tranquilidad” [10] cuando era evidente que la zona estaba bajo control cristero.

Además de la colaboración y silencio cómplice de las autoridades los pobladores también hacían lo propio. Por ejemplo, el 3 de marzo de 1927 la Estación del Ferrocarril de Comonfort fue asaltada y robada; los cristeros, según declaraciones del encargado Agapito E. Lira, no paraban de golpear la puerta y éste tuvo que abrir por miedo a que la fueran a tirar y lo colgaran; se llevaron los fondos y un reloj. Cuando los agentes de Gobernación hicieron la investigación y preguntaron a los vecinos, todos coincidieron en que no habían visto ni escuchado nada [11].

De manera más abierta se vio la simpatía el 4 de abril de 1927 cuando la población fue asaltada por Refugio Avilés y Próspero Aguilera; estuvieron en el pueblo alrededor de una hora y media, dejaron libres a los presos y robaron la Tesorería, la Receptoría de Rentas y la Estación de Ferrocarril además del caballo de un vecino. Mientras andaban por la calles gritaban ¡Viva Cristo Rey!, compraron en las tiendas de la población sin que se reportara ningún abuso contra los negocios; al salir del pueblo  fueron acompañados por un grupo de alrededor de doscientos vecinos que gritaban ¡Viva Cristo Rey![12]

Para 1929 fue notoria la reorganización de los cristeros y la efectividad de sus acciones en la región, prueba de esto fue la orden de reconcentración, estrategia que consistía en mantener a las personas en una hacienda evitando pudieran seguir a los cristeros; muchas personas fueron fusiladas por no refugiarse en una finca y muchos jacales y chozas que estaban en el monte fueron quemados en algunas comunidades de San Miguel, Comonfort y Apaseo, pues eran consideradas “zona rebelde”.

Además en febrero de ese año se perpetró en terrenos del municipio un atentado contra el presidente Emilio Portes Gil. La mañana del domingo 10 de febrero el tren presidencial en que viajaba Emilio Portes Gil, su familia y algunos funcionarios que lo acompañaron a Tamaulipas para una reunión con las autoridades de ese estado, detuvo su camino al volcar sobre las vías debido a una explosión de dinamita.

La volcadura tuvo lugar en el kilómetro 327  entre las estaciones de Rinconcillo y Comonfort [13], en un puente entre las comunidades de San Pedro y Arias. Según el testimonio de don Santiago Valle (†) fue en su casa donde se guardó la dinamita que serviría para este atentado, recordó que cuando apenas era un niño unos hombres llegaban a su casa y sus padres les ofrecían “café y un taco”, un día llegaron con un paquete y al poco tiempo se lo llevaron, después supo que era la dinamita con que se descarriló el tren [14].

En agosto de 1929, un mes después del licenciamiento de las tropas cristeras, en Empalme Escobedo fueron capturados los jefes  Sidronio Muñoz, Jesús Villafranco y Juan Valle [15], el cristero de Orduña,  sobre quienes también había la sospecha de su intervención en el atentado dinamitero, y quienes según don Santiago Valle (†) sí estuvieron involucrados (excepto su tío Juan) y fueron entregados por una mujer, miembro de la Vela Perpetua de Comonfort [16].

La guerra dejó una huella en los habitantes del pueblo, los cristeros tomaron diversos caminos, quien depuso las armas, quien nunca las dejó y siguió en la lucha, quien se alejó de la Iglesia por sentirse traicionado con los “arreglos”, quien se integró a las nuevas organización religiosas. La vida no sería la misma y tardaría en regresar a la normalidad, pero se dejó la huella de una tradición social y política conservadora que se haría presente durante los años siguientes.

Referencias
[1] Meyer, Jean, La Cristiada. El conflicto entre la Iglesia y el Estado, 1926-1929, vol. II, decimonovena edición, Siglo XXI Editores, México, 2005, pp. 148-154.
[2] Olivera Sedano, Alicia, Aspectos del conflicto religioso de 1926 a 1929. Sus antecedentes y consecuencias, Secretaría de Educación Pública, Colección Cien de México, México, 1987, pp. 98 y 99. 
[3] Dooley, Frank Patrick, Los cristeros, Calles y el catolicismo mexicano, Secretaría de Educación Pública, Sepsetentas, México, 1976, pp. 65 y 66. 
[4] Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato (AGGEG), Fondo Secretaría General de Gobierno (FSGG), Sección 1er. Departamento, 1928, Exp. 12, Clasificación 1.40 (78)12.
[5] Archivo General de la Nación (AGN), Fondo Secretaría de Gobernación (FSG), Sección Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (SDIPS), Caja 210, Exp. 08, Clasificación 313.1-12 (4.4), f. 116.
[6] Archivo Histórico Parroquial de San Francisco de Asís, Comonfort, Gto., Libro de cuentas de la Asociación de la Vela Perpetua, años 1926-1929.  
[7] AGN, FSG, SDIPS, Caja 247, Exp. 58, Clasificación 313.1-1068.
[8] AGN, FSGG, SDIPS, Caja 2022 B, Exp. 47, Clasificación 313.1-367.
[9] Como el 2 de marzo cuando combatió a los cristeros cerca de la cabecera municipal. AGGEG, FSGG, Sección 1er. Departamento, 1928, Exp. 1, Clasificación 1.54 (9) 1.
[10] Ibídem.
[11] AGPJFG, 1º Distrito, Serie Penal, 1927, Legajo 2, Exp. 40.
[12] Ibídem, fs. 5, 14 y 15. AGN, FSG, SDIPS, Caja 247, Exp. 58, Clasificación 313.1-1068.
[13] AGGEG, FSGG, Sección 1er. Departamento, 1929, Exp. 66, Clasificación 1.54 (10)2. Archivo General del Poder Judicial Federal en Guanajuato (AGPJFG), 1º Distrito, Serie Penal, 1929, Legajo 1, Exp. 19.
[14]Conversación con el señor Santiago Valle (†), 1 de abril de 2016
[15] AGGEG, FSGG, Sección 1er. Departamento, 1929, Exp. 70, Clasificación 1.54 (10)6. 
[16] Conversación con el señor Santiago Valle (†), 1 de abril de 2016.


Eugenio Amézquita

ACÁMBARO, GTO.-  Con éxito comenzó el proyecto de Café Cultural de Acámbaro: Leyendas, Historia y Tradición, con la presentación de la conferencia “La Leyenda de la Marquesa del Pedreguero” a cargo del Lic. Otoniel Guerrero Ferreira; la cual fue organizada por la
Dirección de Desarrollo Económico y Turismo, en coordinación con la Corresponsalía del
Seminario de Cultura Mexicana.



El evento tuvo lugar en el patio del Antiguo Hotel París de esta ciudad, el cual lució lleno de gente deseosa de participar en este proyecto cultural promovido de manera directa por el Gobierno Municipal en coordinación con ciudadanos y organismos interesados en la difusión cultural.


El evento contó con la presencia del Presidente Municipal de Acámbaro, Lic. Alejandro Tirado Zúñiga, quien estuvo acompañado por integrantes del Ayuntamiento Constitucional y funcionarios de la administración municipal. Así mismo destacó la asistencia del Lic. Gerardo Argueta Saucedo, Presidente de la Asociación Estatal de Cronistas de Guanajuato; el Profr. Octavio Guerra Pérez, Presidente de la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana.



En la conferencia el Lic. Otoniel Guerrero, se adentró a la verdadera historia de Doña María Micaela Gregoria Romero de Terreros y Trebuesto, a quien popularmente a través de los años y de generación en generación se le ha conocido como “La Condesa”, pero en realidad su título nobiliario fue la Segunda Marquesa de San Francisco de Acámbaro o Marquesa del Pedreguero.


Guerrero Ferreira se adentra a través de una seria investigación en los antecedentes de este personaje, indicando que a muy corta edad, se convirtió en marquesa a la muerte de sus padres, sabiendo administrar de manera ejemplar las haciendas y propiedades familiares, y que fue un personaje de renombre dentro de la sociedad acambarense del Siglo XVIII.

Con el tiempo se fueron creando leyendas e historias sobre ella, más apegadas a lo sobrenatural, que trascendieron a través de la historia, sin que hasta el momento se haya comprobado que hayan sido verídicos.


De igual manera, el Cronista de la Ciudad, Gerardo Argueta, dio lectura a la popular leyenda que gira en torno a este personaje y que ha pasado de generación en generación entre la población acambarense.

Al final, hizo uso de la voz el Presidente Municipal, para señalar que fue exitoso esta primera emisión del Café Cultural de Acámbaro: Leyendas, Historia y Tradición, pues el público acudió de gran manera, interesados en el tema.

Dijo que el objetivo esencial del proyecto es que haya una presentación mensual, el último jueves de cada mes, donde se puedan presentar todas las expresiones artísticas que hagan alusión a la historia y tradición que hay en el municipio de Acámbaro; dijo “esto para que niños y jóvenes conozcan más de su municipio y se puedan identificar mejor con él”.

Agradeció a todas las áreas del gobierno municipal que apoyan y contribuyen para que se lleve a cabo este proyecto, el cual no tiene costo alguno para el municipio, dijo “simplemente se hace por el amor que se siente por nuestro querido Acámbaro”.

Así mismo agradeció a los empresarios panaderos de la localidad que aportan sin costo alguno las piezas de pan que se distribuyen entre el público asistente a estos eventos; dijo “también un agradecimiento a las personas que contribuyen haciendo café o champurrado para los asistentes”.

Al final se entregaron reconocimientos por parte de la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana al Lic. Otoniel Guerrero Ferreira y al Lic. Gerardo Argueta Saucedo, por su participación en esta primera emisión del Café Cultural de Acámbaro: Leyendas, Historia y Tradición.


Eugenio Amézquita

ATOTONILCO, GTO.- Como cada año, la Santa Casa de Ejercicios de Atotonilco da a conocer su calendario de retiros espirituales, tal y como se realizándose desde hace más de 250 años, iniciados por el Padre Luis Felipe Neri de Alfaro, en este sitio que es Patrimonio de la Humanidad.

El Pbro. Raúl Ramírez Montoya, director de esta Santa Casa que depende directamente de la DIócesis de Celaya, expresó que durante los 12 meses del año se levan a cabo retiros espirituales siguiendo la temática de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.


Los retiros: Enero de 2020

Para el mes de enero de 2020, los retiros quedarán así:
05 de Enero - Retiro para Mujeres - Celadores Sacramento y Álvaro. Rumbo Sur
12 de Enero - Retiro para Hombres - Celador Heliodoro de Anda. Rumbo Poniente
19 de Enero - Todos - Peregrinación a la Basílica de Guadalupe. Todos los rumbos
26 de Enero - Retiro para Hombres y Mujeres - Ejercicios Espirituales de Celadores. Todos los rumbos


Febrero de 2020

02 de Febrero - Visitas al Rumbo La Barca y Rumbo Querétaro
16 de Febrero - Retiro para Hombres - Celador Guadalupe Bravo. Rumbo Oriente
23 de Febrero - Retiro para Hombres - Celador Gerardo de la Torre. Rumbo La Barca
26 de Febrero - Miércoles de Ceniza - Inicio de la Cuaresma.


Marzo de 2020

01 de Marzo - Visitas Rumbo México
15 de Marzo - Retiro para Hombres - Celadores Sacramento y Álvaro. Rumbo Sur
22 de Marzo - Retiro para Hombres - Celador Clemente Hernández. Rumbo Norte
29 de Marzo - Retiro para Hombres - Celador Heliodoro de Anda. Rumbo Poniente


Abril de 2020

05 de Abril - Retiro para Hombres - Celador Luis Alberto Flores. Rumbo México
12 de Abril - Domingo de Resurrección
19 de Abril - Retiro para Hombres - Semana de Adoradores. Todos los rumbos
26 de Abril - Retiro para Hombres - Celador Clemente Hernández. Rumbo Norte


Mayo de 2020

03 de Mayo - Retiro para Mujeres - Celador Heliodoro de Anda - Rubo Poniente
10 de Mayo - Retiro para Mujeres - Celador Rodolfo Ibarra - Rumbo Querétaro
17 de Mayo - Retiro para Mujeres - Celador Guadalupe Bravo - Rumbo Poniente
24 de Mayo - Retiro para Mujeres - Celador Gerardo de la Torre - Rumbo La Barca
30 de Mayo - Fiesta de la Virgen de la Luz
31 de Mayo - Retiro para Mujeres - Celador Luis Alberto Flores - Rumbo México


Junio de 2020

14 de Junio - Vistas Rumbos Norte y Oriente

La Fe y la Santa Simplicidad. La Humildad y la Sencillez del pueblo que ama a Dios.
Julio de 2020

05 de Julio - Retiro para Mujeres - Celador Heliodoro de Anda. Rumbo Poniente
19 de Julio - Fiesta Parroquial de Jesús Nazareno
19 de Julio - Retiro para Mujeres - Celador Luis Alberto Flores. Rumbo México
22 de Julio - Reunión de Celadores Mayores. Todos los rumbos
26 de Julio - Retiro para Mujeres - Celador Guadalupe Bravo. Rumbo Oriente.


Agosto de 2020 

02 de Agosto - Retiro para Mujeres - Celador Rodolfo Ibarra. Rumbo Querétaro
09 de Agosto - Retiro para Mujeres - Celadores Álvaro y Sacramento. Rumbo Sur


Septiembre de 2020

13 de septiembre - Retiro para Hombres - Celador Clemente Hernández. Rumbo Norte
20 de septiembre - Visitas Rumbo Sur
27 de septiembre - Retiro para Mujeres - Celador Luis Alberto Flores. Rumbo México


Octubre de 2020

04 de Octubre - Retiro para Mujeres - Celador Rodolfo Ibarra. Rumbo Querétaro
11 de Octubre - Retiro para Hombres - Celador Guadalupe Bravo. Rumbo Oriente
18 de Octubre - Visitas Rumbo Poniente
25 de Octubre - Retiro para Mujeres - Celador Clemente Hernández. Rumbo Norte



Noviembre de 2020

08 de Noviembre. Retiro para Mujeres - Celador Gerardo de la Torre. Rumbo La Barca
15 de Noviembre - Retiro para Hombres - Celadores Álvaro y Sacramento. Rumbo Sur
22 de Noviembre - Retiro para Mujeres - Celador Heliodoro de Anda. Rumbo Poniente
29 de Noviembre - Retiro para Mujeres - Celador Guadalupe Bravo. Rumbo Oriente



Diciembre de 2020

06 de Diciembre - Retiro para Hombres - Celador Rodolfo Ibarra. Rumbo Querétaro



Para más informes, haga clic en cualquiera de los números telefónico siguientes:

(415) 185 2050 - (415) 185 2014 - (415) 185 2160




Sitio web:
https://atotonilco.diocesisdecelaya.org

Ubicación Geosatelital de la Santa Casa
de Ejercicios de Atotonilco - Cómo llegar.



Eugenio Amézquita

El historiador Francisco Rojas, dio a conoce que este próximo jueves 28 de noviembre, a las 18:00 horas, se realizará la conferencia "José María Luis Mora y el Primer Liberalismo Mexicano", en el Antiguo Palacio Municipal, presentada por el Dr. Miguel Ángel Hernández Fuentes.

El investigador comonforense indicó que esta conferencia forma parte del Ciclo "Charlas en los Municipios 2019", auspiciada por la División de Ciencias Sociales y Humanidades Campus Guanajuato, por medio de su Departamento de Historia.

La ubicación del Antiguo Palacio Municipal es Mariano Arista No. 1 Zona Centro, en Comonfort, Gto. Entrada Libre.

Para mayores informes, pueden comunicarse, indicó, con la Mtra. Rocío Corona Azanza, Coordinadora del ciclo, correo electrónico rcorona_azanza@yahoo.com.mx

Ubicación Geosatelital de la Antigua Presidencia
Municipal de Comonfort




Eugenio Amézquita

-La calle principal lleva el nombre del fundador de la empresa
-Su esposa, Doña Emeteria Valencia, benefactora de Celaya
-Riqueza y producción textil del Bajío

Hablar del pueblito de Soria, del municipio de Comonfort, Gto., es hablar de aroma a tradición, a tiempos antiguos y trabajo textil, así como de un asentamiento cuyas casas son propiedad de la misma fábrica que en ella está asentada desde hace muchos años.

Su ubicación

El pueblo de Soria Guanajuato se encuentra aproximadamente a 16 kilómetros de Celaya rumbo a San Miguel de Allende, pertenece al municipio de Comonfort y se encuentra a 1,850 metros de altitud.

Ubicación Geosatelital de Soria, Gto.



En su estructura, se encuentra compuesta principalmente por la fábrica textil en la que se elaboran los famosos casimires Soria, cinco calles perpendiculares a ella: Reforma, Valencia, San Fernando, Providencia y Asunción; tres calles paralelas: Don Eusebio González, Industria Guadalupe., dentro de una extensión territorial de aproximadamente un kilómetro cuadrado, cuenta además con escuela e iglesia.

Su historia

La historia de Soria, tomada de las crónicas del padre José Zavala Paz, quien en el siglo XX, en los años cincuentas, fue sacerdote en la iglesia de Soria y que al decir de Javier Rueda Hernández fue escritor, poeta y orador.

"El cargamento misterioso traído a Salamanca desde la lejana Barranca de Metlac aumentó considerablemente la fortuna, ya respetable, de Don Patricio Valencia. Desde hacia tiempo poseía este señor un expendio de loza fina y una tienda de abarrotes, con las cuales, sin ambiciones desmedidas de lucro, procuraba encontrar mayor holgura económica para su familia".

"Componíase ésta de la esposa de Don Patricio y de dos hijas: Antonia que más tarde casó con un señor de apellido Canela, y Emeteria Valencia, reconocida benefactora de Celaya, quien posteriormente sería miembro de la Venerable Tercera Orden de San Francisco, en esa ciudad, habiendo nacido ella en 1833 y que en los días del famoso hallazgo de Metlac, estaba en su más radiante y lozana juventud".

Eusebio González Martínez
"Acertó por aquel entonces a llegar a Salamanca un jovencito español de nombre Eusebio que cayó muy en gracia a la familia Valencia. Nacido había en las Provincias Vascongadas y precisamente en Agϋiera de Yturriotz. Por la casa paterna de Don Eusebio González y López pasaba la línea divisoria entre Santander y Vizcaya. Hacemos hincapié en estas minucias geográficas porque se creyó por mucho tiempo que Don Eusebio era de Castilla la Vieia, de la ciudad de Soria, y que a esto se debía el nombre que ahora lleva la factoría textil donde vivimos".

"Nada tiene que ver el nombre de la ciudad castellana en este caso. Más aún, como veremos más adelante cuando Don Eusebio adquirió en propiedad estos terrenos, ya llevaba el pueblo el nombre de Soria. Ignoramos a la verdad cómo haya sido exactamente el principio de los amores entre Doña Emeteria y Don Eusebio: pero las cosas sucedieron en la forma más sencilla y natural".

"Poseía Don Patricio Valencia en Salamanca, como ya hemos dicho, una tienda de abarrotes a la cual concurría frecuentísimamente el joven Eusebio González. Alguien asegura que no era más que un simple empleado de la casa Valencia y que se pasaba las horas muertas detrás del mostrador esperando pacientemente que alguien fuese a comprar un tlaco de manteca o medio real de azúcar o panocha".

"Otros aseguran que Don Eusebio era ya por aquellos días el jefe de carreros y diligencias que hacían sus viajes a la Capital de la República. Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que Don Eusebio era asiduo visitante de la tienda de Don Patricio Valencia, y que al ver a las dos hermanitas enamoróse, porque acontece lo mismo en tales casos, de la más jovencita, que era Doña Emeteria".

En Salamanca, Gto., también se reconoce la obra benefactora de Don Eusebio González

"Acostumbrábase a la mitad del pasado siglo que los novios se valiesen de las sirvientas para concertar su matrimonio por medio de recaditos que éstas llevaban y traían. No sucedió así en esta ocasión puesto que los novios se veían con suma facilidad. Lo que sí debió acontecer fué que ella confió la resolución del sí matrimonial a los pétalos blancos de las margaritas".

"Deshojando éstas iba preguntando en presencia de su novio si era querida o no: sí..., no..., si..., no... Si alguna vez resultaba que no, ella hacía trampa para que resultase siempre que sí. La idolatraba Eusebio y con tales antecedentes y abrumada por tantos síes no hubo más remedio que festinar la boda".

"— ¿Pero con qué me caso?— preguntó angustiado Don Eusebio a un muy amigo suyo, Don Felipe Galatois que por aquellos días trabajaba como tintorero en la fábrica de Cempoala, en Celaya (más tarde trabajó en el mismo oficio en Soria y aquí murió. Doña Tranquilina su esposa lo tendió con zapatos y eso causó mucha extrañeza)".

"—Yo te facilito el dinero que necesites— contestó Don Felipe. El matrimonio se efectuó en Salamanca, y años más tarde la sociedad Valencia-González compraba el Molino de Soria al que iban anexos muchas haciendas y extensísimos campos labrantíos".

"Era un latifundio inmenso, una posesión feudal adquirida con los dineros de la Barranca de Metlac. Pero ¿desde cuándo existía el Molino de Soria? No hemos podido precisar la fecha exacta de su fundación. Más aún creemos que formóse de la manera más simple".

"En un principio se levantaron unas cuantas casitas con techo de paja o para ser más precisos unos jacalitos de pasto. Más tarde construyóse, con muy buen gusto por cierto, la casa de la Hacienda que es la actual casa grande recientemente restaurada. El periódico “El Siglo XIX” en su número 79 del 3 de abril de 1861 dá cuenta en una de sus columnas de que el Ingeniero Agrimensor, Don Antonio María Leyva, de muy distinguida familia celayense fué asesinado en el Molino de Soria el 23 de marzo de aquel año por las gentes de Ibarburen. Es la vez primera que en la Historia, y con letras de molde, encontramos el nombre de Soria".

Tumba de Ignacio Comonfort

"Otro testimonio valioso es el del epitafio en el panteón de San Fernando, de la ciudad de México dice así: “SACRIFICADO (Comonfort) EN EL MOLINO DE SORIA NOVIEMBRE 13 DE 1863”. Hemos buscado en la ciudad de Guanajuato en diversos Archivos para precisar exactamente la existencia oficial del Molino de Soria; pero nuestras búsquedas no han arrojado luz sobre lo que ya sabíamos con certeza por los libros viejos que poseemos en Soria. El Coronel Don Florencio Soria, jefe político de Celaya, hoy lo llamamos presidente municipal, fué dueño de este caserío y estos terrenos y de ahí probablemente vino el nombre de “Soria”, antes llamábase sencillamente “El Molino” y parece que algunos bautismos celebrados tanto en Chamacuero como en San Juan de la Vega y registrados desde a fines del siglo XVIII (mil setecientos y tantos) son de la actual Soria".

"Documentos ciertos y precisos de la casa Valencia-González no los encontramos sino hasta 1876. Al lado del molino de harina levantó el dinámico Don Eusebio la fábrica de manta “La Providencia”. Ya en Salamanca tenía unos telares de madera en los que elaboraba rebozos y manta de algodón. Soria quedó convertida en centro y pequeña capital de los negocios de la firma Valencia-González".

Fábrica de textiles de Zempoala, en Celaya, Gto.

"Instaláronse más tarde los telares de lana. Don Lucas Alamán compró los primeros telares ingleses que llegaron a México y los instaló en la fábrica Textil Cempoala de Celaya. Más tarde, al movimiento político del célebre historiador mexicano, los compró Don Eusebio y los trajo a Soria y con ello impulsó muchísimo la industria de la lana".



"No hemos de omitir la nobilísima acción que por aquellos días hizo la familia González, según la refiere el historiador celayense Don Luis Velasco y Mendoza: Humanamente cede en elogio sempiterno. Sobrenaturalmente esperamos que Dios le haya premiado: En su afán de perseguir a la Iglesia Católica, Lerdo de Tejada trajo a los protestantes norteamericanos y por gruesas sumas les cedió muchos de los templos católicos del país".



"Llegaron a Celaya los protestantes encabezados por el ministro Samuel Graver y se adjudicaron los mejores templos de la ciudad. Fué entonces cuando los dineros ganados tan honradamente con el concurso de los obreros de Soria, repelieron la injuria hecha a la Iglesia de Dios y a la Patria Mexicana. Don Eusebio González rescató el templo del Carmen de Celaya y su esposa Doña Emeteria, la Tercera Orden. Doña Antonia Valencia Vda. de Canela rescaté el templo de San Agustín".

"El siglo declinaba y con él la vida de Don Eusebio y Doña Emeteria: fallecieron ambos en 1893. Fueron inmensamente ricos y universalmente queridos por todos. Las clases altas los estimaban por sus virtudes y buen trato; los humildes recibían ayuda y donativos cuantiosos de sus manos. Fundaron en Soria, Celaya y Salamanca escuelas y casas de socorro para los necesitados. ¡Daban a manos llenas!"

"Fueron visitados en Soria por el Emperador Maximiliano a su paso para Dolores Hidalgo el día 14 de septiembre de 1864. Caído el Imperio los visitaban los Gobernadores del Estado de Guanajuato y los Arzobispos de Michoacán. Poseyeron todo lo que humanamente podían tener y ambicionar y sin embargo... ¡Nunca fueron felices!. . . ¡Las riquezas no siempre dan la dicha!"

"Eusebio González Martínez hijo adoptivo de Don Eusebio González López, heredero y sucesor de él en la Negociación Fabril de Soria había nacido en Trucios, Provincia de Viscaya, España. Aprovechando la paz porfiriana el nuevo dueño intensificó el trabajo y la producción del Molino y de los telares de lana y algodón".

"Las cosechas abundantísimas de trigo de esta riquísima zona del Bajío se recogían aquí. Las mieses doradas cran un mar inmenso que al impulso de las brisas dibujaban olas de oro allá en los campos. Los segadores cortaban los trigales y los hacinaban en montones colosales los cuales después eran trasladados a Soria en el lento rodar de la vieja carreta".

"Ya aquí en las eras, instaladas en los lugares que actualmente ocupan las casas del pueblo, eran trillados por un atajo de mulas. Rubio el grano y libre de la paja entraba al molino para ser convertido en blanca y finísima harina. A Soria llegaban las gavillas de trigo de todos estos campos y de aquí salían las arrobas de harina para toda la República".

"A Soria llegaban también los carros de algodón procedentes de Saltillo y Torreón y de aquí se distribuía la manta por todos lados, y muchas veces aún el algodón para otras fábricas. Séanos permitido a este propósito y para lo que hemos dicho, transcribir algunas cartas de aquellas épocas".

"Por aquél entonces también se intensificó producción de finos artículos de lana. En este largo período de paz y prosperidad construyóse gran parte de la actual Fábrica que, a no dudarlo, presentaba un aspecto mucho más risueño que ahora".

Entrada principal a la Fábrica Textil de Soria
"Emergía la graciosa arquitectura de un fondo esmeralda, como que la alfalfa extendía su verde tapete desde el templo actual torre hidráulica. No existían, ni las casas de los maestros, ni la botica, ni la barda poniente, ni el portón, sino que quedaban totalmente al descubierto las bellísimas construcciones del Molino, los Telares y la Casa Grande. Empezaron a ser famosos los rosales de Soria. Rosas encarnadas y blancas, botón de oro o malebrán, fragantes, exquisitas".

"Había un canal entre la Fábrica y el resto del pueblo y sobre el canal un puente levadizo. Por las noches se quitaba el puente y se cortaba la comunicación. Era algo así como un Castillo Medieval. La más sincera y franca comprensión existía entre patronos y obreros y, en ese ambiente, se trabajaba bien y se vivía mejor".

"También e] pueblo fue construyéndose en esos días por los maestros albañiles: José Valdés y Ponciano Mondragón. Antes no había más que dos calles, la de Guadalupe y la de Eusebio González, con Reforma y Valencia. Todo lo demás data de esta época. Mas en la vida humana no faltan accidentes desagradables y así tuvieron que lamentarse, entre otras cosas algunos incendios".

"En 1896 se quemó una era de trigo. Fué la admiración de toda la comarca. Una antorcha colosal alimentada por el preciosísimo grano. En la noche del viernes de Dolores de 1904 empezaron a arder los telares de mano. Los tejedores que estaban de turno, sofocaron el incendio con el agua fresca de chía, jamaica y limón que aquella tarde habían hecho en frescas y porosas tinajas coronadas de flores".

"El 10 de febrero de 1921 estalló un voracísimo incendio en los telares de pabellón si algunos se salvaron fue debido a que los obreros se arrojaron denodadamente a las llamas. Pero las gentes de Soria no eran ya aquellas que al contemplar el bellísimo cometa de 1882 creían que había llegado el fin del mundo y para escaparse de la conflagración universal huían al cerrito de la Cruz..."

"Habían ganado mucho en el terreno de la instrucción y al llegar las ideas de la Revolución Mexicana encontraron algún eco en el medio de Soria. Hubo una huelga en 1912. Cerró la Fábrica en 1915 al igual que en la otra huelga de 1923. Más como todas las cosas de los míseros mortales debe tener un fin, el periodo brillante de Don Eusebio González Martínez debía tener el suyo".

"Dícese que el origen de su ruina o la causa última, fue el que imprudentemente, sin previo aviso a la Autoridad Eclesiástica, y por su propio dictamen, convirtió en despacho el edificio que había sido templo desde 1884. Decimos imprudentemente porque Don Eusebio fue un hombre de fe profunda y arraigada".

"Con hechos elocuentísimos demostró en mil veces su catolicidad acendrada y el sumo aprecio y veneración sincera que sentía por las cosas de Dios: sostenía el culto divino; velaba por sus obreros; les socorría en sus necesidades; procuraba la educación de sus hijos. Las causas humanas de su caída fueron muchas y se encadenaron unas a otras, como un cataclismo de desdichas".

"La causa determinante fue un tanto dramática: El convoy que venía de Laredo a México aquel célebre 18 de septiembre de 1922, salió de Escobedo hacia la Capital de la República a la hora de costumbre, a las 22 horas. Noche negra como boca de lobo. En la oscuridad el tren avanzaba con valentía como gigante que lucha denodadamente en contra de su destino, y se despedía de la estación con un silbato largo, prolongado, romántico. ¡Las agudas notas de la locomotora tienen tanto sentimiento y tanta poesía!..."

"Más el ferrocarril como eterno peregrino que nunca sabe nada, que de todo se desentiende y que no siente ningún problema, ignoraba que durante todo aquel día había llovido aterradoramente. A hora temprana negros nubarrones habían entoldado el firmamento y el horizonte entero, desde Celaya, hasta San Miguel Allende, era una amenaza".

"No tardó en desatarse la tempestad furiosa y por muchas horas la lluvia estuvo cayendo en catarata torrencial. Había en las posesiones inmensas del Sr. González, un sistema de presas cuyas aguas eran empleadas para regar los trigales cuando Soria era el emporio de las cosechas. En la parte más alta del cerro estaba el vaso de Capulines: en un nivel inferior al de Galvanes y más abajo todavía el de Agapito".

"Y aconteció que el agua de la primera presa rompiendo los diques, cayó sobre la segunda y que ambas cayeron sobre la tercera. Una verdadera catarata de Niágara descendía de los montes en tropel ensordecedor, destrozando nopales, arrancando de raíz los huizaches, tronchando garambullos y barriendo cercas de piedra, hasta que cayó por fin con furia satánica sobre la vía del ferrocarril en los precisos momentos en que este pasaba jadeante en su carrera… todo quedo cubierto por las mas espesas sombras".

"Gotas de lluvia menudita caían indolentemente sobre los arrollados despojos y los siniestros escombros, y, como quien huye de un crimen, el bramido del trueno resonaba allá a lo lejos. Cuando la luz jubilosa de la mañana pintaba de rosa las siluetas de los montes, los cactus enhiestos contemplaban con filosófico estoicismo el drama de la noche anterior".

"El criterio de los ferrocarriles fue muy otro: exigió crecidísimas indemnizaciones por las vidas humanas y por el material desaparecido. Amargado por estas y otras muchas desgracias, bajaba D. Eusebio al sepulcro el 24 de diciembre de 1924".

Bertrand et LIX - Le Monde Illustré: journal hebdomadaire, nº 352, 09/01/1864. La muerte de Ignacio Comonfort.

La muerte de Ignacio Comonfort en Soria

Nació en Amozoc, Puebla, el 12 de marzo de 1812. Fue presidente interino de México del 11 de diciembre de 1855 al 30 de noviembre de 1857, y constitucional del 1 al 17 de diciembre de 1857. Murió en Molino de Soria, Guanajuato, el 13 de noviembre de 1863.

En el Templo de Soria descansan los restos de quien construyera este lugar de culto. Es de destacar la presencia de
milagros de plata localizados en este sitio, como respuesta posiblemente a favores logrados por intercesión suya a Dios.

La Iglesia de Soria

La actual iglesia de Soria fue construida por el padre Moisés Huerta con la cooperación de los fieles del pueblo en honor de la Santísima Virgen de Guadalupe, coronada en 1955 como reina del trabajo por el excelentísimo señor obispo del León Dr. Manuel Martín del Campo.

El padre Huerta murió el 24 de junio de 1945 y el 3 de Septiembre de 1953 sus restos momificados fueron trasladados a la iglesia que el construyó. Hoy en día, en que la mayoría de la gente ha sido desalojada del pueblo, y que solo quedan aproximadamente cincuenta familias, esta iglesia dejó de serlo para convertirse en “capellanía”.


Las casas de Soria

Construidas por los dueños de la fábrica para que ahí vivieran sus trabajadores a quienes solo les cobraban una cantidad para el mantenimiento de las mismas, cabe decir que todas las casas del pueblo están pintadas con los mismos colores: blanco y vino.

La Fábrica de Soria

Cuyas siglas puestas en la puerta de entrada significan: Negociación Fabril de Soria, que durante años ha sido la propietaria del pueblo. En el museo casa del Dr. José María Luis Mora ubicada en Comonfort existen antecedentes fotográficos de su fundación.

SORIA es una empresa en donde la tradición se junta con la modernidad. Fundada en el Bajío Mexicano en el año 1918, ha pasado por diferentes etapas de desarrollo.

Datos tomados de:
-Taller de Actualización de Informática Jurídica. Lic. Juan Ulloa Cruz
-Padre José Zavala Paz, Soria, Guanajuato. Otoño de 1954
-Javier Rueda Hernández. www.mimorelia.com

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